Julia Alegre Barrientos
Bridget McCutchen acaba de dejar atrás Islamabad, capital de Pakistán. Pronto sabremos dónde se encuentra. Ella misma se encarga de compartir su localización allí donde llega a través de sus redes sociales, como si fuera un diario de abordo, pero ajustado a los nuevos tiempos. Comparecer en estas plataformas es una máxima de nuestra era, más para ella, que necesita dejar constancia de su viaje para lograr el propósito que tiene entre manos. Pero más importante aún es el dispositivo de rastreo satelital que lleva siempre encima, que la emplaza en uno u otro lugar del mundo en tiempo real. Sus familiares lo agradecen. Y las autoridades pertinentes. Por lo que pueda pasar. Vivimos en un mundo complejo…
Con apenas 22 años recién cumplidos, está en medio de un periplo mundial que la llevará a atravesar el mapa de nuestro planeta de un lado a otro. Si todo sigue el plan establecido, en unos meses se alzará con el título de persona más joven en dar la vuelta al mundo montada en una moto. En su caso, una Kawasaki Versey X-300 2020 a la que cariñosamente se refiere como Mab. Cuando lo consiga, romperá el récord Guinness que ya estableció antes que ella –y todavía mantiene- Henry Crew. El británico logró completar el reto a la edad de 23 años, a falta de un mes para cumplir 24, en 2019. Si no lo consigue, será la primera mujer en la historia en haber materializado esta proeza. La primera en su especie, una valiente.
Bridget es estadounidense, originaria del norte de Wisconsin, nacida y criada en una familia amante de las dos ruedas. Tuvo su primera moto a los 19 años y, desde ese momento, empezó a recorrer su país. Travesías relativamente cortas hasta Nueva York, Baltimore o Washington. Nada comparable con la empresa internacional en la que está inmersa desde agosto de 2022 y le llevará a recorrer 45 países, desde Estados Unidos, pasando por Latinoamérica, parte de Europa, el Medio Oriente, India, el sudeste asiático, vuelta a Canadá antes de regresar al hogar. Fin de la odisea. En total, 80.000 kilómetros. En diciembre de este año o, como tarde, principios del siguiente Bridget McCutchen debería poner fin a su aventura trepidante, después de 16 meses en ruta.
La motera nunca pensó en que sería capaz de afrontar un viaje de esta magnitud hasta que su hermano le puso la idea en la cabeza. Lo descartó como imposible en un primer momento, pero algo se había activado en ella. “Después de un tiempo, me dije ‘¿Y por qué no?’ La única razón por la que no pensaba en ello era porque estaba asustada. Me decía a mí misma ‘no’, y luego decidí decirme que ‘sí’. Así que, aquí estamos”, le contó a la CNN.
Tardó un año en planear la ruta y reunir los ahorros necesarios para financiar su travesía. Bridget McCutchen también recibe apoyo económico de cualquiera que quiera ayudarla a través del ‘crowdfounding’. No está sola, lo que no quita un ápice de mérito a lo que está a punto de lograr. Le acompaña Kiva, otro motero que conoció en las primeras etapas de su travesía y le ayuda a documentar su aventura. Eso sí, previo pago de 3.000 dólares. Kiva se ha convertido en una especie de casa móvil. Una cara familiar a la que remitirse cuando el camino se vuelve impracticable; hay días de todo…