Por: Pilar Muñoz Márquez
Estos cinco años de gobierno del Licenciado Javier Corral, al frente de una administración que dio esperanzas a la población que votó por él y que creyó en sus promesas de campaña, esos mismos cinco años se le fueron en meter a la cárcel a sus adversarios, enfrascándose en la famosa “nómina secreta”, dejando a un lado la problemática social que padece el estado de Chihuahua. Y si la población calificara el desempeño y resultados de su gabinete al frente de una dependencia, se tiene que considerar que el deber de quien gobierna es dar soluciones a los ciudadanos que tenían y conservan la esperanza de una ayuda en: seguridad pública, regularización de colonias, apertura de caminos en comunidades de la Sierra, educación de calidad para todos, conservación de los existentes y generación de nuevos empleos, salud, y un largo etcétera que, por años, los ciudadanos han esperado de las autoridades.
Pero, como se puede ver a estas alturas, la atención y solución a esas necesidades, que son derechos de los ciudadanos chihuahuenses, están durmiendo el sueño de los justos.
La esperanza que se puso en ese hombre y su administración, no tardó mucho en desmoronarse, el encanto duró poco. El contacto que tuvo con la ciudadanía fue esporádico en sus escasas “audiencias públicas”, que se instrumentaron para dar la apariencia de un gobernante “cercano a la gente” y sensible a su problemática. Terminaron revelándose como viles maniobras de un gobierno que nunca quiso dar solución, que solo le hace creer a la población que les resolverá, para distraer y no dar cuentas de su gestión.
Uno de esos retos, como lo es la pandemia, dejó al descubierto la falta de una autoridad y de un equipo real de funcionarios que se pusieran a la altura de los problemas. El problema, que no era menor, afectó a los que menos tienen, los que no cuentan con un salario seguro, quienes tuvieron que manifestarse por una despensa durante meses sin encontrar eco. Sólo obtuvieron evasivas y pobres justificaciones de un gobierno que perdió la brújula, y que se entretuvo estos cinco años en estar inventando normas y poniendo candados para no dar solución al problema de la vivienda, a una educación real de calidad que brinde espacios en las colonias más pobladas y en comunidades alejadas, en el nivel básico y de bachillerato, apoyo a estudiantes de escasos recursos que tienen que trasladarse de su municipio a la capital, y con lo único que cuentan es su capacidad y ganas de estudiar, pero que requieren de la autoridad su apoyo incondicional, que a la larga el profesionista le retribuirá con sus conocimientos a la población chihuahuense.
Los anteriores pendientes se mencionan sólo a manera de ejemplos representativos.
El reto que tiene la nueva administración que llegue es muy grande, es un reto de gigantes, pero ha demostrado que sabe hacer unidad, que no tiene estrechez de miras, todo mientras no se aleje de las necesidades de los chihuahuenses y de los que menos tienen, y le va a ir bien a Chihuahua.