Irma Serrano hizo lo que quiso. Nunca tuvo pelos en la lengua, ni se dejó «mangonear».
A muchos hombres enfrentó, entre ellos, a Joaquín López Dóriga a quien en una ocasión llamó «priista» en plena transmisión en vivo lo que generó la molestia del periodista, al grado de terminar la entrevista sumamente molesto y además a Carlos Salinas de Gortari lo llamó «hijo de la ching…» en un mitin ocurrido en 1994.
Conocida como «La Tigresa», Serrano falleció el día de ayer a los 89 años víctima de un infarto fulminante en un hospital.
La Asociación Nacional de Intérpretes (ANDI) de México dio a conocer el deceso de Serrano. Ella era socia de la organización. No se informó la hora, ni las circunstancias de la muerte.
«ANDIMexico comunica el sensible fallecimiento de la socia intérprete Irma Serrano. Conocida como «La Tigresa», fue una cantante, actriz y política mexicana de amplia trayectoria. A sus familiares y amigos les mandamos nuestras más sentidas condolencias», se lee.
Enseguida, el IMCINE dedicó un emotivo mensaje a la actriz.
«Irma Serrano, ‘La Tigresa’, creó un estilo aguerrido en el cine mexicano. Dejó huella en películas como La Tigresa, La Martina o Noches de cabaret. Aún hipnotiza su mirada fija y su lunar en la frente. Te seguimos viendo en las pantallas. Gracias, Irma, por tu cine».
Irma nació en Chiapas en el año de 1933 y desde los 14 años supo que quería ser cantante, así que se mudó de Chiapas a la Ciudad de México para vivir con su prima, la literata Rosario Castellanos, quien con sus múltiples contactos en el mundo artístico la impulsó.
A los 17 años Irma ya había sido pintada dos veces por el muralista Diego Rivera y había tenido una relación con el exgobernador de Veracruz: Fernando Casas Alemán.
Cuando tenía 30 años ya era considerada una musa de la radio y recibió varios premios dedicados a su arte en el folclor mexicano.
Por la década de 1960 fue una de las intérpretes más populares de la música ranchera: habilidad a la que le hace honor su apodo «La Tigresa de la Canción», que luego cambió a «La Tigresa»,
Mucha de sus fama se fue construyendo con sus apariciones en cine, al final de su vida sumó más de 30 producciones en cine y televisión siendo la telenovela La madrastra la última aparición, en 2005 con el papel de la «Duquesa de Walterrama».
A Irma lo que la caracterizó fue el carácter, era hija de un periodista y una poderosa hacendada, tenía el talento, pero sobre todo las agallas para destacar como mujer en una época donde el medio se permeaba de hombres.
Desafió a la sociedad no contrayendo matrimonio con ningún hombre a pesar de haber teñido varias parejas, incluyendo el presidente Gustavo Díaz Ordaz, de quien fue amante durante su mandato.
«En una de tantas reuniones con políticos, aquel personaje era un don nadie pero llegó a ser el gusano mayor para regir los destinos del país durante seis años», contó Irma en su libro biográfico A calzón amarrado.