LA NACION
De madre española y padre uruguayo, el tenista australiano Alex De Miñaur asombra por su velocidad, capacidad para desplazarse de un extremo al otro y defenderse ante tiros que parecen imposibles de devolver. Muchos expertos en las raquetas lo asemejan con el español David Ferrer, que alcanzó el número 3 del mundo en 2013 y construyó su fortaleza en el court a partir de una precisa lectura del juego y una condición atlética formidable. Claro que De Miñaur escribe su propia historia: lo hace en inglés y también en español, idioma que habla a la perfección por la influencia de sus padres.
Top 10 desde hace un puñado de semanas, el actual número 9 del ranking conquistó el trofeo del ATP 500 de Acapulco (sobre superficie dura, con US$ 2.377.565 en premios), certamen que ya había ganado el año pasado. Esta vez, en la final venció al noruego Casper Ruud (11°) por un doble 6-4, en dos horas. Solo tres tenistas habían podido ganar títulos en el torneo mexicano en temporadas consecutivas: el austriaco Thomas Muster y los españoles Nicolás Almagro y Ferrer. Claro que De Miñaur, de 25 años, es el único que pudo defender el título desde que Acapulco se disputa sobre superficie dura, en 2014 (antes se jugaba sobre polvo de ladrillo).
Este resultado en Acapulco le permite a De Miñaur llegar a ocho títulos en su carrera, luego de obtener los trofeos en Sydney, Atlanta y Zhuhai en 2019, Antalya y Eastbourne en 2021, Atlanta en 2022 y Acapulco en 2023. Ahora queda con récord de 8-8 en finales, rompiendo la racha de cuatro derrotas en definiciones (fue finalista en 2023 en Queen’s, Los Cabos y Canadá, y este año en Rotterdam).
De Miñaur, que es un apasionado por los autos antiguos (tiene un Mini Cooper de 1973 que restauró), tuvo números destacados en la final ante Ruud. Logró tres aces, cometió tres doble faltas, obtuvo el 53% de primeros servicios, ganó el 67% de puntos con el primer saque y el 74% con el segundo, además de quebrarle el servicio al nórdico en tres oportunidades. Pero, sobre todo, volvió a derramar sobre el court toda su capacidad física para defenderse y contragolpear. El Demonio, tal como lo apodan, ganó varios puntos de esa manera frente a Ruud, pero hubo uno de ellos, especialmente, en el que corrió de una punta a la punta, desesperado, y terminó ganando el punto.
El punto cinematográfico se produjo en el segundo set. Fue con Ruud sacando 5-3 abajo y 15 iguales. El tanto, que contó con 17 impactos y terminó con un toque largo de drive del noruego, tuvo todos los condimentos. Ruud, literalmente, paseó a De Miñaur por toda la geometría de la cancha, con drop shots, smash, voleas…, pero el australiano siempre llegó a devolver. Cuando el tanto se cerró con el error no forzado de Ruud el público saltó de sus butacas, enrojeciéndose las manos por los aplausos. Fue, verdaderamente, una locura. Un punto que, sin dudas, entrará entre los mejores del torneo.
¿El mejor punto del año?
“Ha sido increíble… Ha sido una semana que realmente no esperaba, siento honesto. Llegué a México sin sentirme lo mejor posible y seguía diciéndome que debía seguir dándome oportunidades. Creo que hoy (ante Ruud) jugué mi mejor partido del torneo, así que estoy muy contento”, apuntó De Miñaur, que tuvo muy poco tiempo para recuperarse del desgaste físico y celebrar en Acapulco. Esta mañana tenía previsto tomarse un vuelo hacia San Diego para ver a su novia, la tenista británica Katie Boulter (49° de la WTA), en la final del torneo, ante la ucraniana Marta Kostyuk (34°).