A partir de la realidad de que la política es muy traicionera, la parrilla de salida del gran premio presidencial de México es la misma de hace nueve meses. Sin embargo, como la política es muy acomodaticia, en un mes se tendrán las posiciones reales de los competidores.
Andrés Manuel López Obrador, moviéndose como presidente electo, desgastó buena parte de su capital político adelantando su agenda contra las reformas, porque la estructura productiva salió a frenarlo y se quedó sin municiones. No era lo mismo oponerse a las reformas como discurso de campaña que encarar la imposibilidad de sus intenciones.
Ricardo Anaya Cortés arranca bastante zarandeado, sin capacidad de respuesta estratégica; confundió su agenda personal con la de su nominación. En los meses de precandidatura e intercampañas desperdició su principal activo político: la alianza con el PRD, la agenda de cambio de régimen y la propuesta de un modelo de desarrollo intermedio entre el neopopulismo de López Obrador y el neoliberalismo de José Antonio Meade Kuribreña. La incorporación de Jorge Castañeda como coordinador de estrategia podría darle contactos con el bloque de poder internacional.
Los baches de López Obrador serían tres: la indigestión de su triunfo adelantado y su comportamiento como presidente electo, su agenda populista ha comenzado a debilitar sus alianzas con neomorenistas del PRI y del PAN y su falta de pericia en los debates no podrá eludir los cuestionamientos de Anaya como polemista sobresaliente, de Meade con su preparación como funcionario y de Margarita Zavala de Calderón como el fantasma calderonista del 2006.
López Obrador como el adversario y Zavala sólo como pica crestas, sólo Anaya tendría posibilidades de recuperar posiciones y colocarse en una competencia entre dos, como ha ocurrido en 1988 (Salinas-Cárdenas), 1994 (Zedillo-Diego), 2000 (Fox-Labastida), 2006 (Calderón-López Obrador) y 2012 (Peña-López Obrador).
Los tiempos de precamañas e intercampañas mostraron que el PRI –y Meade como su abanderado– no pudo remontar la carga negativa y la operación electoral tipo Edomex sería un escándalo nacional que pudiera llevar a la anulación de las elecciones. El error estratégico de Claudia Ruiz Massieu fue llevar el caso Anaya a la OEA donde le tienen bien tomada la medida al PRI; la internacionalización de las elecciones traerá a observadores como nunca.
Pero al final las cosas seguirán igual, gane quien gane.
Política para dummies: La política es la habilidad para no creerse las propias mentiras… y menos las de los demás.
Si yo fuera Maquiavelo: “El que menos ha confiado en el azar es siempre el que más tiempo ha conservado en su conquista”.
Sólo para sus ojos:
Recuerde revisar todos los días el sitio www.seguridadydefensa.mx para enterarse de la geopolítica de poder de Trump.
El escenario electoral del 2018 en los EE. UU. Le favorece a Trump en las tendencias de votos: 49 senadores republicanos contra 44 demócratas, 204 representantes republicanos contra 201 demócratas y 25 gubernaturas republicanas contra 19 demócratas. Hay posiciones en duda, pero por lo pronto Trump estaría fijando su reelección en las nacionales de fin de este año.
Ya se ha dicho, pero hay que repetirlo ahora que comienzan campañas: las encuestas sólo reflejan el estado de ánimo del día de su levantamiento, la cifra promedio es engañosa porque no se pueden promediar tomates con café y las cifras valen sólo si se registran las abstenciones y las no respuestas.
El factor disruptor en la elecciones mexicanas ya está en marcha: las redes sociales.
Famosas últimas palabras: “Facebook es responsable de proteger a sus usuarios; no somos dignos de servirlos”: Mark Zukerberg, fundador y dueño de… Facebook.