(EFE).- La diseñadora Teresa Helbig debutó en la Semana de la Moda de Nueva York con una nueva colección llamada «Wet Ballet», una treintena de conjuntos inspirados en la belleza del movimiento, de gran trabajo artesanal y que expresan un lema: «Somos anti moda rápida», dice a EFE.
Helbig (Barcelona, 1963), con melena rosa claro y cazadora azul bebé, se mueve con actitud afable entre unos grandes globos de color pastel que convierten un luminoso ‘loft’ del centro de Manhattan en un escenario onírico habitado por sus vestidos, que penden de los altos techos girando delicadamente.
La diseñadora evoca un momento a la salida del ballet, en el Lincoln Center de la Gran Manzana, en el que las bailarinas se mezclan, en una noche lluviosa, con las mujeres del público: en esa fiesta de moda caben el tul, el raso de seda, las puntillas, la pedrería, las lentejuelas, el pelo o el charol, que definen las propuestas.
«Nueva York es una ciudad vibrante y estar aquí es un pasito más para Teresa Helbig», dice sobre su marca, que dio el salto a Estados Unidos antes de la pandemia, principalmente a Los Ángeles, y ahora se enfoca en Nueva York tras traer su anterior colección, ‘Paris-Texas’, el pasado noviembre en formato ‘pop-up’.
«Wet Ballet», para la primavera-verano 2025, abrió el viernes a medio día y seguirá hasta este sábado por la tarde recibiendo citas de clientas, que son recibidas con una mesa de degustación de aceites españoles y a las que Helbig y su equipo atienden para evaluar qué ajustes necesitan.
En ese sentido, la diseñadora cuenta que el formato de presentación en lugar de desfile para mostrar su colección tiene que ver con el acercamiento a sus clientas «americanas», pues habitualmente se tienen que desplazar a su ‘atelier’ de Barcelona, donde les encanta «ver cómo se hace todo».
La modista señala un vestido largo con «600 rombos» de suave pelo blanco enmarcados con puntillas, «todo manual», y resume su filosofía: «Nosotros, desde hace 30 años, lo tenemos claro: defendemos la artesanía, el ‘savoir faire’, promocionamos a la gente joven para recuperar técnicas de costura».
«Somos anti moda rápida, para nosotros lo genial es que el vestido perdure en el tiempo, que pase de una generación a otra», declara la empresaria, cuyas admiradoras van desde la reina Letizia hasta las figuras de Hollywood, pasando por las mujeres anónimas de a pie.
«No necesitas tantas prendas, todo tiene que ser más ético y tenemos que pensar en un mundo mejor. Se han hecho auténticas barbaridades en moda, que algunos siguen haciendo, pero creo que al final nos vamos concienciando», dice, reflexionando sobre el futuro del sector.
En cuanto al futuro de su marca, explica: «Nuestro crecimiento ha sido muy orgánico y ahora estamos experimentando un nuevo lenguaje: hacer dos cápsulas, como actos, por temporada, de unas producciones mínimas, para abrir un poquito más el universo Teresa Helbig».
Y, tras hablar con orgullo de la pasión costurera de su familia y de la colaboración con su madre, señala la sabiduría de las abuelas y le da un giro: «Yo no lo guardaría (un conjunto especial) para el domingo. La ropa hay que ponérsela, es un tarjeta de presentación al mundo».
Nora Quintanilla
(c) Agencia EFE