Criminal recorte a casi todo, menos a las obras del faraón
Por Froilán Meza Rivera
“Faraónico”. Perteneciente o relativo a los faraones. Grandioso, fastuoso. Se aplica el término también a las obras suntuosas y de gran envergadura, pero frecuentemente, en los medios políticos, se usa esta designación en sentido negativo y hasta peyorativo, para calificar obras que, por su tamaño y por el presupuesto que se gasta en ellas, resultan innecesarias, si se les compara con otro tipo de necesidades más urgentes e indispensables de cubrir por parte de los gobiernos. Recientemente, en México, la crítica a las políticas del actual gobierno federal se centran con cierta frecuencia también, en tildar de “faraónicas” a las obras que son prioritarias para el presidente de la república, y en cambio, se argumenta que en estos fatídicos momentos, el país no está como para invertir esos cientos de miles de millones de pesos en tales y tan onerosas realizaciones (“caprichos” de un megalómano, dicen que son), sino que se debería mejor apoyar con alimentos y programas sociales para que la población más vulnerable no se muera de hambre durante la crisis provocada por la pandemia, y hasta invertir en apoyos también, para que no desaparezcan las pequeñas empresas que están quebrando.
El país se desmorona en medio de la peor crisis de su historia moderna, con una caída del Producto Interno Bruto estimada para este 2020, de hasta menos 9 por ciento (un decrecimiento brutal); con una pérdida de 12.5 millones de empleos, solo en abril, según la cifra más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (el INEGI). Miles de mexicanos, que perdieron sus empleos, han recurrido a sacar dinero de sus fondos de ahorro para el retiro. De enero a mayo, la cifra de retiros por concepto de desempleo asciende a 6,685 millones de pesos, que es la cifra más alta desde 2005, en un país donde más de 10 millones de personas trabajan en la informalidad, y no pueden ni retirar de su fondo para la vejez (porque no cuentan con uno), ni pueden alegar despido ilegal, pues no tienen contrato con nadie.
Retomando el hilo del tema: ¿de qué obras faraónicas estamos hablando?
Del aeropuerto de Santa Lucía y el cerro que se interpuso en la ruta de los aviones; de la refinería de Dos Bocas (calificada por muchos expertos como inviable), del Tren Maya y del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. El de Santa Lucía, como se sabe, fue la alternativa que propuso Andrés Manuel López Obrador al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (el NAICM), al que el nuevo mandatario desechó y borró a golpe y madrazo usando como pretendida justificación una amañada y simplista “consulta pública” que, en los hechos, no se realizó con el formato que contemplan las leyes para este tipo de ejercicios. Santa Lucía, que es de hecho una extensión del aeródromo militar del mismo nombre, está planteado para que funja como complemento del existente y congestionado Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, y teóricamente va a consumir un presupuesto para su construcción, hasta su anunciada inauguración en marzo de 2022 (Obrador dixit), la cantidad de 72 mil millones de pesos, cifra a la que se agregan los 100 mil millones que ya costó la cancelación del malogrado NAICM; en total, 172 mil millones de pesos.
Tanto para el Tren Maya como para el Corredor Interoceánico del Istmo, su viabilidad, su sustentabilidad, están siendo fuertemente cuestionadas, porque –argumentan en una carta que le hicieron llegar al mandatario más de 100 organizaciones no gubernamentales (ONG) y también firmada por artistas, ambientalistas y personalidades de la sociedad civil- refirieron que las
consultas no han cumplido con los estándares del derecho a la consulta estipulados en el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y que mandatan que debe ser previa, informada, de buena fe y en el idioma de cada comunidad, antes de iniciar todo el proceso de licitación. Acusaron al primer mandatario de la nación de aprovechar el confinamiento social provocado por la pandemia, para imponer su voluntad de manera autoritaria y para favorecer los intereses de los grandes inversionistas, sobre todo de los extranjeros.
Ahora bien, ¿y cómo piensa López Obrador completar tantos miles de millones de pesos que son necesarios para sus obras de faraón mexica? ¡Pues con recortes a todo lo que se deje, a todo lo que se mueva, para desviar recursos hacia sus prioridades, a saber: las obras monumentales con su sello personal, y un “ahorrito” para promoción política electoral y compra masiva de votos el 2021! Ya se escabechó al CONACYT, al INAH, a Salud, al CIDE, a la CONAMP, a PRODECON, a Medio Ambiente, a los municipios y a los estados. ¿Recuerda el lector que apenas a fines de abril, la fracción de Morena en la Cámara de Diputados propuso una reforma de ley para permitir que el presidente Andrés Manuel López Obrador adquiriera facultades para modificar y disponer a su antojo de los rubros del Presupuesto de Egresos de la Federación, y sin necesidad alguna de consultar ni pedir permiso al Poder Legislativo? Pues ya se está haciendo, de facto, y sin ninguna consulta pública al “pueblo bueno y sabio”. Apenas hace cinco días se dio a conocer que el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador entregó 18 mil 456 millones de pesos menos de recursos federalizados a los estados durante los primeros cinco meses de 2020, según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Pero el atentado no se detiene ahí, porque a este respecto, Morena y la Cuarta Transformación, están ensayando en Puebla con políticas llevadas ya a la práctica, lo que desean aplicar en seguida a todo México, porque el gobernador morenista de ese sufrido estado, aplicó la tijera más cruel de que se tenga memoria. Un abuso flagrante, tal y como si se tratara de un artero ataque de Goliat contra David, el gigante contra el pequeño indefenso. Dice la nota del Sol de Puebla, este lunes 6 de julio: “Se quedan sin nomina, recorta AMLO más de 50 por ciento de presupuesto a Ayuntamientos”. Y la publicación da detalles: Con un recorte del 60 por ciento al presupuesto asignado al municipio de Tepexi, la alcaldesa Alondra Méndez Betancourt declaró que no puede despedir al personal, menos en estos tiempos de la pandemia, cuando se necesita brindar más apoyo y debe haber unidad. «La decisión de cómo enfrentar esta crisis económica, se tomará entre todo el personal» declaró. Sin embargo, adelantó que se verán afectadas varias áreas, entre ellas la del DIF municipal, que brinda apoyo a los enfermos, con traslados, y que con la pandemia se necesita más este servicio. En tanto el edil de Ixcaquixtla, Salvador Castañeda Luna, dijo que no solo se trata de recortar personal o reducir nómina, el problema es que si las reducciones continúan el Ayuntamiento no podrá responder a las necesidades de la población. «Estamos obligados a brindar los servicios públicos: como pago de alumbrado público, seguridad y otros apoyos, pero si no hay recursos se deja de atender a la ciudadanía», refirió.
Mientras que el pueblo esperaría de un presidente de la república un apoyo más decidido para enfrentar la pandemia y sus nefastas consecuencias, “El Peje” se dedica a atacar a sus “adversarios”, se empeña en concentrar todo el poder que le es posible y busca ahorrar todo lo que pueda para asegurar que su corriente política se eternice en todas las instancias del poder en el país.
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