Los deportistas no han quedado exentos de sufrir depresión debido a la pandemia de Covid-19, en algunos casos con resultados fatales
Alejandra Benítez /
Ciudad de México— La depresión es un asesino silencioso.
En mayo de 2020 Daniela Lázaro, mediocampista del Atlético de San Luis, se quitó la vida en plena pandemia. El club no dio mayores detalles sobre el seguimiento que tuvo con sus jugadoras en el confinamiento del año pasado y una esquela en redes sociales enmarcó su partida.
En febrero de este año, Santiago «Morro» García, jugador argentino, se disparó en su departamento.
«La depresión está dentro de cada persona y en la mayoría de los casos no te das cuenta que la padeces, el confinamiento y la pandemia han resquebrajado muchas de las emociones de futbolistas y atletas de alto rendimiento», explicó a CANCHA el psicólogo deportivo, Jorge Carrasco.
«El ejercicio y comer bien no basta en ellos, tienes que conectar con tus emociones y darte cuenta que algo anda mal en ti».
Carrasco señaló que el confinamiento agudizó diversos problemas, al perder la posibilidad de socializar y tener una comunicación con diferentes personas (feedback), creció el sentimiento de soledad y también surgió otro fenómeno que fue el exceso de información, que vino a saturar mentalmente a cada persona.
«Tenemos demasiada información alrededor y escuchamos todo tipo de noticias que nos pueden alentar, pero también hundir en medio de un sinfín de dudas y generar cierta desesperación porque no hay un plazo para que las cosas vuelvan a ser como antes», explicó.
El psicólogo explicó que algunos deportistas tuvieron la oportunidad de vivir el confinamiento con sus familias; esposa e hijos, algunos en casa de sus padres y hermanos, pero hubo quienes estuvieron solos y fue a los que más afectó.
«Es muy frecuente que haya mucha contención emocional porque no sólo es el confinamiento para resguardar la salud, también han dejado de tener contacto con sus familias y amigos, el futbolista y el atleta de alto rendimiento está acostumbrado a tener cerca a su gente, incluso a contar con el afecto del público», mencionó.
En el caso de los futbolistas, Carrasco consideró que el confinamiento sacó a la luz situaciones que ya se tenían y las agudizó.
«Antes de la pandemia muchas veces el futbolista tenía una presión social por el aficionado para buscar los resultados, y tiene que aprender que no es responsable de la felicidad de nadie», explicó.
Pierde la batalla
Daniela Lázaro tenía 20 años cuando decidió quitarse la vida el 16 de mayo del 2020.
Jugaba para el San Luis y al igual que el resto de sus compañeras tuvo que resguardarse en su domicilio para esperar noticias sobre el regreso de la Liga ante la pandemia de Covid-19.
Ni tiempo le dio de debutar, ya que fichó con el Atlético en el Apertura 2019, pero tuvo que parar, pues sufrió la ruptura del ligamento cruzado de una de sus rodillas.
Ese tipo de lesiones tardan entre 6 y 8 meses en sanar, y los futbolistas que las han vivido saben que se tienen que someter a mucho trabajo de rehabilitación y que les cuesta volver a tocar un balón. También se requiere de un trabajo mental porque el miedo de una nueva ruptura siempre está presente.
Daniela trabajaba para volver a las canchas y algunas futbolistas cercanas a ella no encuentran explicación a lo ocurrido.
La Fiscalía de San Luis Potosí informó que Daniela fue encontrada ese día por sus familiares. Cuando abrieron la vivienda tenía tres horas de haber muerto por asfixia, se colgó de una de las vigas de su casa.
Aparentemente vivía sola y su familia no quiso dar más detalles, el club también guardó silencio. Algunas voces se levantaron en las redes sociales para pedirle a los clubes y entrenadores que estuvieran más pendientes de sus jugadoras, porque el confinamiento estaba haciendo estragos en muchas de ellas.
Sus compañeras elevaron plegarias por Daniela y su partida sensibilizó al gremio, incluso algunas entrenadoras como Fabiola Vargas, quien dirigió al Necaxa, dijo que se debería tener mayor cercanía con las jugadoras para conocer más detalles de sus vidas y no sólo hablar de futbol.
Adiós del ‘Morro’
Santiago «Morro» García, un goleador nato, que jugó para equipos como Nacional de Montevideo, Atlético Paranaense, Kasimpasa de Turquía y River Plate de Uruguay, conmocionó al mundo futbolístico en febrero de este año al quitarse la vida disparándose en la cabeza.
Su último equipo fue el Godoy Cruz de Argentina y quería emigrar a Vélez, Estudiantes o Gimnasia; sus compañeros lo definían como un hombre muy bromista y carismático, por eso nadie adivinó que sufría de fuertes depresiones, que lo llevaron a tomar tratamiento psiquiátrico.
El «Morro» tenía 30 años cuando decidió suicidarse, incluso ya no entrenaba con el equipo, pues su malestar se había intensificado y el presidente del club, Luis Manzur, decidió separarlo argumentando faltas a la disciplina.
El confinamiento agudizó sus problemas ya que tenía un año sin poder ver a su hija pequeña que vivía en Montevideo, pues estaba separado de su antigua pareja.
Incluso en enero de este año sufrió de Covid-19 y tuvo que aislarse en su departamento en Mendoza, Argentina.
Se supo que antes de quitarse la vida tuvo una plática con una mujer con la que tenía una relación amorosa a la que le advirtió que había comprado un arma para quitarse la vida, y así lo hizo.