Por: José Luis Jaramillo Vela
Lo que sucedió antes…
En 1909 funcionaban en el país de manera un tanto clandestina varios “clubes antirreeleccionistas”, debido a que ya ciertos sectores de la sociedad estaban hartos de treinta años de Porfiriato; en ese año, Francisco I. Madero, férreo opositor a la dictadura porfirista decide sacarlos de la clandestinidad y reunirlos y agruparlos a todos, entonces funda el Partido Nacional Antirreeleccionista , la creación de este partido animó a otros grupos políticos y se funda también el Partido Democrático , mientras que grupos de tendencia porfirista, se agrupan en el Partido Nacional Porfirista y otros más en el Partido Científico esto con miras a las próximas elecciones. En 1910 se llevan a cabo elecciones federales en México para elegir Presidente de la República, había una cierta efervescencia política debido a que desde la Presidencia de la República se habían anunciado ciertos “cambios democráticos”.
Las Elecciones Federales de México se iban a llevar a cabo en dos rondas: las elecciones primarias el 26 de junio de 1910 y las elecciones secundarias el 10 de julio del mismo año, con la finalidad de elegir al Presidente y Vicepresidente de México. A las elecciones se presentan como candidatos Porfirio Díaz Mori y Ramón Corral Verdugo para presidente y vicepresidente respectivamente por el Partido Nacional Porfirista y por el Partido Científico; mientras que los “cambios democráticos” anunciados, consistían en abrir las elecciones a otros partidos políticos y a otros candidatos, incluidos los independientes. El Partido Democrático consideraba conveniente la continuidad de Porfirio Díaz para que consolidara el progreso de México y enfrentar el nuevo siglo XX con un país moderno en muchos sentidos, pero en otros aspectos, no era tanto el desarrollo. Entonces el Partido Democrático sugiere que ellos apoyarían
a Porfirio Díaz, pero pedían que como candidato a vicepresidente fuera uno de sus miembros; como era de esperarse, la respuesta de Porfirio fue un rotundo no.
En vista de la respuesta negativa, el Partido Democrático decide aliarse al Partido Nacional Antirreeleccionista y apoyar las candidaturas de Francisco I. Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez, para presidente y vicepresidente respectivamente. Desde luego que las elecciones fueron un auténtico circo y un verdadero fraude; con excepción de Madero y Vázquez Gómez, todos los demás candidatos eran amigos y/o colaboradores del régimen de Porfirio y los partidos que representaban, no eran más que falsos membretes; como resultado final, Porfirio Díaz retiene la presidencia con el 99% de los votos, y Madero cuya popularidad era enorme, tan solo el 1% de la votación. Como resultado de las elecciones, el 21 de agosto Porfirio Díaz y Ramón Corral son proclamados ganadores para el período del 1 de diciembre de 1910 al 30 de noviembre de 1916 y Madero es arrestado, incluso antes de las elecciones en Monterrey, Nuevo León y enviado preso a la cárcel en San Luis Potosí.
Estando en prisión, Madero redacta el “Plan de San Luis” y el 5 de octubre Madero es liberado y huye a refugiarse a San Antonio, Texas y desde ahí proclama para México el Plan de San Luis. Dicho plan, que contenía varios puntos, en esencia era un llamado de Madero al pueblo de México para levantarse en armas contra el régimen porfirista, en vista de haberse agotado las vías políticas y legales; el Plan de San Luis incita abierta y claramente al pueblo de México a tomar las armas y derrocar a Porfirio. La fecha designada por Madero en el Plan de San Luis, para dar inicio al levantamiento, es para el 20 de noviembre de 1910 a las seis de la tarde.
Las ansias de Toribio…
En Chihuahua el antirreeleccionismo de Madero había ganado muchos simpatizantes, sobre todo por su discurso de la repartición de las tierras y su principal operador Abraham González Casavantes ya tenía todo listo para iniciar el levantamiento armado el día 20 de noviembre de 1910; había reclutado a Pascual Orozco y al entonces cuatrero Pancho Villa; Orozco se había encargado de traer las armas desde Estados Unidos para iniciar el levantamiento armado. El Plan de San Luis fué publicado en todos los diarios, el Ejército del Gobierno Federal sabía la fecha del levantamiento, pero lo que no sabían era por donde se iba a iniciar el movimiento armado, o si iban a ser levantamientos simultáneos en varias partes del país; esto le quitaba el sueño al General Manuel González de Cosío, Secretario de Guerra y Marina, que ante la incertidumbre no sabía para donde movilizar las tropas, optando por acuartelarlas.
El 14 de noviembre de 1910, Toribio Ortega no aguantó la espera y se adelantó con un grupo de setenta hombres tomaron el pueblo de Cuchillo Parado, Mpio. Coyame, Chihuahua, fué el primero en levantarse en armas contra Porfirio Díaz; el día 20 de noviembre por la noche, Pascual Orozco toma Pedernales, Mpio. Guerrero, Chihuahua y Pancho Villa toma San Andrés, Mpio Riva Palacio, Chihuahua. Se había iniciado la Revolución Mexicana. Como respuesta, comenzaron a surgir levantamientos en distintas
partes del país. El primer enfrentamiento con las tropas federales fue en Guerrero, Chihuahua, en una sangrienta batalla, Pascual Orozco derrota al Ejército Federal; Orozco tuvo la osadía de enviarle los cadáveres de sus soldados a Porfirio Díaz junto con el mensaje “Ahí te van las hojas, mándame más tamales”.
La Toma de Ciudad Juárez, acción que Madero ni autorizó ni ordenó.
En febrero de 1911, Madero regresa a México de su exilio en San Antonio, alentado y emocionado por los brotes de rebeldía en varias partes del país y comienza a formar el ejército revolucionario; de inmediato se le unen Pascual Orozco y Pancho Villa con 500 hombres cada uno, Madero por su parte traía otros 1500 hombres. En esos primeros días de la Revolución Mexicana, en el ejército de Madero, Pascual Orozco era jefe superior de Pancho Villa, quien se adaptaba y aceptaba su rol de subordinado; el 6 de marzo de 1911, toman la ciudad de Casas Grandes, tras esa batalla, Madero nombra Generales a José de la Luz Blanco y al mercenario italiano Guiseppe “Peppino” Garibaldi, mientras que a Orozco y a Villa los nombra Coroneles; esto no les agradó mucho, sobre todo a Orozco, ya que ambos, principalmente Villa, tenían un liderazgo natural sobre las tropas y aunque respetaban mucho al General Blanco, no aceptaban al italiano Garibaldi. Madero se da cuenta de la inconformidad de Pascual Orozco, rectifica y lo hace General, dejando a Villa como Coronel.
Al marchar hacia Ciudad Juárez, la intención de Madero era sitiar la ciudad exigiendo la rendición de las tropas federales encargadas de la plaza, al mando del temible General Juan N. Navarro a quien apodaban “El Tigre de Cerro Prieto”; Navarro se niega a rendirse y ubica a sus tropas para defender la ciudad en espera de refuerzos. En uno de esos días durante el sitio, Orozco le susurra al oído a Villa sobre dejar a Madero y unirse a las tropas federales; Villa le responde que no, que él con todos sus defectos no traiciona a nadie y que si no es General es por circunstancias, pero que esperará su turno. En la naturaleza de Villa no estaba el ser traicionero, por el contrario, practicaba y valoraba mucho la lealtad, pero además Orozco ignoraba la profunda admiración que Villa le tenía a Madero.
El día 8 de mayo de 1911 los Generales José de la Luz Blanco, Guiseppe Garibaldi, Pascual Orozco y el Coronel Francisco Villa atacan y toman a Ciudad Juárez, en un ataque que ni autorizó ni ordenó Madero, ya que el temor de Madero era que alguna bala perdida o algún cañonazo fuera a alcanzar a algún ciudadano de Estados Unidos o que dañara edificios en El Paso, Texas y eso le diera motivo a los gringos para intervenir; se cree que Orozco manejó falsamente la idea de que Madero había autorizado el ataque, porque esta acción de guerra distanció mucho a ambos personajes.
La batalla duró dos días de terribles combates, el 10 de mayo de 1911 ya estaba en poder de los revolucionarios, quienes estaban provocando una serie de saqueos, asaltos e incendios en la ciudad; Pancho Villa quería fusilar al General Juan N. Navarro por haber fusilado a prisioneros revolucionarios; la ciudad era un verdadero caos y la población estaba aterrorizada, además ya del lado estadounidense
estaban apostadas tropas por si los disturbios cruzaban al otro lado del rio; Madero tuvo que enviar un telegrama a sus generales para que respetaran la vida del General Navarro y pusieran orden en la ciudad.
De manera coincidente, esos mismos días estalla en Morelos la violenta rebelión de los campesinos al mando de Emiliano Zapata; este movimiento puso en llamas a los campesinos del sur del país y amenazaban con tomar la Ciudad de México; los hacendados, terratenientes, industriales y empresarios estaban temerosos de sus propiedades y esto encendió los focos rojos en el gobierno de Porfirio Díaz, quien lanzó una propuesta de paz a Madero, ante el evidente incendio social del país.
Porfirio Díaz hace una propuesta de paz
En marzo de 1911, se reúnen en Nueva York, el padre de Madero, Francisco Madero Hernández y su hermano Gustavo A. Madero con José Yves Limantour (Ministro de Hacienda de Díaz) y Francisco León de la Barra, todavía embajador de México en Estados Unidos, con el fin de tratar de llegar a un acuerdo de paz en México. El gobierno de Porfirio Díaz propone finalizar el movimiento y las hostilidades en el país, y ofrece como símbolo de paz, una amnistía para todos los revolucionarios, la dimisión inmediata del vicepresidente Ramón Corral, el reemplazo de cuatro ministros del gabinete, por gente de Madero y diez Estados del país que eligiera Madero, para poner gobernadores designados por Madero, así como establecer de la manera más inmediata posible en la Constitución, el principio de la “no reelección”. Los Madero responden que les agrada la propuesta, pero que invariablemente, debía de ir acompañada con la renuncia de Díaz
Por si fuera poco, el gabinete de Porfirio Díaz se empieza a dividir y resquebrajar, por un lado, el Secretario de Gobernación, Jorge Vera Estañol y los Secretarios de Hacienda, Comunicaciones y Obras Públicas, Fomento, Instrucción Pública, Justicia y Relaciones Exteriores, proponían acuerdos pacíficos con los líderes de la revolución y con revolucionarios de clase media, para desanimar a los campesinos; por otra parte en la Secretaría de Guerra y Marina, se habían levantado ya las voces de los Generales Victoriano Huerta y Bernardo Reyes, exigiendo que el movimiento revolucionario se debía de aplacar y aplastar por la vía de la fuerza bruta.
Porfirio Díaz, a pesar de ser un reconocido militar en todo el mundo, General de División y héroe de muchas batallas, desestima el consejo de Huerta y Reyes, diciéndoles que “son bravatas”, optando por buscar la paz con el ala moderada de la revolución; al parecer, Porfirio Díaz ya había sido convencido por su Secretario de Hacienda, José Yves Limantour de que la mejor solución para todos era que dimitiera al cargo.
Tratados de Ciudad Juárez, se apaga una flama…pero se enciende una llamarada
Entonces Porfirio Díaz le ordena a su Secretario de Gobernación, Jorge Vera Estañol y a su Secretario de Hacienda José Yves Limantour, quien además era su gran amigo y consejero, que dispongan todo lo que sea necesario para lograr la paz con la gente de Madero, sabiendo Díaz que eso implicaría de manera inevitable su renuncia a la Presidencia de la República.
Para la firma de los Tratados, se fijó la fecha el 21 de mayo de 1911 en el edificio de la Aduana Fronteriza de Ciudad, Juárez, Chihuahua; como representantes de la Revolución Mexicana firmarían los tratados, Francisco Ignacio Madero González, el Lic. José María Pino Suárez y el Dr. Francisco Vázquez Gómez, por el Gobierno Federal el Lic. Francisco Sebastián Carvajal y Gual, representante único del Presidente Porfirio Díaz y Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los puntos más importantes a tratar eran las renuncias de Porfirio Díaz y Ramón Corral como Presidente y Vicepresidente respectivamente.
En el primer punto, el Lic. Francisco Carvajal se comprometió a que antes de finalizar el mes de mayo, el Congreso de la Unión tendría en su poder las renuncias de ambos funcionarios y los revolucionarios se comprometieron a facilitar la salida pacífica del General Porfirio Díaz del país, para facilitar la transición. Se establece que de acuerdo con la Constitución, el Secretario de Relaciones Exteriores, Francisco León de la Barra sería nombrado Presidente Interino y que deberá organizar elecciones libres en cuanto las condiciones lo permitan. También, ambas partes se comprometen al cese inmediato de las hostilidades; se declara amnistía para todos los revolucionarios, incluso quienes deseen ingresar al Ejército Federal o a los cuerpos de seguridad, serán bien recibidos; Madero y su gente tendrán el derecho de nombrar catorce gobernadores interinos mientras se realizan elecciones, así como aprobar el gabinete del Presidente Interino León de la Barra.
El cese de hostilidades se dio de manera inmediata el mismo día 21 de mayo, para el día 25 de mayo, conforme a lo firmado, el Congreso de la Unión ya tenía en su poder las renuncias del General de División José de la Cruz Porfirio Díaz Mori a la Presidencia de la República y de Ramón Fulgencio Corral Verdugo a la Vicepresidencia, terminando con ello la era porfirista que duró treinta años.
El mismo Francisco I. Madero contribuyó a encender una llamarada mucho más grande que la flama porfirista que acababan de apagar, los Tratados de Ciudad Juárez le daban el derecho a designar a funcionarios del Gobierno Interino, designando a maderistas amigos de él de la clase alta, incluida su esposa como Tesorera de la Federación; igual sucedió con las catorce gubernaturas interinas a las que tenía derecho, nombrando amigos de él, con esto, muchos Generales revolucionarios se sintieron desplazados, cuando sentían que tenían derechos ganados para ser tomados en cuenta. A pesar de eso, Madero ganó la Presidencia de la República en las elecciones de octubre de 1911, con su discurso de la repartición agraria que enamoró a miles de mexicanos que votaron por él y que creían que ahora sí tendrían su propia tierra para sembrar…nada más opuesto.
El gobierno de Madero era en esencia el mismo esquema porfirista, con la élite maderista en los puestos clave, la sociedad mexicana no tardó en notar que todo había cambiado para seguir igual que antes. Desde Francia, Porfirio Díaz le había enviado una frase que a Madero le pesó como una lápida: “Madero ha desatado al tigre, vamos a ver si tiene las agallas para controlarlo”; por su parte, Venustiano Carranza le reclamó que: “Madero nos ha entregado una revolución muerta que tendrá que lucharse de nuevo”; y así fue, Madero ya traía encima a la opinión pública, a los propios revolucionarios que se sintieron desplazados, a los diversos grupos y personajes que aspiraban al poder, y lo peor, los militares que aspiraban al poder como Victoriano Huerta y Bernardo Reyes.
Pero el flamazo que incendió de nuevo al país. fue cuando la gente, el pueblo le reclamó que cumpliera su promesa de distribuir la tierra, su respuesta fue: “De eso que se encarguen los tribunales”, con esto, prácticamente desconoció su discurso de campaña y provocó levantamientos muy violentos en todo el país; los grupos de Zapata en Morelos, Puebla y Oaxaca, Pancho Villa en Chihuahua, la traición de Pascual Orozco en Chihuahua, el levantamiento de Pánfilo Natera en Zacatecas, de Venustiano Carranza en Coahuila, Bernardo Reyes en Nuevo León, Rafael Buelna en Sinaloa, Álvaro Obregón, Adolfo de la Huerta y Plutarco Elías Calles en Sonora, Heriberto Jara y Úrsulo Galván en Veracruz y el sureste; y así por todo el país creció la inconformidad de muchos sectores sociales hacia Madero, quien al apagar un cerillo, provocó un incendio que para algunos historiadores, no terminó sino hasta 1940, cuando el Presidente Manuel Ávila Camacho logró la conciliación y la unidad nacional.
Fuentes Bibliográficas: + www.gob.mx/sedena
+ historiademéxico.info
+ artsandculture.com
+ sistemas.iibi.unam.mx
+ infobae.com
+ teseopress.com
+ books.openedition.org
+ uv.mx
+ Wikipedia.org