En General Motors, Apple, Microsoft, Facebbok y The Guardian las jefes son ellas. Le han demostrado al mundo que pueden ser protagonistas en espacios generalmente ocupados por hombres.
Entre un selecto grupo de hombres amantes de los automóviles, una mujer es la que toma las decisiones. Mary Barra, la presidenta mundial de General Motors, empezó a trabajar en la compañía como supervisora de partes del capó para pagar su carrera universitaria. Con el paso de los años fue responsable de las áreas de manufactura, recursos humanos y desarrollo de productos. Y en 2014 se convirtió en la primera mujer al mando de una gigante automotriz de escala global. Hoy día trabaja para que la empresa ascienda del tercer lugar para convertirse en la más grande del mundo a ser la primera.
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En la gran manzana
Aunque Angela Ahrendts no haya tomado el camino típico hacia el mundo de la tecnología, esta neoyorquina criada en una pequeña ciudad de Indianápolis, se ha convertido rápidamente en una de las ejecutivas más importantes y mejor pagadas de Apple. Cuando esta empresa anunció su contratación como jefe de ventas minoristas en 2004, el mundo tecnológico estaba sorprendido. Ahrendts, quien se había desempeñado como CEO de la casa de modas británica Burberry durante ocho años, no tenía experiencia en el sector. Cuatro años después de su ingreso ha revolucionado las ventas de la compañía y obtiene casi el doble de la compensación del líder de Apple, Tim Cook.
Por las nubes
Amy Hood, directora financiera de Microsoft, ha reorientado Wall Street en las métricas de computación en la nube y las ha superado fácilmente. El mayor fabricante de software del mundo se ha convertido en un gigante de internet bajo el liderazgo de Hood. Luego de obtener ganancias por 85.000 millones de dólares para la compañía en 2016, esta mujer de Tennessee ha logrado incrementar las ventas de las licencias tradicionales de Office y que plataformas como Azure crezcan 61 por ciento. También presidió la adquisición de LinkedIn.
Nadie sabe con exactitud cómo es que Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, saca tiempo para asumir un cargo ejecutivo, ser activista, escribir libros y ser madre y padre a la vez. Lo que sí se conoce es que esta administradora de empresas ha sabido capitalizar su patrimonio y ha llegado a convertirse en una de las mujeres más poderosas del mundo. Después de asumir cargos en organizaciones como McKinzey & Company y el Banco Mundial, asumió la vicepresidencia de ventas de Google en 2001. En 2008, Mark Zuckerberg la contrató en Facebook y en 2012 ascendió para convertirse en el octavo miembro (y la primera mujer) del comité ejecutivo de este gigante de redes sociales.
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Un nuevo enfoque
El primero de junio de 2015, el diario británico The Guardian anunció el nombramiento de Katherine Viner como la primera mujer directora en jefe en sus 194 años de historia. Para esta periodista, que inició su carrera en medios como Cosmopolitan y el Sunday Times, la transición hacia su nuevo cargo no fue tan complicada. Desde 1997 se desempeñaba como una reconocida reportera en el diario inglés y gozaba de una amplia credibilidad entre sus pares. Desde que asumió el cargo, Viner ha tratado que el medio tenga un lenguaje más incluyente y se ha convertido en una defensora de las mujeres. Algunos de sus escritos fueron impresos de nuevo en una antología extraída del archivo del periódico titulado ‘Mujeres de la revolución: cuarenta años del feminismo’, que fue publicado en 2010.
En un fuerte relato, la mujer de 30 años narró cómo una fiesta, a la que no planeaba ir por su propia voluntad, se convirtió en uno de los días más amargos de su vida. Durante esa noche, la teniente no solo fue atacada sexualmente sino que también sufrió una fractura en su rodilla mientras se resistía al abuso. «Nos econtrábamos en la celebración de la fiesta de la noche azul, asistí en el cumplimiento de una orden. La noche transcurrió con normalidad. La fiesta finalizó a las cinco de la mañana”, dijo en una entrevista en el programa 6 A.M de Caracol.
La teniente denunció que ella y otros miembros de la institución estaban en el casino dentro del comando cuando fue atacada por el capitán Eduardo Merchán Prieto. “Nos encontrábamos departiendo en la piscina y por eso teníamos los celulares encima de la mesa. Yo salí a fumarme un cigarrillo cuando este señor tomó mi celular y sale para una habitación”, narró.
De acuerdo con su denuncia, en ese momento ella se quedó esperando que el superior reaccionara y se diera cuenta que había tomado el celular equivocado, pero esto no sucedió. “Al ver que continuaba para la habitación, salí detrás de él para reclamarle por mi celular. Cuando toco la puerta me dice que ingrese. Cuando voy a ingresar me toma de la mano, me tira sobre la cama y yo empecé a forcejear con él. Él alcanzaba a accederme y yo como puedo me logro soltar y salí para mi habitación”, continuó.
Durante el valiente relato, la mujer y su abogado denunciaron que la uniformada fue obligada a participar de una actividad que no hacía parte de sus responsabilidades como policía y peor aún, cuando ella se encontraba con una incapacidad. «Para el día 23 de noviembre yo asistí a un control y el médico me manifiesta que debo suspender mis actividades por unos días porque se estaba empeorando mi recuperación. Le informo a mis superiores y ellos manifiestan que asista a la fiesta y que después de esto me puedo excusar y yo cumplo la orden», dijo la teniente en la W.
La teniente, que estuvo hospitalizada durante tres días, asegura que lo único que conoce de su caso es que al capitán, quien además le provocó una nueva fractura, le otorgaron unos días de descanso y se encuentra de vacaciones.
La teniente le dijo a Noticias Uno que la Policía no la estaba apoyando en su denuncia. «No es fácil porque estoy sola, y es muy duro dar una pelea en contra de una institución que lo único que le preocupa es el escándalo», le dijo al noticiero. Apenas se conoció la noticia de la orden de captura, la teniente reiteró que se ha sentido sola en este proceso de denuncia. Relató que hasta la fecha ninguna directiva de la institución la ha buscado para ofrecerle ningún tipo de ayuda. Habló de que no ha existido un acompañamiento constante más allá de una cita a sicología.
«Me quiero quedar en la Policía. También conozco grandes oficiales que han hecho trabajos extraordinarios. En la Policía cambiamos vidas. Por ejemplo, yo trabajo con una fundación que hace posible hacer cirugías en lugares de díficil acceso. Yo quiero a la Policía», dijo a Blu Radio.