por
15 de Septiembre de 1492, diario de a bordo de Cristóbal Colón: “Navegó aquel día con su noche 27 leguas su camino al Oeste y algunas más. Y en esta noche al principio, vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos 4 ó 5 leguas”.
Bienvenidos de nuevo a mi sección de “Misterios Aéreos”, amigos. Hoy, fecha tan señalada para el pueblo español e hispano, pues celebramos el Día de la Hispanidad en este 12 de Octubre de 2019, podríamos hablar de muchos misterios aéreos más que nos mantienen siempre tan asombrados y expectantes pero, sin lugar a dudas, el protagonista de hoy tiene que ser nuestro Almirante más conocido, nuestro marino más famoso, nuestro descubridor por excelencia, Don Cristóbal Colón. No voy a entrar el debate de quién llegó primero a las Américas desconocidas para los europeos pues eso es otro debate, así que me gustaría ceñirme a los que nuestro Almirante dejó redactado de su puño y letra en su diario de abordo durante su viaje hacia el continente (para nosotros) desconocido hasta aquel momento.
El Almirante Cristóbal Colón fue, quizá, uno de los primeros testigos de la historia que pudo contemplar con sus propios ojos desde su carabela los primeros avistamientos de Objetos Voladores No Identificados (OVNIS) y Objetos Submarinos No Identificados (más conocidos como OSNIS). No dudó en plasmar por escrito los acontecimientos y fenómenos, inexplicables para él, que sus ojos estaban divisando. El 15 de Septiembre del año 1492 y, de camino navegando rumbo a quién sabe dónde (finalmente sería América), el Almirante escribió en su diario de abordo lo siguiente: “…Navegó aquel día con su noche 27 leguas su camino al Oeste y algunas más. Y en esta noche al principio, vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos 4 ó 5 leguas”. Lo cierto es que esos ramos de fuego que Colón vio aquella noche pueden significar el primer testimonio de la historia de la presencia de OSNIS.
El 11 de Octubre de 1492, antes de que el Almirante Colón y su tripulación divisaran tierra firme, vivieron otro momento de incertidumbre y asombro cuando vivieron otro fenómeno similar al ocurrido el mes anterior. Así lo relato el Almirante también en su diario de abordo: “… Después del Sol puesto, navegó a su primer camino al Oeste. Andarían 12 millas cada hora, y hasta 2 horas después de medianoche andarían 90 millas, que son 22 leguas y media. Puesto que el Almirante, a las 22:00h de la noche, estando en el castillo de popa vio lumbre aunque, como fue cosa tan cerrada, no quiso afirmar que fuese tierra, pero llamó a Pedro Gutiérrez, repostero de estrados del Rey, diciéndole que parecía lumbre, que mirase él, y así lo hizo y la vio. Diciéndole también a Rodrigo Sánchez de Segovia, que no vio nada porque no estaba en un lugar donde pudiese ver. Después de que el Almirante lo dijo, se vio una 1 ó 2 veces, y era como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser indicio de tierra, pero el Almirante tuvo por cierto estar junto a la tierra…”
Según lo que podemos leer en el famoso diario del Almirante Cristóbal Colón, existe un periodo importante, que cabe señalar, comprendido entre las 22:00h de la noche del 11 de Octubre de 1492, momento en el que contemplaron dicha luz en el horizonte, y las 02:00h de la madrugada del famoso 12 de Octubre de 1492, momento exacto en el que Juan Rodriguez Bermejo (más conocido como Rodrigo de Triana) divisó tierra por primera vez a la voz de “- Tierra!!, Tierra!! Las carabelas comandadas por el Almirante Colón navegaron a una velocidad estimada de unas 12 millas por hora (que serían en la época unas 48 millas italianas conseguidas en 4 horas). Cuando se avistó tierra, se estimó que se hallaba a unas 2 millas de la Pinta, tras la cual la carabela Santa María la seguía de cerca a unas 2 millas de distancia. Es decir, en el momento en el que contemplaron aquellas luces en el horizonte, la Santa María se hallaba a 14,5 leguas de la isla (80 km) de distancia.
Según cálculos de los expertos de la Armada Española considerando su latitud, la luz debiera haber estado a una altura de 425 metros elevada sobre el nivel del mar para poder ser divisada a esa distancia. El punto más alto de la Isla de Guanahaní (bautizada por el Almirante como San Salvador) es de 43 metros, lugar donde se podría haber encendido un fuego. Fue el primer lugar que pisó Cristóbal Colón y su tripulación en el nuevo mundo. Resulta, por la tanto, imposible que fuera un fuego divisado en tierra, hecho por algún lugareño. Esos 80 Km de distancia estaban siendo cubiertos por la navegación de las 3 carabelas a lo largo del paralelo que pasa por la Isla de Guanahaní, la isla tiene 15 Km cuadrados y justo por encima de ella pasa el paralelo 24º N. Los cálculos de los expertos de nuestra Armada no engañan. Rodrigo de Triana divisó una de las islas del archipiélago de las Lacayas (hoy en día Bahamas) en pleno Caribe. Colón la bautizó como San Salvador en honor a Jesucristo y lo que significaba encontrar tierra firme, toda una salvación para el Almirante y sus hombres.
Por lo tanto, Rodrigo de Triana fue el primer hombre a bordo en contemplar tierra a las 02:00 de la madrugada del 12 de Octubre de 1492. Cristóbal Colón, durante la noche del 11 de Octubre, vio cualquier cosa excepto tierra. ¿Qué fenómeno vieron entonces los marinos descubridores desde la carabela Santa María? Todo un enigma. Cristóbal Colón escribió en su diario de abordo que vio, pues, luces emerger del mar y que elevaban por el aire. Así quedó registrado en su diario de bitácora para siempre. Se descarta que, viendo el Almirante que aquello salía del mar, fuese una estrella fugaz o algún tipo de cometa o asteroide caído al planeta Tierra, además de que no debemos de olvidar que esto sucedió en lo que hoy conocemos todos como el famoso Triángulo de las Bermudas.
Muchos expertos también mantienen la idea de que lo que el Almirante Cristóbal Colón registró en su cuaderno de abordo, no solo consta en su diario personal de navegación sino que también está registrado y guardado cautelosamente en los archivos de la Santa Inquisición Española. Esta teoría se basa en que Pedro Gutiérrez, marino que acompañaba al Almirante Colón a bordo, lo denunció al Tribunal de la Santa Inquisición por decir que las luces del cielo avistadas en aquel horizonte le recordaban a la “menora judía” (la conocida pieza de oro utilizada en los Tabernáculos por los judíos). Cuando volvieron a España desde el Nuevo Mundo, Pedro Gutiérrez se presentó ante el temible Tribunal de la Inquisición, el cual todos sabemos que era una institución católica creada por el mismísimo Vaticano para perseguir y terminar con los infieles, que en aquella época eran considerados como tales los judíos, los musulmanes y los cristianos no católicos. El Tribunal de la Santa Inquisición llamó al Almirante Colón a declaración para pedirle explicaciones. Surgió así también la incógnita de que si Cristóbal Colón era entonces judío pero el Almirante les contestó «- No soy judío». En el testimonio ante el Santo Tribunal Inquisidor, existe una declaración muy extensa de todo lo que Cristóbal Colón vio salir y emerger del mar elevándose en el aire. Este documento, hoy en día, sabemos que se guarda en los archivos secretos de las Ciudad del Vaticano.
Cristóbal Colón dejó en su diario todo por escrito, incluso avistamientos de supuesta sirenas en el mar en las costas de Florida. Las situó próximas a Río de Oro y afirmó que no eran tan bonitas como las leyendas contaban, e incluso, algunas tenían un rostro más masculino que femenino. Colón afirmaba que estas sirenas también las pudo contemplar antes cerca de las costas de Guinea. Quien sabe cuántas cosas pudo contemplar el Almirante y todos los hombres que formaban su tripulación a bordo de las tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María.
Os deseo un muy feliz Día de la Hispanidad, junto con mi mayor deseo de que la Paz entre los pueblos dure para siempre, que olvidemos épocas pasadas de imperios y sometimientos para centrarnos en nuestro presente y trabajar por un futuro mejor en conjunto para nuestros hijos. Viva España, vivan los pueblos hispanos, vivan las Américas y sus gentes. Hasta el próximo misterio, amigos. Os espero a bordo la semana que viene de nuevo…