La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· AMLO – Monreal: una historia que aún no acaba de escribirse.
Al calor del afán por retener el poder y dar continuidad a su proyecto personal de nación, el Presidente Andrés Manuel López Obrador impulsó desde la primera mitad del sexenio las aspiraciones de él y de sus favoritos para sucederlo en el cargo. Así, en esa tesitura y sin importar al titular del Poder Ejecutivo la observancia de la Constitución y la legislación electoral, el mandatario autorizó el inicio de las campañas de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López, a quienes el mandatario apodó “las corcholatas”. Ricardo Monreal líder morenista del Senado y también legítimo aspirante presidencial fue segregado de las preferencias del presidente, con lo que López Obrador demostró que el senador zacatecano no figura entre sus opciones para la entrega de la banda presidencial (en el hipotético caso del eventual triunfo de MORENA) en el año 2024.
La evidente descortesía sufrida por Monreal a manos del presidente López Obrador, así como de Mario Delgado, dirigente nacional de MORENA, gestó un sonado distanciamiento político al que los medios de comunicación no han dejado de dar cobertura, y el cual parece entrar en una nueva y más ríspida etapa después de varios meses de desencuentros derivados de opiniones contradictorias expresadas públicamente por el senador y el presidente. Esta inédita fase de la pugna entre López Obrador y Monreal constituye una demostración de poder por parte de uno y otro, ya que las diferencias que los separan se han hecho cada vez más profundas, al protagonizar estos actores una abierta confrontación política de poder a poder.
Esta escalada de la rivalidad AMLO-Monreal es caracterizada por dos hechos significativos: 1.- El desaire hecho al senador por parte del presidente mediante la ausencia de los secretarios de la Defensa, Marina y Seguridad Ciudadana, así como del dirigente de MORENA, al no asistir la reunión plenaria en el Senado organizada por Monreal en días recientes; 2.- El revés político asestado al presidente López Obrador un día después por el senador Monreal, al lograr éste que su candidato a la presidencia del Senado, el morenista Alejandro Armenta resultara electo para tal cargo por los senadores, venciendo a otros aspirantes morenistas afines al lopezobradorismo. Bajo tal escenario, dos años antes del relevo presidencial del año 2024 la historia de la relación política Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Monreal se halla en un punto extremo de verdadera ruptura, y aún faltan muchos capítulos por escribirse.