Conquista el título de peso mosca
EFE
Una valiente y combativa Alexa Grasso hizo ayer historia al convertirse en la primera mexicana campeona de la UFC, al terminar con el reinado de Valentina Shevchenko con una guillotina
. La menos favorita demostró que no hay nadie invencible.
Shevchenko comenzó trabajando al contragolpe, esperando a la mexicana y conectando pocas manos. Grasso lució un boxeo muy ordenado y sólido, conectó las combinaciones más claras en los primeros compases.
La campeona sintió la pegada de Grasso, la provocó un corte en el puente de la nariz con un volado de derecha. La primera aspirante mexicana de la historia de la UFC cerró el asalto con un buen derribo. No venía de turismo a Las Vegas.
Shevchenko salió a no asumir riesgos en el segundo, derribó Grasso y la amasó a ras de lona. Buscó y afianzó la posición de control colocando el crucifijo. Las tablas de la monarca del peso mosca salían a relucir, era sabedora de que el primer asalto había sido para la mexicana.
La kirguisa se sabía superior en el suelo y a eso se aferró, la pegada de Grasso era un problema. Shevchenko buscó telegrafiar los golpes para entrar a derribar y dominar nuevamente en el suelo.
La campeona cometió un error garrafal. Erró una patada en giro y vendió su espalda. La mexicana no dejó pasar la oportunidad para saltar sobre su espalda y hundir un mataleón en el cuello de la kirguisa.
La nueva reina del peso mosca aseguró que la maniobra estaba estudiada. Grasso demostró que es más que solo boxeo y consiguió su tercera pelea por sumisión. La corona de la UFC se marcha a México.