Por el Dr. Ismael Zamora Tovar, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
La educación superior se dirige a una encrucijada. Esta precisión se justifica, por la disminución de la confianza pública en las instituciones de educación superior para responder rápidamente y al mismo tiempo jugar a largo plazo, esto es planificar ahora los cambios demográficos inminentes, el rápido cambio tecnológico, un mercado laboral incierto y el deterioro de la convivencia social pacífica.
En el ámbito económico, según los datos del Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2023, se observa una trayectoria de bajo dinamismo del crecimiento global, el comercio mundial de bienes está estancado y presenta elevados costos financieros de los mercados globales. En la región y en México continua el bajo crecimiento económico, la menor generación de empleo y la persistencia de la informalidad, así como la baja inversión y productividad laboral, un limitado espacio de política fiscal y monetaria que obstaculiza el crecimiento socioeconómico del país.
En un mundo con una tecnología que cambia rápidamente, el miedo a la eliminación de puestos de trabajo aumenta y las personas buscan una manera de destacarse frente a la tecnología. Entonces, ¿cuál es la mejor manera de preparar a los alumnos con el conjunto de habilidades adecuadas que busca la industria y qué trabajos exigen habilidades duraderas? ¿cómo propiciar en los estudiantes un desarrollo integro y un comportamiento ético en un contexto dinámico, globalizado y de pluralidad cultural?
En estas circunstancias es necesario reflexionar sobre el tamaño y la forma del cuerpo estudiantil necesario para potenciar un mañana próspero y de bienestar generalizado, a partir de la consideración de las características socioculturales de las nuevas generaciones de jóvenes universitarios. El quid es cómo las universidades tendrán que innovar para hacer frente a estos desafíos, qué estrategias de gestión educativa emprenderán a nivel de políticas de admisión, compromiso académico, currículo, y en general en los procesos de enseñanza aprendizaje. Además de integrar las formas en que la inteligencia artificial afectará la enseñanza, el aprendizaje, la investigación y la administración académica.
Ante un entorno desafiante y en constante cambio, la universidad, para cumplir su misión, deberá ponderar cambios en relación con:
La oferta educativa, lo que implica definir y flexibilizar los procesos para revisar y actualizar constantemente los planes de estudios y asegurar el desarrollo de las facultades fundamentales del educando, así como incluir las habilidades relevantes demandadas por la industria como son el pensamiento crítico, la resolución de problemas, creatividad, competencias digitales y habilidades interpersonales propias de su ejercicio profesional y del campo disciplinario en que se desempeñan.
Centrarse en el desarrollo de habilidades duraderas que sean relevantes independientemente de los cambios tecnológicos, esto implica focalizar los procesos de enseñanza en generar ecosistemas educativos que posibiliten el desarrollo y perfeccionamiento de las facultades del educando con base en su vocación profesional y promover la capacidad de aprender de forma continua, adaptarse al cambio, comunicarse efectivamente y trabajar en equipo.
Fomentar la participación de los estudiantes en su proceso de aprendizaje, mediante actividades prácticas, proyectos de investigación, prácticas profesionales y experiencias de aprendizaje en el mundo real resulta indispensable para lograr el compromiso académico del estudiante a partir de aprendizajes significativos. Desde luego, esto sólo es posible a partir de una actividad docente comprometida con la misión de la universidad.
Promover un ambiente de aprendizaje donde los estudiantes fortalezcan los valores trascendentes, puedan experimentar, explorar ideas nuevas y desarrollar soluciones originales a los problemas propios de su ejercicio profesional y disciplinas de estudio a partir de la profundización en el conocimiento, experiencias de aprendizaje retadoras que le permitan la trasferencia del conocimiento y en consecuencia el desarrollo de competencias profesionales que posibiliten la creatividad, la innovación y productividad tan necesaria en los sectores económicos.
Incorporar herramientas y recursos tecnológicos en el proceso de enseñanza-aprendizaje para mejorar la experiencia educativa, facilitar el acceso al conocimiento, y preparar a los estudiantes para un mundo en que lo digital es omnipresente.
Implementar políticas de admisión que aseguren el logro de los perfiles profesionales y ambientes de aprendizaje propicios para la formación académica profesional en donde se reconozcan las características socioculturales y las necesidades individuales de los estudiantes, esto es compromiso de las instituciones de educación superior,
Fomentar la colaboración entre diferentes disciplinas académicas y áreas de conocimiento para abordar problemas complejos desde múltiples perspectivas y generar soluciones integrales.
Brindar apoyo y recursos para el desarrollo y fortaleza del carácter del educando, la formación de su personalidad, la realización vocacional y en general la adquisición de hábitos para el crecimiento biopsicosocial y desde luego, disciplina en el estudio y una ética profesional solidad que le permita enfrentar un entorno social y laboral cambiante.
Preparar a los estudiantes para ser líderes responsables y ciudadanos comprometidos con su perfeccionamiento personal, el bienestar de la sociedad y el medio ambiente sostenible. Fomentando la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías, metodologías educativas y modelos de negocio que contribuyan a la innovación y al progreso socioeconómico.
Al adoptar estas medidas, la academia puede contribuir significativamente a cumplir la misión de la universidad de preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual y futuro, promoviendo su desarrollo integral y su éxito en la vida personal y profesional.