Omar Peralta
Amaury Vergara ha llegado a cinco años al frente de Chivas. Medio año antes de la muerte de su padre, Jorge Vergara, este empresario y cineasta de 36 años asumió la responsabilidad de presidir al club rojiblanco. Después de un lustro en el cargo, el Guadalajara todavía no ha podido ganar ningún campeonato. Lo más cercano fue aquella final con Tigres en el Clausura 2023, en la que los rojiblancos tuvieron una ventaja de 2-0 y la dejaron ir. Aunque el Rebaño Sagrado se ha confirmado como un equipo constante en las fases finales durante los últimos torneos, una inercia que perdió en diversas etapas históricas, lo cierto es que nada importa más que los títulos.
Y esa máxima toma otra dimensión en el contexto actual, cuando el América, su eterno rival, viene de conseguir un bicampeonato que amplió la diferencia de títulos a tres: jamás había existido tanta distancia. Con esos motivos, es normal que la gestión de Amaury Vergara sea objeto de tantas críticas. En sus años iniciales, realizó una potente inversión. Llevó a Ricardo Peláez, directivo con prestigio de ganador, y firmó a jugadores como Uriel Antuna, Chicote Calderón y Ricardo Ángulo.
El desenlace fue frustrante: Chivas regresó a las Liguillas, pero sin nunca acercarse al título. Y siguió el desfile de entrenadores: Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich, Marcelo Michel Leaño, Ricardo Cadena; luego dos extranjeros, Veljko Paunovic y Fernando Gago, actual timonel del club. Nadie ha podido dar con la tecla. Chivas se queda corto cuando compite contra los equipos protagonistas del certamen mexicano, especialmente con el América.
Además, se han añadido presiones externas. No sólo el América fue bicampeón. También el Atlas, rival de la ciudad, alcanzó ese hito (y en un torneo de los dos que ganó echó a Chivas en Cuartos de Final). Los rojiblancos no sólo no ganan, sino que ven a sus némesis dar la vuelta. El mes pasado se cumplieron siete años desde el último campeonato de Chivas, ante Tigres en el Clausura 2017. Y todavía ese logro se dio bajo la administración de Jorge Vergara. Tardó nueve años en renovar la vitrinas: su anterior y primer título había llegado en el Apertura 2006, cuando el Rebaño superó a Toluca con un recordado gol de Adolfo Bofo Bautista.
Aquel logro se dio cuatro años después de que Vergara adquiriera al club (octubre de 2002). De alguna manera, se puede decir que el éxito llegó rápido (además, en 2004, perdió una final con Pumas). Luego, sin embargo, tardó mucho en refrendarlo. La gestión de Vergara es cuestionable desde el punto de vista de los éxitos deportivos, aunque incluso bajo ese parámetro le saca ventaja a la actual administración, que sigue sin conocer el oro. Tampoco ha habido grandes avances en la formación de jugadores. Se sabe que a Chivas no le es tan fácil hacer grandes fichajes, pero en la era de Jorge Vergara las fuerzas básicas tuvieron un rol sin precedentes, dando como frutos a jugadores como Javier Hernández, Carlos Vela y Marco Fabián.
Hoy Chivas tiene elementos jóvenes que hasta son seleccionados, como Alejandro Orozco, y otros que se han consolidado como Gilberto Sepúlveda. Pero, como ha quedado claro, no ha sido suficiente para establecer un equipo que pelee títulos. Después de los primeros cinco años, no puede sino decirse que Amaury Vergara se ha quedado corto en cuanto a las expectativas que siempre despierta un equipo como Chivas. La presión crece y no hay remedio para solucionarlo: ganar el título sería el único bálsamo. Y no llega.