LA NACION
Cuando afuera empezó a amainar el diluvio, bajo el techo del estadio Arthur Ashe se desató la intermitente tormenta de golpes de Aryna Sabalenka, campeona del US Open al vencer 7-5 y 7-5 a Jessica Pegula. Pura potencia, la bielorrusa conquistó el tercer Grand Slam de su carrera, segundo en el año, tras consagrarse a principios de 2024 en Australia.
Sabalenka, de 26 años y segunda en el ranking mundial, se desquitó de la derrota que hace un año sufrió en la definición ante la norteamericana Coco Gauff. Esta vez, la ganadora cerró la vía local en el camino hacia el título. En semifinales había vencido a Emma Navarro y este sábado, la potencia de sus tiros pudo más que la serenidad de Pegula (sexta favorita), a quien había vencido hace menos de 20 días en la final de Cincinnati.
Doble campeona en Australia, Sabalenka levantó la copa en el cemento neoyorkino, donde desde 2021 no bajó de las semifinales. Las pistas duras son las superficies más favorables a sus tiros planos y profundos. Cuando encuentra los ángulos para sus golpes, sus adversarias sufren. De todas maneras, Pegula, metódica y consistente desde el fondo de la cancha, le planteó pelea en el primer set, resuelto por la bielorrusa en el quinto set point con un drop-shot, una sutileza poco habitual en su repertorio.
Cada una quebró el servicio en dos oportunidades en el primer capítulo. Sabalenka se puso 4-2 y 5-3 con el saque, pero Pegula reaccionó sobre la base de una regularidad que no es la característica de su adversaria, que en el set inicial ejecutó 25 golpes ganadores (contra 9 de Pegula), pero cometió 23 errores no forzados (11). El balance total del encuentro para Sabalenka fue de 40 tiros ganadores y 32 errores no forzados.
Con Lewis Hamilton y Stephen Curry en las tribunas, Sabalenka volvió a sentir la condición de visitante. Ya en las semifinales, después de vencer a Navarro, en la entrevista en la cancha que se escucha en el estadio le dijo irónicamente al público: “Ahora sí me alientan, ¿eh?”. Frente a Pegula, durante un momento de máxima tensión en el 5-5 del primer set y ganar un muy buen punto con una volea, la bielorrusa movió los brazos hacia la tribuna pidiendo reconocimiento. Un rato antes había estado a punto de romper la raqueta tras golpearla contra el piso por una equivocación. Había muchos nervios en la final.
Sabalenka parecía encaminarse a una victoria más desahogada en el segundo set, cuando se puso 3-0. Pegula no se fue del partido, recuperó la solidez de los golpes desde la base y usufructuó los cortocircuitos de Sabalenka para pasar 4-3 arriba. Cuando la historia apuntaba para un tercer set, Sabalenka reaccionó a puro escopetazo, en su esencia. Se impuso 7-5 tras aprovechar el segundo match-point. Se desplomó en el cemento azul, se tomó el rostro y con una emoción incontenible subió hasta el box en el que estaban su equipo técnico y el novio. El público, dejando de lado su preferencia por Pegula, la premió con un sostenido aplauso.
Además de los tres títulos, Sabalenka este año fue finalista en Brisbane, Madrid y Roma. Un 2024 muy fructífero desde lo tenístico, en el que debió atravesar una difícil circunstancia personal con el suicidio de quien en el momento de quitarse la vida ya era su exnovio, Konstantin Koltsov, exjugador de hockey sobre hielo. En más de una conferencia de prensa fue consultada sobre el infausto suceso. “La muerte de Konstantin es una tragedia inimaginable y, aunque no estábamos más juntos, mi corazón está roto. Por favor respeten mi privacidad y la de su familia en este momento tan difícil”, publicó en su Instagram.
Pegula llegó a la final precedida también por una historia personal singular. Su padre Terrence es dueño de una fortuna de 6500 millones de euros y ocupa el puesto 374º en el ranking de riqueza mundial, según la revista Forbes. El padre de la tenista es propietario de los Buffalo Bills (NFL) y los Buffalo Sabres (NHL), además de inversor en gas natural y negocios inmobiliarios, bajo el conglomerado empresarial Pegula Sports and Entertainment.