La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Andrés Manuel le hizo caso a Marcelo.
· MORENA: violación a la libertad de expresión de los aspirantes.
· Marcelo Ebrard disiente de AMLO; sí atenderá a los medios “conservadores”.
Finalmente, el ex Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, vio cumplido su propósito, al plegarse el presidente Andrés Manuel López Obrador, y su partido, MORENA, a la exigencia planteada por el ex canciller, para el retiro de sus cargos públicos por parte de todos los aspirantes presidenciales morenistas: el mismo Ebrard, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Además, se han sumado a la contienda el senador del PVEM, Manuel Velazco, y el diputado del PT, Gerardo Fernández Noroña. Así, al ver que no había opción, López Obrador tuvo que indicar al líder morenista, Mario Delgado, que pidiera a todos separarse de sus puestos, ya que de no haberlo hecho, Ebrard mantendría su postura crítica –“piso disparejo”- al respecto y, ello generaría más sospechas de las que ya desacreditan al proceso de sucesión –ilícito, por cierto-, operado y confeccionado desde hace dos años, por el mismo presidente de México.
Evidente, resulta, la violación al derecho humano a la libertad de expresión de los aspirantes a la candidatura presidencial por MORENA. Las restricciones impuestas en el acuerdo que se les hizo firmar a los citados precandidatos –por llamarles de algún modo- consistieron en: advertirles que eviten a los medios de comunicación “reaccionarios o conservadores” o “adversos a la 4T”, así como instruirles que se abstengan de entablar debates públicos. La libre expresión es un derecho humano que tenemos todas las personas para manifestar nuestras ideas, por cualquier medio, y en cualquier lugar, dentro del país, siempre y cuando no transgredamos con ello los derechos de otras personas, ni cometamos faltas a la moral y el orden públicos. Por lo tanto, acotar a alguien a que se abstenga, en cualquier forma, de hacer un uso lícito de dicho derecho, constituye una infracción al mismo, así como una discriminación contra la persona afectada. Mal inicio el de MORENA, sin duda, en su proceso interno de selección de candidato, pues tal partido, supuestamente liberal y antagónico al “conservadurismo”, está resultando más conservador que sus supuestos adversarios. Pareciera que México está viviendo de nuevo la época del porfiriato.
Con integridad, Marceo Ebrard, respondió al periodista Ciro Gómez Leyva, que le parece absurda la restricción impuesta por MORENA a los aspirantes a la candidatura presidencial, y que a pesar de la indicación de evitar dar entrevistas a medios de comunicación “reaccionarios” o “conservadores”, él estará abierto para dialogar con cualquier medio de comunicación durante el transcurso del proceso interno, igualmente, cuestionó la indicación de evitar debates públicos entre los contendientes. Es valiente la posición que asume Ebrard, pues con ello pone en evidencia el conservadurismo y la verticalidad con las que, el presidente, Andrés Manuel López Obrador, y Mario Delegado, dirigente de MORENA, han diseñado las reglas del proceso interno morenista –cuya ilegalidad es más que evidente-.