Brian Austin Green y Shannen Doherty exponen la baja autoestima que nace del peso del olvido
El actor que dio vida a David Silver, el adolescente más joven del grupo protagonista, diskjokey escolar y novio de Donna (Tori Spelling), fue el más reciente invitado de Let’s Be Clear with Shannen Doherty, el podcast donde la actriz lleva varias semanas rodeándose de otros compañeros como Jason Priestley, Kevin Smith y Holly Marie Combs, así como amigos cercanos como Sarah Michelle Gellar, su madre y hasta sus propios oncólogos. Personas que la conocen en la intimidad y sirven como testigos de su carrera y su lucha más personal en los últimos años.
Brian y Shannen tenían 16 y 18 años respectivamente cuando descubrieron el éxito global junto a la legendaria serie creada por Aaron Spelling. Pero no solo el éxito, también descubrieron la vida nocturna de Hollywood como estrellas adolescentes y la popularidad que envolvió sus vidas durante un tiempo. Sin embargo, si bien cada uno siguió su camino tras el despido de Shannen en la cuarta temporada en 1994 (Brian completó todo el recorrido de la serie hasta el 2000), a tres décadas de aquella despedida comparten un denominador común que expone el complejo que surge cuando la fama desaparece de repente.
El complejo de dos estrellas de los ‘90
Todos los que vivimos el fenómeno de 90210 recordamos la posición privilegiada que tenían Shannen y Brian en la cultura popular. Pero también sus compañeros, Jason Priestley, Jennie Garth o el fallecido Luke Perry. Sus caras eran una constante en las portadas de revistas dedicadas al público adolescente y sus pósteres no faltaban en muchas habitaciones de la época.
Según recuerdan en el podcast, el exmarido de Megan Fox se sentía “cool” pudiendo salir a clubs nocturnos a los 16 años por ser famoso mientras solía comer gratis en Rainbow Room, uno de los restaurantes más populares de Los Angeles. Shannen recuerda que llegó a escalar tanta fama que se codeaba con estrellas del rock cuando salía por las noches.
“Cuando iba a Rainbow Room creo que pasaba tiempo con gente como los Guns ‘N Roses”, recuerda Doherty. “Gente como Slash. No quiero decir que los conociera a fondo o que ellos me recuerden a mí”, dice mientras añade que suele esconderse en la esquina de una habitación cuando ve a alguien famoso. “Me convierto en una flor de pared y me digo a mí misma ‘jamás se acordarán de mi’. Es demasiado humillante acercarme, preguntarles si recuerdan habernos conocido tal día y que me miren con cara de confundidos”.
Brian Austin Green admite que sabe a lo que se refiere y pone como ejemplo el velorio de Luke Perry donde se encontraba Quentin Tarantino. El cineasta era uno de los presentes ya que había trabajado con el actor en Había una vez en Hollywood (2019) poco antes de su muerte por un accidente cerebrovascular.
“Había conocido a Quentin unos años atrás en los Globos de Oro con Megan [Fox] y fue muy amable diciendo que le había gustado en una película [Domino]. Fue grandioso. Pero lo vi ese día y no lo saludé porque pensé que no había forma de que se acordara de mí”, explica. Sin embargo, el director de Pulp Fiction es una enciclopedia de la cultura audiovisual. No me cabe ninguna duda que sabe quienes son los protagonistas de 90210. Shannen añade que ella hizo lo mismo porque se sintió “intimidada” por Tarantino.
Lo curioso de la charla es que los dos intentan darse ánimos desacreditando la noción de que el mundo no los recuerda pero ninguno de los dos puede evitar sentir el complejo de que el paso del tiempo los dejó en el olvido.
“Siempre hago lo mismo”, dice Green. “Siempre me desacredito diciendo ‘menganito no me recuerda’ y luego te lo encuentras y te dice ‘claro que me acuerdo de ti, ¿estás loco?” Y entonces intenta levantar la autoestima de su amiga recordándole que fue “la estrella del show más grande de la televisión”, porque, en definitiva, 90210 giraba en torno al personaje de Brenda Walsh y su hermano Brandon (Priestley).
“Doy por hecho que cualquier persona que se cruzó en tu camino, sobre todo en aquella época, te recuerda y sabe lo que tenía puesto y dónde estaba. Deberíamos darnos más crédito”, sentencia Green.
El inevitable miedo al olvido
Shannen y Brian tocaron la cima del éxito por un tiempo antes de siquiera cumplir la mayoría de edad. Pero aquel fenómeno se terminó y el tiempo pasó. Las tensiones con Jennie Garth en el set de 90210, los rumores de malas vibras por llegar tarde (que Shannen desmintió en su podcast) y las historias de tabloide que pintaban una imagen de joven rebelde (cuando la actriz explicó que nadie sabía que sus problemas estaban asociados con el matrimonio abusivo que estaba sufriendo), terminaron por descarrilar su camino. La despidieron y quedó desterrada de la televisión hasta que el mismo Aaron Spelling le dio otra oportunidad cuatro años después en Hechiceras (aunque la despidieron de nuevo, según ella y su compañera Holly Marie Combs por culpa de los supuestos ultimátum de Alyssa Milano).
Brian, por su parte, no conoció el mismo nivel de éxito sino que volvió a vivir el calor de los flashes de los fotógrafos y paparazzi como acompañante de Megan Fox durante sus años de matrimonio.
Y ahora, tiempo después, ambos reconocen la baja autoestima que arrastra el peso del olvido. Cuando la idolatría popular y el interés mediático se olvidan de las estrellas que algún día llegaron lejos, creando en ellos la percepción de que ya nadie los recuerda como en aquella época. Y si bien es cierto que ninguno de los dos disfruta del éxito profesional que tuvieron con aquel fenómeno de los ‘90, no cabe ninguna duda que dejaron huella en la memoria colectiva de una generación completa. No solo entre espectadores que adornaron sus habitaciones con sus caras, sino en la propia industria habiendo sigo protagonistas de una serie que sirvió de referencia para el resto de producciones teen que llegaron más tarde.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.