Antonio Carbajal: El adiós
by FRANCISCO ALANÍSSin lugar a dudas uno de los máximos ídolos del futbol mexicano ha sido Antonio Carbajal, “El 5 Copas” o simplemente “La Tota” como prefiere que le digan quienes bien lo conocen.
Carbajal fue un excelente arquero que siempre vio marcada su vida por el futbol, primero cuando jugaba una cascarita en la calle y su hermano murió atropellado. Su padre le prohibió volver a jugar, pero el gusanito del futbol pudo más y desobedeció la orden paterna. Para evitar el regaño, dejó la delantera –aunque era un magnífico goleador- y prefirió la portería, desde donde podía ver si su padre venía, para refugiarse como uno más de los que solo observaban la cascarita.
Antonio crecía y se daba cuenta de que cualidades para destacar las tenía, por lo que al terminar la secundaria le anunció la decisión a su padre, quien le dijo:
-Sigues estudiando o te me vas a la calle.
La Tota se decidió por la segunda opción y buscó alojamiento en la casa de una vecina caritativa.
Sus cualidades lo llevaron a entrar a un equipo de barrio llamado Oviedo, en donde el portero titular era José Alfredo Jiménez, ¡Sí! El que llegaría a ser famoso compositor y cantante, quien no desaprovechó la oportunidad para dedicarse a lo que en verdad le atraía y le dejó la meta al jovencito Carbajal.
Tras varias vicisitudes, Toño llegó por fin al Club España y tras una dura prueba con un balón de cuero mojado que le dejó marcas en el pecho y manos, no sólo fue aceptado, si no que a los pocos días debutaba en la Primera División.
Luego de dos años en el equipo, este desapareció y fue a dar al Bajío, con los Panzas Verdes del León, en donde jugaría toda su vida futbolística.
Carbajal tendría la enorme fortuna gracias a sus cualidades y sobre todo a su trabajo constante, de disputar 5 Copas del Mundo, siendo el primero en lograrlo. “La Tota” jugó en Brasil 1950, Suiza 1954, Suecia 1958, Chile 1962 y terminaría dignamente en un extraordinario partido ante Uruguay con su marco en ceros en el Mundial de Inglaterra en 1966. Aquella noche del 19 de julio de 1966, Carbajal anunció su retiro definitivo de las canchas
– “Me voy porque ya no tengo nada que darle al futbol”– fueron las palabras del extraordinario veterano. ¡Se fue como un verdadero grande!
Meses atrás, sin embargo, en su equipo al que le había dado 16 años de su vida, ya no era tomado en cuenta por el estratega argentino que había llegado al conjunto. Luis Grill le decía viejo, aún y cuando en los entrenamientos era el que más se mataba por seguir demostrando su valía y aunque ya Trelles el técnico nacional, le había dicho que su lugar en el Mundial estaba asegurado y ahí pensaba retirase, deseaba también una salida digna del León, el equipo que tanto le dio y al que ayudó a ser grande.
El día esperado llegó. El portero titular estaba lesionado, el León pasaba por un mal momento y Luis Grill que tanto despreció a Carbajal por viejo, tuvo que llamar al veterano a cubrir el marco contra uno de los mejores equipos de la liga: el Toluca.
Carbajal sabía que ese era su momento, el del retiro en la liga. Aquel 7 de noviembre de 1965, ante una entrada muy buena en el campo de la Martinica, salió a comerse el mundo, como un chiquillo que recibe su primera oportunidad pero con la gran ventaja de la experiencia de tantos años.
Antonio dio un magnífico encuentro, varias atajadas magistrales, entre ellas se recuerda una en la que a boca de jarro detuvo un verdadero trallazo del peruano Claudio Lostanau que ya se cantaba como gol.
El Toluca se mantuvo atacando, querían horadar la meta del mundialista. Toño sacó cuando menos cuatro ya hechos, volando de un lado a otro espectacularmente, manteniendo el 0-0.
El árbitro Ricardo Basurto pitó el final y le dio la mano a Carbajal, felicitándolo porque seguía con sus condiciones intactas.
Antonio Carbajal salió ovacionado y como no, si había dado un gran partido. Los gritos de ¡Tota! ¡Tota! Cimbraron el modesto estadio.
Luis Grill, el técnico leones, aquel que le dijo viejo al guardameta y que lo mantuvo en la banca, además de que ya ni lo dejaba entrenar con el equipo, entusiasmado se acercó a Carbajal y le dijo: “Siempre dije que vos era el mejor arquero de México”. Carbajal, quien estaba extasiado por su actuación y que sabía era la última en territorio nacional, le contestó: “Y yo siempre supe que usted era un hijo de la chingada”.
Antonio “La Tota” Carbajal se alejó del entrenador y alzó las manos, saludando a la afición, esa que sí lo quería y que jamás lo olvidaría, consagrándolo como uno de los grandes ídolos del futbol mexicano.
Meses después, jugaba su último encuentro, ese ante Uruguay, que lo consagraba como “El Cinco Copas”.
Por Carlos Calderón Cardoso.