Cochinero en el TSJE.
- Roberto Piñón » al bat».
- Cuantos «chuecos» operan en Chihuahua.
- Gilberto Loya sin estrategia.
- Ruptura entre Maru y Bonilla pone en riesgo la integridad social.
«Efectivamente a cada cual le llega su San Martín» y es que, al magistrado Luis Villegas Montes no le podía faltar. De un asunto cotidiano, el de la Juez Sabela Asiain, se ha convertido en un verdadero dolor de muelas tanto para Villegas Montes como para la magistrada Myriam Hernández y Fernando Mendoza
Según trascendió, en los próximos días los tres funcionarios del Poder Judicial tendrán que comparecer ante las autoridades federales por desacato a los ordenamientos de los jueces federales.
“No se apaga el fuego echándole gasolina” y lo que hizo Luis Villegas poniendo todo tipo de adjetivos calificativos al diputado Gustavo De la Rosa Hickerson, por el solo hecho de defender en el Congreso del Estado los derechos de la juez, evidencio la postura de abusos, hostigamiento y amenazas denunciados por Sabela Asiain en contra del magistrado.
Quedó claro que Myriam Hernández como Presidenta del TSJ, pidió el favor a Luis Villegas para destituir a Sabela Asiain como Juez Decimo de lo Familiar por la ausencia de espacios para su gente. Pero, nunca se imaginaron que la juez se defendería legalmente como hasta hoy lo ha mostrado.
No solo es un asunto caliente para la titular del TSJ, también se encuentra el del Juez Sexto de lo Civil por Audiencias, Arnulfo Melgar, a quien se le investiga por utilizar su cargo para construir un feminicidio para cobrar una millonaria cantidad económica en reparación de daños -es un escándalo próximo en el Poder Judicial-.
Rescatado de la hamaca, Roberto Piñón se hace cargo de la jefatura de información de El Diario de Chihuahua desde esta semana, bien por el colega, quien hace años no se desempeñaba en alguna redacción de los medios de comunicación. Muy profesional por cierto, es un hecho que saldrá bien en esta nueva responsabilidad «bien venido al espectáculo».
Lo de Cerocahui solo puso en evidencia lo que todo mundo sabe, la Sierra de Chihuahua es controlada por los malos.
Por Guadalupe y Calvo, Madera, Bocoyna, de lado a lado del territorio estatal surgen grupos delictivos que se auto nombran los jefes de las localidades, todo por encima de alcaldes y comandantes regionales de la SSPE.
La pregunta obligada es ¿cuantos checos operan en Chihuahua? y de todos la autoridad tiene conocimiento.
Porqué de los 4 mil millones que trae Gilberto Loya para construir la Torre Centinela, no los distribuye para equipar la secretaría, buscar más elementos en activo, aplicar una verdadera estrategia que neutralice la creciente delincuencia. Así empezó el sexenio a José Reyes Baeza y terminó peor.
Claro y contundente fue el mensaje que le envío la gobernadora Maru Campos a el alcalde Marco Bonilla, quien de manera sarcástica, le ofreció el apoyo del Gobierno Estatal para trabajar en conjunto y combatir la inseguridad que golpea día con día a la capital. Y es que, la primer mandataria no se detuvo en eso, también declaró que dejó una Policía Municipal muy equipada y bien pagada, con todos los elementos para cumplir su labor para inhibir el delito.
El carismático alcalde, no se quedó atrás y esa misma tarde agradeció la ayuda, pero también aprovechó para dejar en claro que «tal vez la gobernadora no estaba bien informada», pero que él se mantenía en constante comunicación y que participaba de manera continua en las mesas de seguridad, además, que se trataba de delitos de fuero federal y que la labor de Policía Municipal solo era de prevención.
Por ahí hubo otros que fijaron su postura, como el mismo secretario general César Jáuregui, quien de manera asertiva, expresó que para salir de la crisis en la que se vive es necesario trabajar en coordinación.
¿Existe entonces una pronta ruptura o lucha de egos entre ambos personajes?
Lo real es que, si existe, los únicos perjudicados son los ciudadanos de a pie, quienes viven la violencia a diario y son víctimas a la deriva de una problemática que solo alcanza a los que menos tienen, todos aquellos que no viven bajo el cobijo de la seguridad que brindan las zonas de alta plusvalía en la que se desenvuelven estos altos funcionarios.