La calidad, origen y preparación de los alimentos es la base de esta filosofía
Por Marisol Rodríguez |
Comer de forma automática sin darse el tiempo de disfrutar de los alimentos se ha vuelto una práctica muy común entre las personas.
Lo anterior se debe en gran parte al acelerado ritmo de vida que llevan y no les permite darle el espacio que se merece, al compartir este momento con otras actividades como ver la televisión, estar en el celular o trabajar.
Ante ello nace el slow food, un movimiento que invita a comer con plena conciencia y poner atención a la calidad, origen, preparación, olor y sabor de los alimentos.
Fue en 1986 cuando surgió en la Plaza de España de Roma, donde se planeaba abrir un McDonald’s y no todos estaban de acuerdo, entre ellos el periodista Carlo Petrini, quien lo consideraba una ofensa a la historia culinaria del lugar en el que se encontraba.
Esta filosofía se fundamenta en tres bases:
- Bueno: Consumir alimentos de sabor y de temporada que satisfagan los sentidos y formen parte de la cultura local.
- Limpio: Producción y consumo de alimentos que no dañen el medio ambiente, el bienestar animal o la salud humana.
- Justo: Que sean precios accesibles para los consumidores y retribuciones justas para los productores.
¿Cómo practicarlo?
• Compra ingredientes sencillos para cocinar y comerlos.
• Evita las comidas procesadas con largas listas de ingredientes. Mejor opta por comida de verdad.
• Crea tu propio huerto y cultiva tus alimentos.
• Siempre que te sea posible, infórmate de la historia detrás de los alimentos que consumes.
• Elige productos locales y de temporada.
• Conoce a los productores que cultivan tu comida. Compra en los mercados de agricultores o visita una granja.