Por: EFE
Washington.- Construir un muro en la frontera de Estados Unidos con México como el que pide el presiente de EE.UU., Donald Trump, llevaría más de 10 años y requeriría unos 10.000 obreros, según una investigación publicada hoy por el diario The Washington Post.
El periódico de la capital estadounidense preguntó a varios ingenieros y constructores acerca de cómo planificarían el proyecto de construcción de unmuro en la frontera que siga el diseño de 1.600 kilómetros que exige Trump.
Los resultados determinaron que completar el muro requeriría 10 años y emplearía a unos 10.000 trabajadores.
Además, según los ingenieros, con los 5.700 millones de dólares que reclama Trump y por los que mantiene una disputa con el liderazgo demócrata en el Congreso, que ha causado el actual cierre de parcial de la administración, se levantarían solo 370 kilómetros de barrera.
El costo total del proyecto sería de al menos 25.000 millones de dólares, según las estimaciones de Ed Zarenski, un profesor de cálculos constructivos del Instituto Politécnico de Worcester en Massachusetts.
«No diría que es imposible, pero hay que tener en cuenta ciertas consideraciones de ingeniería», dijo Zarenski, quien ha trabajado durante 30 años calculando proyectos para la constructora Gilbane, una de las más importantes del país.
Entre los aspectos a tener en cuenta, el especialista relató que el paisaje de la frontera es singularmente remoto y difícil.
Por otra parte, antes de comenzar las obras, habría que realizar «estudios del suelo y ambientales», crear una carretera para permitir el paso de excavadoras y camiones así como comprar algunos terrenos.
El último proyecto presentado por el mandatario utiliza el acero como su principal material, algo que aportaría más costo al presupuesto por las escasez de la materia prima y su elevado precio, aseguró el especialista.
Anteriormente, la industria del hormigón vio una oportunidad de negocio en el muro fronterizo, ya que en sus inicios iba a ser de este material como prometió Trump, recordó Gary Wineck, director de construcciones en la Universidad de Texas, que consideró el cambio de opinión porque el hormigón daría muchos problemas de estabilidad.
«La logística no va a matar el proyecto, pero lo hará un desafío», dijo Wineck.