En palabras de la escritora Kristin Wong, aprender a administrar bien el dinero depende mucho de aprender a manejar tus hábitos.
Apenas hace unos años comencé a entender cómo funciona el dinero. Empecé muy tarde, en gran medida porque no existe ningún sistema formal en el que nos enseñen cómo administrar el dinero. Millones de fuerzas invisibles se conjugan en nuestra contra y, para colmo, algunas veces nuestra capacidad o incapacidad para manejar el dinero se evalúa en términos moralistas o se utiliza como base para juzgar nuestro carácter.
¡Es absurdo! La administración de las finanzas personales es una habilidad concreta que puede aprenderse, como manejar un automóvil o lanzar una pelota de béisbol. Solo hay que superar las barreras estructurales y culturales que nos impiden hablar del tema.
Por eso invité a Kristin Wong, autora de Get Money: Live the Life You Want, NotJust the Life You Can Afford, para conversar acerca de los primeros pasos que debemos dar para convertirnos en letrados financieros.
Tim Herrera: Dime, ¿por qué tantos somos tan malos para administrar el dinero?
Kristin Wong: ¡Hay tantas razones! Es un tema que nos intimida porque no sabemos ni por dónde empezar; es complicado hablar de dinero porque es un tema tabú. Desde pequeños aprendemos a no hablar de dinero porque nos enseñan que es de mala educación preguntar cuánto gana alguien o cuánto ha ahorrado. Es difícil aprender algo si nadie habla abiertamente de ello. Por la combinación de todos estos factores, lo más fácil es olvidar por completo el asunto del dinero.
¿Qué es lo primero que le dirías a alguien que sabe que es malo para administrar su dinero y quiere mejorar?
Antes que nada, que se pregunte por qué quiere mejorar.
La mayoría de nosotros enfrenta el asunto de esta manera: cuando comenzamos a madurar, pensamos que debemos convertirnos en adultos responsables; parte de ser adulto implica poner orden en el aspecto financiero de nuestra vida. En realidad, creo que la actitud más eficaz es identificar la razón específica por la que queremos manejar mejor el dinero.
¿Queremos viajar más? ¿Mudarnos a nuestra propia casa? Es importante poner en contexto nuestra relación con el dinero de esta forma, porque de lo contrario, solo es una obligación. El primer paso es trabajar mentalmente para descubrir nuestramotivación —descubre cuál es la tuya—. Una vez que hemos hecho eso, el primer paso práctico es saber en qué gastamos. No me refiero solo a hacer un presupuesto, sino a escribir de verdad todas las cosas en que gastamos, digamos, por un mes. La mayoría de las personas piensa que sabe en qué gasta; pero si te obligas a llevar un registro de todas tus compras, te sorprenderás por todo lo que te sientes tentado a comprar.
¿Existe un buen sistema para llevar un registro de nuestros gastos? ¿Tú qué utilizas?
Yo prefiero papel y bolígrafo, por más trillado que parezca. Siempre llevo conmigo una libreta pequeña en la que anoto todas mis compras. Es más, anoto todo lo que quisiera comprar y también cómo me siento cuando quiero gastar dinero por mero impulso, además de los hábitos que descubro. Sé que suena muy sentimental, pero aprender a administrar bien el dinero depende mucho de aprender a manejar tus hábitos.
Para hacer presupuestos y administrar el dinero en general, me gusta mucho Mint. Tal vez sea la opción más popular porque tiene muchas funciones divertidas que te ayudan a controlar tus gastos con gran facilidad. Hay otras que nunca he utilizado, pero para llevar registros también he escuchado a algunas personas recomendar Expenses OK y ExpenseKeep.
Has hablado mucho de desarrollar mejores hábitos con respecto al dinero. ¿Cómo hacemos eso?
Es útil saber qué prejuicios cognitivos tenemos con respecto al dinero y descubrir los mecanismos extraños que utiliza nuestra mente para hacernos una mala jugada con las finanzas.
El concepto del anclaje es un buen ejemplo. Es un prejuicio que consiste en depender demasiado de una sola parte de la información para tomar decisiones.Por ejemplo, digamos que estoy en un restaurante y veo que el menú especial es una hamburguesa de 20 dólares. Lo primero que pienso es: “Vaya, ¿quién pagaría 20 dólares por una hamburguesa?”. Luego, veo una hamburguesa que cuesta 15 dólares y me parece un buen precio, así que la pido. En realidad, no es un buen precio, solo parece así porque lo comparé con la de 20 dólares. Muchas veces pensamos que tenemos más control sobre las decisiones relacionadas con nuestros gastos del que en realidad tenemos.
Gastar dinero por lo regular es una experiencia muy emocional, así que lo más importante para desarrollar mejores hábitos en el manejo del dinero es entender las emociones que produce.
¿Qué más podemos hacer para desarrollar mejores hábitos?
Tratar de identificar el papel que desempeñamos en relación con el dinero, que es básicamente nuestra personalidad monetaria.
En general, según Bradley T. Klontz, psicólogo financiero y planificador financiero certificado, todos desempeñamos cuatro papeles o patrones asociados con el dinero.
El primero es el de Vigilante, que es cuando somos extremadamente cuidadosos con el dinero, y es el papel más deseable. Después están:
• Evasor: Cuando nos convencemos a nosotros mismos de que el dinero no es importante y no nos preocupa.
• Estatus: Cuando relacionas tu valor como persona con tu valor neto en dinero.
• Adorador: Cuando crees que tener más dinero resolverá todos tus problemas.
Los hábitos de cada persona con respecto al dinero varían mucho. Si queremos mejorar los nuestros, es vital identificar nuestra relación con el dinero y cómo lo manejamos para reconocer los hábitos negativos. Si no lidiamos con el aspecto emocional de la administración del dinero, podemos bloquear el funcionamiento de las cuestiones prácticas.
¿Quieres concluir con algo más?
No caigan en la trampa de creer que deben aprender todo acerca de las finanzas personales de un día para otro. Administrar bien el dinero es un hábito que desarrollamos día a día, así que es necesario invertir tiempo y energía para aprender sobre esto poco a poco.
Con información de The New York Times