En medio de la epidemia histórica de dengue que atraviesa la Argentina, se espera que el descenso de la temperatura ayude a que merme la cantidad de mosquitos en las casas y los espacios abiertos. De hecho, esta semana, el termómetro osciló entre los 15°C y los 20°C y la presencia de estos insectos disminuyó. Sin embargo, ¿este hecho marca el principio del fin de la epidemia?
Según señalaron desde el Servicio Meteorológico Nacional a LA NACIÓN, la temperatura comenzará a elevarse en los próximos días. “Desde mañana volveremos a tener viento norte”, afirmó Cindy Fernández, meteoróloga. Por este motivo, indicaron los especialistas, los mosquitos aún encontraran un clima favorable para alimentarse y reproducirse.
Sobre la aparente merma en el número de estos insectos en los últimos días, Adrián Diaz, biólogo, director del Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador independiente del Conicet, advirtió que hay que distinguir entre comportamiento y mortalidad del mosquito.
“La presencia disminuye cuando baja la temperatura, porque el mosquito está menos activo, pero eso no significa que vaya a disminuir la población. Y la semana que viene empezará a aumentar la temperatura. Por ahora, los individuos están aletargados, no es que están muriendo. Ahora, si desciende la temperatura a menos de 15°C y se mantiene de ese modo durante cinco días o más, ahí sí la actividad de alimentación del mosquito se inhibe y empiezan a morir”, explica el especialista.
Laura Harburguer, investigadora del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa, también indicó que este frío no alcanza para matar al adulto.
“El mosquito está en el interior de las viviendas o en los alrededores, y eso lo ayuda a resguardarse del frío. Además, lo que tenemos que recordar es que las larvas sí resisten temperaturas más bajas y van a sobrevivir si no eliminamos los cacharros. Lo mismo sucede con los huevos. Con el ascenso de la temperatura de la semana que viene seguramente volvamos a tener más adultos en el ambiente”, agregó Harburguer.
La experta resaltó que recién a partir de mayo se verá realmente una caída pronunciada del número de mosquitos circulando: “La disminución de la población de mosquitos varía año a año según las temperaturas. En general, para comienzos de mayo en la zona del área metropolitana de Buenos Aires la presencia de mosquitos es prácticamente nula y recién reaparecen en septiembre. Por lo tanto, se espera que en mayo empiecen a bajar los casos de dengue de manera pronunciada”.
Sin embargo, no todas las especies de mosquitos reaccionan de la misma manera a la temperatura. “En cuanto al Culex pipiens, se estima por los estudios de laboratorio que sobrevive con temperaturas de hasta 10°C. De hecho, se lo puede encontrar en provincias del sur del país. Pero, por otro lado, los huevos de Culex pipiens no son resistentes como los del Aedes aegypti [vector del dengue], porque necesitan estar sobre el agua. Sin agua, mueren. Por eso, para el Culex pipiens la manera de resistencia no son los huevos, sino las larvas y luego los adultos”, advirtió Harburguer.
Ciclos
El Aedes aegypti deposita sus huevos sobre la superficie del agua dejándolos en alguna pared rugosa, como pueden ser las de cualquier recipiente que acumule agua o un hueco en un árbol. Esa manera de depositarlos es diferente a lo que hacen otras especies que liberan sus huevos directamente sobre el medio acuoso, como puede ser en un charco o una zanja. Luego, esos huevos se transforman en larvas, después en pupas y más tarde en adultos.
“En el caso de las larvas es difícil estimar a qué temperatura mueren porque al encontrarse en el agua están en una temperatura distinta a la del ambiente. Las larvas resisten las bajas temperaturas, pero su ciclo se hace más largo con el frío. A una larva en condiciones de verano, con 25°C de temperatura promedio, le demanda unos 10 días llegar a adulto. Pero cuando baja la temperatura demoran un mes o dos meses, pero es difícil que las larvas se mueran por el frío”, describe Harburguer.
Pero el caso de los huevos es aún más complejo porque sobreviven al invierno. De hecho, hay estudios que muestran que incluso sobreviven a temperaturas cercanas a los 4°C.
Por eso, afirmó Harburguer, durante este invierno, para no tener un brote en la primavera y verano, habría que hacer una campaña importante de descacharrado, en baldes, piletas, tanques de agua y otros recipientes que puedan funcionar como un criadero.
“Hay que cepillar los recipientes para eliminar los huevos pegados a las superficies. Eso es lo que podemos hacer como ciudadanos, luego hay acciones que deben estar a cargo de las autoridades sanitarias”, agrega.