EFE
Bad Bunny mantuvo a Puerto Rico despierto en la noche del jueves al viernes con un concierto en San Juan retransmitido por televisión y en pantallas en plazas de toda la isla, que se convirtió en una gran fiesta.
Horas antes del primero de sus tres conciertos en el Coliseo de Puerto Rico, el cantante ya avisó en un mensaje en Twitter que iba a ser «un party (fiesta) cabrón de esquina a esquina». Y no defraudó.
«Benito, Benito», nombre de pila del artista, coreó el público hasta que el «Conejo Malo» apareció en el escenario de la principal sala de espectáculos de la isla, donde logró un récord de asistencia con 18.749 espectadores.
Vestido con colores claros y gafas turquesas, Bad Bunny arrancó con su éxito «Moscow Mule», de su último álbum «Un Verano Sin Ti», que daba nombre además al concierto.
Para el siguiente tema, «Me porto bonito», contó con la colaboración del boricua Chencho, el primero de los muchos artistas invitados al esperado evento.
«Espero que la pasen bien y un abrazo a la gente que nos está viendo en toda la isla. Bad Bunny en Puerto Rico entero, gracias por estar otra vez conmigo», dijo el cantante.
Ante un público entregado que cantaba y bailaba todas sus canciones, el artista continuó con «Yo no soy celoso», subiendo a escena a Tony Torres a la guitarra.
Con «Titi me preguntó», también de su último álbum, salió al escenario el cuerpo de baile, animando el ambiente en lo que parecía ya una fiesta entre amigos, y a los que Bad Bunny pidió que lo pasaran «cabrón, bailando y perreando».
«Puerto Rico es especial, yo siempre lo digo con orgullo (…) Donde más cabrón se escucha mi música es en Puerto Rico», aseguró sobre su isla natal, que para él tiene «magia».
Sin parar de bailar y saltar, el cantante prosiguió con colaboraciones de Tony Dize en temas como «La corriente», de Jowell & Randy en «Safarana», y de Jhay Cortez en «Tarot» y «Como se siente», entre otros.
El artista, el «más escuchado por segundo año consecutivo y de todos los tiempos en un solo día» en la plataforma Spotify, optó por una tarima sencilla con el icónico corazón de su último álbum y por estar rodeado completamente por el público.
El toque de color lo pusieron las luces, el humo, pequeños fuegos artificiales e imágenes en las pantallas del techo en sintonía con las canciones, siendo las primeras unas palmeras con un cielo veraniego puertorriqueño de fondo.
Estos conciertos, previos al arranque de su gira «World’s Hottest Tour» el 5 de agosto en Estados Unidos, levantaron tanta expectación en la isla que, dos días antes de que comenzara la venta de entradas, miles de personas se congregaron para hacer fila.
Algunos de los que no lograron hacerse con el codiciado boleto acudieron a la reventa, que no ha estado exenta de polémica debido a las numerosas denuncias de fraude, la última de ellas reportada hoy mismo.
Ante el entusiasmo del público, el concierto se retransmitió por el canal Telemundo, además de en pantallas colocadas en trece lugares de San Juan, Aguadilla (oeste), Barranquitas (centro), Ponce (sur), Arecibo (norte) y Mayagüez (oeste).
Uno de esos lugares fue la Placita de Santurce en San Juan, famosa por su ocio nocturno, donde se activó un plan de seguridad que incluyó un refuerzo de alrededor de 50 agentes en el área, que estuvo abarrotada.