Con sequía en el 83% del país, la 4T da la espalda a los campesinos
**En plena crisis social y económica por la pandemia, y con el recrudecimiento de la sequía, el gobierno de la “cuarta transformación” abandonó a los productores agropecuarios con la cancelación de 17 programas de apoyo al campo y, entre otros, el importantísimo Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
Por Froilán Meza, Adriana Caldera y José Emilio Soto
El 83 por ciento del territorio nacional tiene algún grado de sequía y el hambre se abate sobre el campo, mientras que casi el 40 por ciento de las presas tiene almacenamientos menores al 50 por ciento, nivel considerado por debajo del promedio histórico. Gran parte de estos vasos de almacenamiento se encuentran en el centro y el norte del país, según el reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
El Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) advirtió que varios líderes de diversas organizaciones de productores agrícolas coinciden en que la falta de lluvia y el bajo nivel de agua en las 16 presas de uso agrícola que hay en México provocarán una disminución en la producción de maíz en 2021. El organismo calculó que el país no superará los 24 millones de toneladas de maíz estimados para el año en curso y se espera que en 2022 la producción caiga hasta un 20%.
Durante la primera quincena de marzo, 83 por ciento del territorio nacional se encontraba con algún grado de sequía, principalmente en Chihuahua, Sonora y Tamaulipas, debido a que en lo que va del año se ha registrado 24 por ciento menos lluvia que lo habitual para este periodo, de acuerdo con el monitor de sequía de la Comisión Nacional de Agua y el Sistema Meteorológico Nacional.
Al mismo tiempo, en plena crisis social y económica por la pandemia, y con el recrudecimiento de la sequía, el gobierno de la “cuarta transformación” abandonó a los productores agropecuarios con la cancelación de 17 programas de apoyo al campo y, entre otros, el importantísimo Fondo de Desastres Naturales (Fonden) que proporcionaba recursos de indemnización ante catástrofes como heladas, inundaciones y sequías.
Los productores de maíz de Sinaloa denunciaron el incumplimiento de la promesa de Andrés Manuel López Obrador, de que se iba a respetar un precio de garantía de 4 mil 500 pesos por hectárea, cuando en la práctica se les está pagando a 3 mil pesos. Emilio González Gastélum, presidente de la Coordinadora Única de Productores Agrícolas de Sinaloa, detalló que, en el caso del frijol, el gobierno federal no ha dado respuesta a sus solicitudes entre las que piden que Segalmex les ayude a comercializar 30 mil toneladas y que se garantice un pago justo, ante la crisis de producción.
Los efectos de la sequía que se extiende por territorio nacional ya se resienten en las grandes zonas metropolitanas con la reducción del suministro de agua potable a la población.
En el valle de México a partir de mayo habrá una mayor reducción en la dotación del líquido del Sistema Cutzamala para 7.5 millones de personas; mientras en Guadalajara, desde que comenzó el mes de marzo, hay cortes del servicio que afectan a cientos de miles de ciudadanos. Y en Puebla, todas las colonias carecen de un abasto de al menos 100 litros al día por persona, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Actualmente, de los 2 mil 463 municipios del país, hay mil 104 con sequía de moderada a excepcional, 590 tienen condiciones “anormalmente secas” y 769 se encuentran en condiciones normales.
Las entidades donde el 100 por ciento de sus municipios enfrentan el problema son: Aguascalientes, Baja California Sur, Colima, Chihuahua, Durango, Michoacán, Querétaro y Sinaloa, de acuerdo con el Monitor de Sequía del Servicio Meteorológico Nacional.
CHIHUAHUA: HAMBRE Y ESCASEZ
En la zona de la Sierra Tarahumara, las comunidades indígenas rarámuris y ódamis sufren, desde el año pasado, la pérdida de buena parte de las cosechas que sus poblaciones usan para el autoconsumo. La Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno de Chihuahua alertó que se han perdido entre 50 y 80% de esas cosechas. En las comunidades están buscando opciones, según el testimonio recogido a Irma Chávez, mujer rarámuri y promotora cultural en el programa Chihuahua Crece Contigo, quien contó que, para evitar pasar hambre, están volviendo a comer ardillas y lagartijas, o pulpa de nopal. Irma aseguró que, en su comunidad, Choréachi, ubicada en el municipio de Guadalupe y Calvo, hay casos de niños desnutridos, “y este año no se dio el maíz ni para hacer pinole, va a ser muy grave”.
Chihuahua enfrentará un año muy complicado para las actividades del sector primario, anticipó el secretario de Desarrollo Rural, René Almeida Grajeda, en relación a una petición oficial ante el Gobierno Federal para que se amplíe la declaratoria de Desastre Natural por sequía severa que recientemente concedió el Gobierno Federal. Es que en la declaratoria únicamente se contempla a 48 municipios de la entidad y deja fuera a 19 que también se encuentran en esa condición.
Los 48 municipios incluidos en la declaratoria publicada en el Diario Oficial de la Federación, representan el 60 por ciento del territorio estatal, con 10.6 millones de hectáreas con actividad agropecuaria y con 87 mil 355 unidades de producción rural activas. Esos 19 municipios que se desean incluir en la declaratoria, se encuentran en condiciones de sequía severa desde el mes de junio de 2020, incluso llegan a sequía excepcional en algunos casos y representan 7.3 millones de hectáreas. En esos 19 municipios, sufren la sequía 14 mil 534 unidades de producción rural activas.
En Chihuahua, la sequía es una verdadera catástrofe, porque en la última cosecha, la del 2020, se calcula que se perdió el 85 por ciento en las siembras de frijol, por ejemplo.
En el corredor Valle de Allende-López-Coronado, en la zona sur del estado, la prolongada sequía abatió los pozos para bombeo agrícola, dejó sin agua a las tierras de cultivo, y está provocando la escasez hasta del agua para consumo humano en nueve núcleos agrarios, una colonia y en el internado de la Escuela Secundaria Técnica de Salaices.
Por otra parte, la desgracia social (desempleo, hambre, quiebra de negocios) que significa la sequía para Chihuahua, se manifiesta también en las zonas de riego. Acá en la región Centro-Sur, regada por los ríos Conchos y San Pedro, el presidente López Obrador emprendió una guerra contra los agricultores para despojarlos del agua de las presas y mandarla a los Estados Unidos, para pagarle a ese país la deuda del país dentro del Tratado binacional de aguas de 1944. No tuvo ningún escrúpulo el presidente para utilizar al Ejército y la Guardia Nacional, a los que los productores sacaron con la fuerza de su número de la Presa La Boquilla, a la que el gobierno dejó en casi un cuarto de su capacidad; aunque en el caso de la presa Las Vírgenes, ésta fue exprimida hasta que la dejaron técnicamente seca. ¿La consecuencia de este despojo? Para este año, solamente se va a poder sembrar un 25 por ciento de la superficie que normalmente se programa cada ciclo, de acuerdo al riego autorizado por la Comisión Nacional del Agua. El impacto de tal reducción nada más sobre los
8 municipios de esta región será del tamaño de los 20 mil millones de pesos en pérdidas, tan sólo por las cosechas que ya están perdidas. Y saldrán afectados todos los sectores: comercio, turismo, empleo, bienestar en general. Igualmente salieron perjudicados los miles de jornaleros agrícolas que vienen cada año a laborar en los campos. Llegan en familias completas, incluyendo niños de todas las edades, se hospedan en galerones que disponen los propios empleadores, o bien en unos pocos albergues que construyó el gobierno del estado. Vienen de comunidades remotas de la Mixteca y de la Sierra de Oaxaca, principalmente, y estas incursiones les proporcionan su principal ingreso durante el año, al emplearse en las cosechas. Este año se quedaron sin trabajo.
EN COAHUILA Y DURANGO, AGRICULTURA Y GANADERÍA A LA BAJA
La agricultura es una de las actividades que se realiza en la Comarca Lagunera, en donde se cuenta con un clima semidesértico y se encuentra afectado por la sequía. Acá, los productores agrícolas y los ganaderos fueron olvidados por el Gobierno Federal al haberse cancelado los fideicomisos.
Manuel Salazar Rodríguez, campesino del ejido El Estribo en San Pedro, Coahuila, es un productor de algodón, y denuncia se les han visto difíciles, porque los insumos han escaseado.
El 80 por ciento de la economía en la región Laguna depende mucho del campo y, ante la falta de apoyos oficiales, se complican aún más las cosas.
“Es lamentable que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya quitado los fideicomisos, entre ellos el Fonden y el Procampo, los cuales servían de mucho apoyo para el sector campesino; ahora nos sentimos abandonados, y ante las adversidades tenemos que seguir trabajando para para poder sembrar el algodón, aunque lo más difícil es poderlo comercializar”, dijo don Manuel Salazar.
Ahora, con el inicio del nuevo ciclo agrícola, los campesinos están a la espera del agua de riego, pero el volumen que se les va a otorgar no es suficiente, porque las presas se encuentran con bajo almacenamiento. A la sequía se agrega la crisis de la pandemia, por lo que los campesinos esperan que lleguen apoyos para salir adelante y sobre todo poder recuperar la economía.
Por otro lado, está la actividad ganadera, con los animales que ya no tienen qué comer y que incluso se han estado muriendo, ahora con la cancelación de los apoyos al campo.
En Durango, la temporada invernal fue seca, con pocos eventos de precipitación y muy fría, y durante enero y febrero las lluvias fueron escasas, informó el jefe del Departamento de Meteorología e Hidrología de la Comisión Nacional del Agua, Víctor Hugo Randeles Reyes, en entrevista para Buzos. Agregó que el fenómeno natural conocido como La Niña ha influido para agravar la sequía, debido a que cuando está presente, la precipitación disminuye al igual que la probabilidad de nevadas. Esto perjudica a la producción agropecuaria de la región de Los Llanos, que es la mayor productora de frijol.
Es un mal augurio que, en las principales presas, actualmente el almacenamiento es apenas del 50 por ciento, y si se cumplen las predicciones de los meteorólogos, se alargará el período de sequía.
El volumen de almacenamiento total de las 10 principales presas en el estado se encuentra a menos de un 60 por ciento, aunque la que corresponde al distrito de riego 052, se encuentra con un buen porcentaje de llenado del 95 por ciento, pero ya se ve que, a estas alturas, no será suficiente para todo el ciclo agrícola para el 2021 en la zona del Valle del Guadiana, según la estimación que hizo para los lectores de Buzos, Yadira Narváez Salas, titular de la Conagua en Durango.
Las regiones agrícolas de esta entidad se cuentan entre los principales productores de granos en el país, junto con Chihuahua y Zacatecas, donde el cultivo del frijol es la actividad económica de mayor importancia alimentaria y social en Durango.
“Cuando las tuzas se ponen a escarbar en la tierra y se juntan las jaurías de coyotes a aullar, esa es la señal segura”, afirma Gabriel Nava Martínez, uno de los muchos perjudicados por el estiaje. Él y sus hermanos hacen frente como pueden a la falta de lluvias y a otros fenómenos climáticos que han golpeado a los agricultores y los ganaderos de la región, quienes se abastecen de los escasos espejos de agua que existen en la región, entre bordos y pequeñas presas, que en su mayoría se encuentran secos.
LOS DAÑOS, AMLO Y LA CARABINA DE AMBROSIO
La falta de agua causará estragos y dejará marca hasta por 10 años, señaló el diputado federal Mario Mata Carrasco, en entrevista. El legislador chihuahuense detalló que se tiene el “gran riesgo no sólo de perder los cultivos tradicionales como el chile jalapeño, sino que se puede extender el daño a los cultivos perennes”, como la alfalfa o los nogales. “Perder nogales de 60 a 70 años de edad va a ser un problema muy grave. Se necesitan de 10 a 15 años para que un nogal empiece a producir”, dijo al poner el ejemplo. Y recordó el suceso de la tremenda sequía que azotó a Chihuahua y buena parte de los estados vecinos en 1995, cuando las presas no fueron abiertas para uso de los productores, y pasaron cerca de 10 años para que se pudiera resarcir el daño. Explicó que, ante la escasez de agua y de lluvias, ahora no alcanza para regar las superficies que tradicionalmente se trabajan, y la región tendrá un problema de escasez de circulante económico, que se estima en un déficit de alrededor de 20 mil millones de pesos.
“Vemos a un gobierno federal totalmente ajeno, sordo, omiso ante el gran problema que ellos mismos generaron y agudizaron al llevarse los 400 millones de metros cúbicos de agua y al autorizar sólo un plan de 385 millones de metros”, concluyó Mata Carrasco.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno federal ante la crisis por la sequía?
Los diputados federales aprobaron, sin haberle cambiado ni una coma, el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el 2021 que les envió el presidente de la república con tremendos recortes a obra pública, a la salud y, entre otros muchos rubros, a los apoyos al campo. Ese presupuesto implicó la desaparición de 109 fideicomisos, entre los que se cuenta el ya mencionado Fonden, que dejó sin indemnizaciones a los agricultores (entre ellos a más del 90 por ciento de los productores de las regiones de temporal en el norte) que están siendo víctimas de la peor sequía en más 50 años sufrida aquí.
Por su parte, José Amadeo Hernández Barajas, dirigente nacional de la Central Campesina Independiente (CCI), alertó sobre el aumento de los precios del trigo panificable y del maíz, debido a la sequía y la escasez de agua en las presas del país, y sobre el “acelerado incremento de campesinos muertos por el nuevo coronavirus”, que dejará un limitado ciclo agrícola. Aseguró que el incremento de estos insumos provocará que el pan y la tortilla vayan al alza dentro de la canasta básica. Además, señaló que ante un gobierno federal “Ciego, sordo, ineficiente y omiso”, el único camino para los campesinos son las alianzas entre las organizaciones sociales e institutos políticos que garanticen un equilibrio político en el país, pues “las aguas turbulentas” pueden desbordarse de continuar el olvido presupuestal para el campo.