La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Ciro Gómez Leyva un atentado con lecturas políticas.
· El supuesto plagio académico de la ministra Esquivel: otro tropiezo para AMLO.
Al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador los medios de comunicación le han cuestionado diversas posturas y acciones desde el comienzo de la administración, pues la controversial personalidad del mandatario es en cierto modo el origen de muchas de las críticas. Sin embargo, en días recientes suscitó revuelo a nivel nacional el caso del supuesto plagio académico efectuado por la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel Mossa, cuando años atrás ésta elaboró su tesis de licenciatura en derecho. La razón por la cual se ha visto afectada en cierto modo la imagen del gobierno federal y del presidente López Obrador se deriva del hecho de que la supuesta plagiaria es una de las personas cercanas al mandatario, y además cuenta con la venia de éste para suceder en la presidencia de la SCJN al ministro Arturo Zaldívar, quien próximamente terminará su periodo estatutario.
Se ha llegado a afirmar que debido al escándalo en el que se halla envuelta la ministra Esquivel es posible que ésta no resulte favorecida con la votación que en los próximos días habrá de efectuarse al interior de la SCJN para definir el relevo del Zaldívar. El incómodo episodio de la ministra Esquivel ha venido a sumarse a las adversidades que el gobierno de la llamada 4T ha tenido que enfrentar para tratar de salvar su discurso en materia de anticorrupción. A pesar de las constantes comparaciones que el presidente hace entre su administración y los gobiernos anteriores, tratando de colocar a su gobierno como modelo de ética y honestidad frente a los que lo antecedieron, la realidad ha puesto en evidencia al lopezobradorismo, demostrando que la corrupción y la inmoralidad también han manchado al gobierno en turno. Por ello, el caso Esquivel constituye uno más de los obstáculos que la realidad le impone al dogmatismo discursivo de AMLO.
El reciente atentado que sufriera en días pasados el connotado periodista mexicano Ciro Gómez Leyva, ha vuelto a colocar en el escaparate nacional el tema de la accidentada relación del presidente Andrés Manuel López Obrador con los medios de comunicación. Gómez Leyva fue atacado con armas de fuego cuando llegaba a su casa y mientras se hallaba a bordo de su vehículo blindado, logrando resultar ileso gracias al blindaje de la camioneta. El mandatario mexicano ha protagonizado durante su sexenio un acre distanciamiento respecto a algunos de los más conocidos periodistas, intelectuales, comunicadores, analistas y politólogos del país, pues no acepta las reiteradas críticas y señalamientos que éstos formulan sobre su persona y su ejercicio de gobierno.
Entre los personajes con quienes el presidente se ha enemistado públicamente se encuentran Héctor Aguilar Camín, Denise Dresser, Jorge Castañeda, Leo Zuckermann, Joaquín López Dóriga y el mismo Ciro Gómez Leyva. No obstante que no existe evidencia alguna que permita vincular al presidente López Obrador
con el atentado sufrido por Gómez Leyva, y a pesar de que sería absurdo pensar que el mandatario mexicano pudiera hallarse involucrado en una acción tan vil como esa, es innegable que lo ocurrido a Ciro Gómez ha traído a la memoria colectiva de los mexicanos el ríspido ambiente que contra los comunicadores se ha generado a través del discurso presidencial durante el actual gobierno de México.