Aunque algunos le llaman la Toma de Ojinaga, la verdad es que el término no aplica del todo, puesto que no fue un ataque planeado con el fin de tomar la plaza, sino que fue una batalla que por motivos que a continuación se describen, terminó escenificándose ahí, en Ojinaga.
Era Noviembre de 1913, las tropas del usurpador Victoriano Huerta, al mando del General Salvador Mercado y del Coronel Pascual Orozco (que ya había traicionado a la revolución, ahora estaba a las órdenes de Huerta) estaban posesionadas de la Ciudad de Chihuahua; Victoriano Huerta había designado al General Salvador Mercado como Gobernador del Estado y al Coronel Pascual Orozco como Jefe Militar, ambos con la instrucción de acabar con Pancho Villa, pero éste era un estratega militar nato; de manera sorpresiva toma Ciudad Juárez ocupándola y derrotando a los Huertistas, a qienes les dio a escoger entre unirse a la División del Norte o ser fusilados.
Dejando ocupada Ciudad Juárez, Villa se aproxima a Chihuahua, en estación Tierra Blanca derrota a las tropas Huertistas, el Gobernador, General Salvador Mercado, huye, pero comete un error, en vez de irse a Torreón que era la ruta más lógica, huye rumbo a Ojinaga, pensando él que una vez en la frontera, iba a recibir apoyo del Ejército de Estados Unidos y entre ambas fuerzas acabarían con Villa; ese fue un grave error de estrategia militar, puesto que el Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson no reconocía al gobierno de Victoriano Huerta; por su parte, Wilson al enterarse movilizó a las tropas del General John Pershing desde Fort Bliss en El Paso, Tx., para estacionarse a las afueras de Presidio, Tx., con la orden de no intervenir, salvo que fueran atacados.
A su huída rumbo a Ojinaga, el General Mercado deja encargado de la plaza de Chihuahua al Coronel Pascual Orozco, quien en vez de enfrentar a Villa, ordena saquear y robar la ciudad para emprender la huida hacia Ojinaga. Villa entra a Chihuahua y toma el control; Venustiano Carranza, jefe del Ejército Constitucionalista (Gobierno alterno al de Huerta), lo nombra nuevo Gobernador del Estado; Villa asume el Gobierno del Estado de Chihuahua e inicia con algunas reformas, por lo que envía a los Generales Toribio Ortega, Maclovio Herrera y Pánfilo Natera con tres mil hombres a Ojinaga para enfrentar al General Mercado y a Pascual Orozco.
Pasaba el tiempo y tras un asedio de cinco días, el Gobernador Villa no se explicaba cómo tres experimentados generales con tres mil hombres bien armados, pertrechados, con tropas de artillería, caballería e infantería, además con apoyo de servicios de sanidad, transporte y alimentación, no podían sacar de Ojinaga a dos mil quinientos soldados huertistas, hambrientos, harapientos y con cada vez menos poder de fuego; por lo que Villa toma la decisión de ir personalmente a Ojinaga y acabar con los Huertistas, partiendo rumbo a la frontera con una fuerza de cinco mil hombres, dejando provisionalmente el Gobierno del Estado a cargo del General Manuel Chao.
Eran los primeros días de Enero de 1914, según las crónicas, en medio de un duro invierno, con temperaturas congelantes, aún para la región de Ojinaga, que se caracteriza por sus altas temperaturas; ahí va Pancho Villa llegando a Ojinaga, sin avisar y sin que sus generales se dieran cuenta de su llegada. Los mandó llamar y uno a uno llegaron a su presencia; primero Toribio Ortega, luego llegó Pánfilo Natera y por último Maclovio Herrera, los tres, nerviosos y cabizbajos se encontraron a un Villa furibundo, que aunque era bien sabido que no acostumbraba gritar ni insultar, sus regaños eran temibles.
Según crónicas de los periodistas estadounidenses John Reed y Ambrose Bierce que cubrían la Revolución Mexicana, Villa se habría expresado así: “Con que me tienen malas cuentas muchachitos, en cinco días no han podido sacar de Ojinaga a los Huertistas y ya del otro lado tenemos al ejército gringo; lo primero que les dije que no hicieran antes de salir de Chihuahua, fué lo primero que hicieron: pelearse entre ustedes por el mando y ahí está el resultado, no pueden con ellos; pero no se preocupen, aquí está su General Villa para decirles cómo se hace y cómo se gana una batalla, y puede, que hasta se salven de ser fusilados”, luego reunió a sus cinco mil hombres más los tres mil que ya estaban ahí y el mensaje fué muy claro, les dijo: “Mis valientes, vamos a tomar Ojinaga, sólo cumplan las órdenes que les dé y pronto sacaremos a los Huertistas de ahí”; y acto seguido se pusieron todos a órdenes y listos para la batalla.
Mientras tanto del otro lado del río, desde las afueras de Presidio, Texas, el General Pershing y sus tropas veían los sucesos y tenían muy claro lo que iba a pasar, una estrepitosa derrota Huertista y una posible migración masiva a Estados Unidos de los soldados derrotados. Entonces el 10 de enero de 1914, Villa da la órden de atacar Ojinaga y en solo medio día, Villa hizo lo que sus tres generales no pudieron hacer en cinco días, acabó con el ejército Huertista. Durante la batalla, Pascual Orozco comete otro error militar que pudo ser de graves consecuencias para el país: ordena lanzar dos cañonazos hacia el lado estadounidense, muy cerca de las tropas del General Pershing, con la intención de que pensaran que eran de Villa y así provocar la intervención de los gringos y poder salvar la derrota; pero el mismo Pershing y su Estado Mayor desde el otro lado vieron la maniobra y ordenó a sus tropas replegarse y no intervenir.
Villa y su División del Norte ocupan Ojinaga y las tropas Huertista cruzan en tropel hacia Estados Unidos, donde son todos detenidos por el ejército gringo, incluidos los jefes General Salvador Mercado y Coronel Pascual Orozco y cerca de dos mil hombres quienes fueron detenidos y enviados como prisioneros; Orozco y una parte de la tropa son enviados prisioneros a Fort Wingate en Marfa, Texas; Mercado y otra parte de la tropa son enviados prisioneros a Fort Bliss en El Paso,
Texas. No se les dio status de prisioneros de guerra, sino de ilegales con solicitud de asilo político ante el gobierno de Estados Unidos; al final todos terminaron siendo deportados hacia México.
La Batalla de Ojinaga tiene su importancia histórica y militar muy particular; fue la primera batalla de la revolución que fue filmada para el cine por la “Mutual Films &Co. de Hollywood, California”, que envió a su equipo al mando del director Charles Pryor; aquí se tomó la emblemática e icónica fotografía de Villa entrando a Ojinaga en su caballo (fotografía que acompaña esta reseña); la batalla también fue cubierta por los periodistas estadounidenses John Reed quien era corresponsal del Periódico “The Masses” y la revista “Metropolitan Magazine” de Nueva York; también el periodista y escritor independiente Ambrose Bierce, quien murió en la batalla.
El valor y la importancia real de la Batalla de Ojinaga fué que permitió a la División del Norte tomar control total de la frontera norte, sacar a las tropas Huertistas del Estado; ésta Batalla provocó que Victoriano Huerta, entre la paranoia de su alcoholismo y el terror que le tenía a Villa, concentrara el resto de sus tropas en Zacatecas (tratando de evitar que le tomaran la Ciudad de México), donde meses mas tarde Villa y la División del Norte le asestaron la estocada final con la Toma de Zacatecas, para derrocarlo y llegar hasta la Ciudad de México.
Ese es el valor histórico de la Batalla de Ojinaga, 108 años después de haberse llevado a cabo.
Les deseo un grandioso día!!
José Luis Jaramillo Vela
Fuentes Bibliográficas:
+uacj/baúl/pedrosillervazquez + www.gob.mx/sedena/documentos
+ a tiempo.tv
+ cultura.gob.mx
+ excelsior.com.mx
+ chihuahuamexico.com
+ codigodelicias.com
+ facebook/rafael aguirre regidor/juventino juarez acosta
+ nortedigital.com
+ wikipedia