- Estar preparados y emocionarnos por lo nuevo es siempre una manera de “sobrevivir”, ¿por qué no aplicarlo también a esta etapa de la vida?
Por la Mtra. Atziri Arroyo Ruiz, académica de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) El 28 de agosto se aproxima ya: el temido regreso a clases del nivel básico y, de nueva cuenta con él, los rituales de año con año. Hay personas y familias que tienen muy bien dominado el arte de regresar a clases, otros para los que será la primera vez y algunos más para quienes, a pesar de no ser la primera vez, les seguirá costando algo de trabajo. A partir de ello, puede considerarse que existen quienes comienzan los preparativos con antelación; como reunir la lista de útiles, actualizar los uniformes o asegurarse de que estén listos, revisar y forrar libros y cuadernos y, a veces, hasta ensayar la ruta de traslado. Sin embargo, el preparativo que posiblemente resulta más difícil sea salir del “modo vacaciones”. A la mayoría de las personas nos toma algunos días, e incluso semanas, volver a acostumbrarnos y hacerle frente de nuevo a la rutina sin sentirnos tan agotados. La idea es que, si podemos con los primeros días, podremos con lo demás. O como se dice por ahí, si se puede con el lunes, se puede con la semana. La cuestión es iniciar, y ello se asemeja un poco a cuando alguien se inscribe al gimnasio y nos cuesta trabajo la idea de ir, pero una vez que comenzamos y nos acostumbramos al ritmo, y a considerar esta actividad como parte de la rutina, todo es más sencillo. Para ello, nos podemos ayudar con la anticipación, que pudiera ser también una aliada y con ello no me refiero a “amargarnos” las vacaciones pensando en el regreso a clases todo el tiempo mientras descansamos, pero sí que, tal vez, un tiempo antes comencemos a tomar conciencia e incluso a cambiar nuestros hábitos, aproximadamente ocho días antes del regreso real. Algo que podría funcionar también es tener el objetivo y los beneficios en mente, ya que a fin de cuentas lo que la educación busca es formarnos y darnos herramientas para el futuro en términos de oportunidades. Si quienes me leen son padres, no hay que perder de vista que la actitud que muestren influirá en las ideas de los más pequeños, la actitud se contagia. En muchas ocasiones los comienzos traen consigo algo de bueno. Además de bueno: emocionante, nuevas oportunidades, aprendizajes, personas y otros descubrimientos que quizá, aunque no lo tengamos muy presente, nos van construyendo el camino para lo que se ha de llegar a ser. Aun con lo anterior, es importante no perder de vista que los primeros días no determinan la forma como ha de ser el resto del ciclo escolar. Así que podemos estar tranquilos, la transición a la nueva rutina no dura para siempre.
- La Mtra. Atziri Arroyo Ruiz pertenece Departamento de Humanidades y Desarrollo Humano de la UAG.
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