El baño diario es un dilema frecuente entre las personas trabajadoras: ¿en la mañana o en la noche? ¿ducha completa o sólo “jicarazos”? ¿uno o dos baños al día? Según la ciencia, la mejor solución es permanecer “en jugos” (por lo menos) durante un par de días.
El argumento más fuerte sobre la ducha diaria obligatoria es LA SALUD. Según Elaine Larson, de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Columbia, el aseo no es una necesidad higiénica ni de asepsia. La estética (visual y olfativa) es la razón verdadera del baño diario. Además, estamos en una época histórica de furor por la higiene (una moda que existió durante el Imperio Romano).
De acuerdo a Euromonitor International, en países como México, Estados Unidos, India o España el promedio es de una ducha por día. Sin embargo, en algunas regiones puede aumentar el rango; por ejemplo, en Brasil llega a los 11 “regaderazos” por semana (debido a las altas temperaturas).
Según la investigación de Larson, la exfoliación y los jabones antibacteriales son meros ganchos publicitarios. Agua y (cualquier) jabón son suficientes para eliminar malos olores; si el hedor no se va, una visita al médico es la mejor opción. Incluso, lavarse las manos regularmente y usar cubrebocas son mejores medidas sanitarias que el aseo diario.
Entonces ¿cuál es la frecuencia correcta? ¡1 O 2 BAÑOS POR SEMANA!. Leíste bien; al parecer, la marea de almizcles en una oficina es síntoma de empleados sanos. No obstante, los MALOS OLORES EN EL TRABAJO (mezclados con un mal sistema de ventilación) también pueden ser detonantes de serios problemas de salud.
NO MUY CALIENTE, NO MUY LARGA y MUCHA HIDRATACIÓN
De acuerdo a Business Insider, un estudio reveló que las pieles, bocas y heces de los pobladores de la aldea amazónica Yanomami eran ricos en bacterias resistentes a los antibióticos. La incomunicación con Occidente (sin el culto por la higiene) había contribuido a tener sus pieles sanas.
Obviamente, es imposible prescindir del baño diario si tienes una vida citadina promedio. Por tal motivo, los especialistas recomiendan TRES REGLAS PARA UNA DUCHA SANA: No más de 3 minutos, sin agua caliente y con mucha humectación al terminar. Al no seguir estos tips tú:
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- Eliminas toda la humedad que la piel necesita. Al “fregar” demasiado, quitas las humedad externa del órgano (con grasas y lípidos responsables de la hidratación). Si a esto le sumas agua caliente, al salir del cuarto de baño, la humedad restante terminará por evaporarse. Aplicar crema después del aseo evita el escape de humedad.
- Resecas tu epidermis. La piel agrietada puede ser un factor para la transmisión de virus y gérmenes. Antes de la limpieza, deberías preocuparte por humectar bien a tu órgano más grande (sobre todo las personas mayores).
- Eliminas los aceites naturales. De acuerdo a la investigación de Columbia, sólo las zonas de mayor intensidad olfativa necesitan ser enjabonadas. El resto del cuerpo, incluyendo a la cabellera, necesita lavado con menor frecuencia.
- Quitas la capa de piel muerta que protege a las inferiores.
Un último tip: evita los productos antibacteriales (como el popular triclosán), ya que alteran y vulneran a la “población” de bacterias de soporte de tu sistema inmunológico. En resumen, las duchas “completas” con demasiada frecuencia pueden ocasionar más daño que bien a tu salud.