El más joven de los competidores masculinos, el colombiano Ángel Barajas, llegaba a los Juegos de París con el objetivo de ganar experiencia para un futuro prometedor, pero se va con una sorpresiva plata en barra fija que le dio a su país su primera medalla en la Gimnasia.
Tras clasificarse sexto para su primera final olímpica, el gimnasta de Cúcuta, de 17 años, trepó sereno a la barra fija. Era el tercero en competir, justo después del japonés Shinnosuke Oka, uno de los favoritos que acababa de marcar un impresionante 14,533.
Concentrado el colombiano arrancó firme su ejercicio y no tardó en captar el interés del Arena Bercy, que ovacionó su preciso aterrizaje tras una notable rutina en este aparato de fuerza y precisión. Con la misma puntuación que el japonés, pero algo más baja en ejecución, el podio que antes parecía inalcanzable estaba ahora a un paso.
Esta competencia se sufrió bastante, era una final olímpica y ahí se siente mucho la presión, la ansiedad, el estrés. Pero me ayudó mucho el tratar de estar tranquilo», explicó después Barajas a los periodistas.
UNA SERIE LO INSPIRÓ PARA SER GIMNASTA
En una final con muchos fallos y caídas de la barra, el resto de competidores fueron cometiendo serios errores que iban afianzando cada vez más su hueco en el podio. Incluso el chino Zhang Boheng, líder en las clasificatorias, erró en el aterrizaje, abriendo el camino de Barajas para un podio histórico.
Tenía la plata, y todo el camino recorrido por aquel niño que se interesó por la gimnasia imitando las acrobacias de una serie de televisión había valido la pena.
«Llevo 13 años trabajando, y en estos 13 años no puedo decir que no hay día en que no llore», contó al terminar. «Hay días en que las cosas no salen muy bien y uno siempre quiere salir adelante», recordó.
JOSSIMAR CALVO FUE SU ÍDOLO Y MODELO A SEGUIR
El camino de este joven de Cúcuta que creció admirando los éxitos de su paisano Jossimar Calvo, el primer colombiano en clasificar a una final olímpica en Rio de Janeiro 2016, no fue fácil. Su pasión requería de interminables horas de entrenamiento y del esfuerzo de su madre y sus hermanos, a los que siempre agradece su apoyo.
A solo unos días cumplir 18 años, uno de sus grandes orgullos es que su madre y uno de sus hermanos hayan podido ir a París. Vestida con una camiseta de Colombia, a ella es a la única que distinguía en la bulliciosa Arena Bercy estos días antes de salir a competir.
Cada sacrificio tiene su recompensa más adelante. Yo estuve tres meses fuera de casa, la verdad que fue muy duro», sentenció.
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