Publicado por Dia García
La humildad es un don y una gran virtud que resulta más que importante cultivar. No todas las personas logran ser humildes todo el tiempo aunque a veces dan grandes muestras de humildad. Pero si quieres serlo el 100% del tiempo, solo tienes que seguir estos tres pasos.
Busca que te critiquen
No es para nada sencillo descubrir nuestros propios puntos flacos. Nosotros por lo general no estamos acostumbrados a mirarnos como realmente somos. Desde luego que podemos ver algunos de nuestros defectos pero por lo general son esos defectos que se pronuncian más. Por ejemplo, si eres alguien que miente a toda hora, puede que tú mismo seas consiente de esas mentiras pero lo pasas por alto a propósito. Pues bien, el asunto de ser humilde no es tan simple como esto. La falta de humildad no siempre se nota, y lo que muchas veces creemos que es humildad en realidad no lo es.
Ante esto, lo ideal es que te juntes con tus familiares y amigos de confianza, personas para quienes tú eres importante. Luego pregúntales qué tan humilde te ven y cuáles son los defectos que ellos encuentran en ti. Pregúntales además cómo podría ser más consciente, abierto o empático. Recuerda que para desarrollar humildad, debes estar consciente de tus propias áreas de crecimiento.
Deja de lado tu actitud defensiva
Quizás eres de esas personas que no les gusta pedir ayuda de nadie, y quizás también te apresuras a decir que lo sabes todo. Puede que no lo hagas de manera consiente pero debes saber que el mundo a tu alrededor lo nota. De hecho puede que también tú hayas notado cómo hay personas a quienes les intentas hablar y darles un consejo pero no te escuchan pues siente que tienen todo bajo control. Pues bien, la verdad es que la retroalimentación es muy importante para todos ya que esta no impulsa a crecer y evolucionar como ser humano. Y para obtener un mayor nivel de humildad es importante que lo hagas.
Evita responder a la defensiva al negar cualquier irregularidad que los demás encuentren en ti. Deja la ira, la arrogancia y el orgullo a un lado. Eso es contraproducente. Tómate un momento para afirmarte y aceptar este proceso como la oportunidad de aprender y crecer, entendiendo que desarrollar la humildad requiere tiempo y esfuerzo. Necesitas abrirte a nuevas cosas o no lograrás nada.
Concéntrate en la empatía
Finalmente, es hora de pensar en ser más empático. La empatía es la clave de la humildad y se compone de dos partes: la capacidad de adoptar la perspectiva de otra persona y una preocupación genuina por el bienestar de otra persona. Desarrollar la empatía te ayudará a cultivar la humildad. Siempre procura hacerte dos preguntas: ¿Por qué otras perspectivas podrían ser correctas? y ¿Cómo respondería si tratara a la otra persona mejor que como me trato a mí mismo? La empatía puede ayudarte a romper tu patrón de autoenfoque y conectarte con los demás.