‘Una película de policías’ es tan innovadora en su narrativa, que es imposible describirla. Pero acá les van otras 5 razones para verla.
Greta Padilla
México es un país cada vez más violento. En distintos puntos la violencia de impone de distintas formas, pero la realidad es que en todos lados, las expresiones de violencia son cada vez más constantes entre desapariciones forzadas, enfrentamientos armados, feminicidios, asaltos a manos armada y todas aquellas atrocidades que encabezan una lista, justamente, cada vez más inhumana.
Todo esto, y la aparente inacción de las autoridades en todos los niveles, nos ha llevado a un punto de quiebre que nos condiciona a no confiar en ninguno de ellos. No vamos a un MP a denunciar porque sabemos que sólo aumentamos el riesgo de represalias (sin mencionar el trato hostil).
Pero desde antes, ni nos acercamos a un policía de crucero en busca de ayuda porque no la vamos a recibir tras una ola de pretextos absurdos; y desde luego, el pánico de escuchar una sirena mientras vamos manejando sin haber cometido una infracción incluso. La violencia, en este sentido, se ejerce sobre las y los ciudadanos desde que sabemos que estamos desahuciados.
Sin embargo, y antes de pensar que somos víctimas únicas de las instituciones de seguridad, hemos de voltear, por primera vez quizá, a ver a aquellos que están dentro y que saben que deben cumplir con cuotas establecidas, que están sujetos a castigos crueles, y que su salario no amerita el riesgo de salir todos los días a un país/ciudad cada vez más violento.
Y este es el punto que explora Una película de policías de Alonso Ruizpalacios, ganadora de un Oso de Plata en la Berlinale 2021 (AQUÍ la nota) y que estuvo en competencia en el FICM de este año. Al hacer una mezcla innovadora de ficción y documental, Ruizpalacios nos entrega una de las películas mexicanas más destacadas del año que vale la pena ver a propósito de su llegada a Netflix. Así que por acá te dejamos 5 puntos para que veas Una película de policías.
Una película de policías
En la industria del cine, sobre todo en Hollywood, hay un subgénero conocido como cop movies que retratan desde los extremos la imagen de las policías, las cuales navegan entre el ejercicio de la moral (que suele venir de un lugar muy oscuro para el protagonista) hasta el marco de la corrupción disfrazada de buenas prácticas.
Pero en México no hay cop movies como tal. La figura del policía en nuestro país ha sido retratada no como el eje central de las historias a pesar de formar parte de la mayoría, de formas que no abren un debate real sobre las circunstancias de las policías sin exagerar, además, la relación disfuncional con la ciudadanía.
Pues bien, Una película de policías, nos atrevemos a decir, es la primera película mexicana sobre policías. De ese modo, el título que eligió Alonso juega con la narrativa del filme y cumple, en un sentido literal, con el propósito de la historia: retratar la realidad de una pareja de policías.
Mónica del Carmen y Raúl Briones
No les queremos spoilear Una película de policías, pero han de saber que en su narrativa, navega entre la ficción y el documental. Por lo que vemos a Mónica del Carmen y Raúl Briones, en representación de Teresa y Montoya, respectivamente. ¿Quiénes son ellos? Dos policías de la Ciudad de México que son pareja dentro y fuera de una patrulla.
A través de ellos dos, reconocemos la figura del policía desde lo más íntimo: quiénes son, por qué son policías, cómo les ha ido, y en dónde terminaron. Además de ir al pasado y explorar estas partes, también vemos la realidad de su experiencia en las calles y dentro de las academias.
Ambos actores viven el personaje al grado de que entraron a una academia de policías a recibir el “entrenamiento” que los califica para salir a las calles y hacerla de policías de crucero, patrulleros, de rescatistas, bomberos, paramédicos y de lo que únicamente vemos: una figura más que ejerce poder sobre la ciudadanía a costa de su propia seguridad.
“Finjimos dentro de la realidad“, dice Montoya. Es también es la mejor manera de definir el trabajo de Mónica y Raúl en dos personajes que no sólo destacan por su naturaleza y lo que comentábamos respecto a su representación en la filmografía mexicana; sino porque logran empapar a las y los espectadores a un nivel emocional sin conducir esas emociones o reflexiones.
La música y Lalo Schifrin
La selección musicial es divertida por diversa. Escuchamos salsas de Wilson y sus estrellas junto a boleros patrocinados por la hermosa Chela Campos. Pero lo más interesante en la parte musical de Una película de policías, es el score, en el cual el dirctor conjugó las mejores piezas y sonidos del género policiaco y noir.
Es así como hemos de mencionar el trabajo de Lalo Schifrin, quien musicalizó las películas y thrillers de policías más destacadas de las década de los 60 y 70. Por eso por ahí escuchamos algo que ya había sonado en Once a Thief con Alain Delon. Si el nombr sigue sin sonarles, entonces busquen Dirty Harry con Clint Eastwood, pónganle atención al score. Y si no es suficiente, entonces piensen en el icónico tema de Mission Impossible y comprenderán todo.
Revelaciones poderosas
Los cuerpos policiales se dividen en varias partes, entre los más conicidos los que forman parte de la primera línea del servicio policial. Es decir, aquellos que vemos en las calles y entran en contacto diario con las y los ciudadanos casi a diario. Teresa y Montoya están en esta sección, por lo que es fácil identificarlos al ver Una película de policías.
Sabemos, quizá de una manera muy superficial, que el salario de un policía es miserable, por no decir menos, frente a sus labores, las cuales consisten en salir a la calle a enfrentarse a una ciudad donde imperan los crímenes de cualquier tipo. Y también hemos escuchado que ellos pagan por sus chalecos, balas, pistolas y demás. Entonces, si lo sabemos, ¿por qué no afecta nuestra experiencia con las y los policías?
En Una película de policías, entramos a los detalles. Deben cumplir con cuotas frente a sus superiores, reciben castigos crueles si no las cumplen; ellos deben pagar una cantidad específica por obtener el chaleco menos apestoso y la pistola menos vieja, así como una buena cantidad de balas. Y ni qué decir de llevar una patrulla o someterse a estar de pie durante todo el día.
Sin embargo, al mismo tiempo que se profundizan en las injustiucias dentro de las academias e instituciones, el director no nos obliga a sentir algo, ni siquiera empatía, pues no está justificando ninguna de las acciones cometidas por las policías como las famosas mordidas o la hostilidad, sino que presenta que el sistema es el que está podrido.
El final de Una película de policías
El cierre de Una película de policías es espectacular. Al seguir la misma línea difusa entre la ficción y el documental, el final navega entre el plot twist propio de un thriller y lo que veníamos sospechando desde un principio en relación a quiénes son Mónica del Carmen, Raúl Briones, Teresa y Montoya.
Decirles más sería un error de nuesta parte, pues deben de disfrutrar de la experiencia completa para sacar sus propias conclusiones (o no), reconocer de dónde surge el problema (o no), pero lo que sí, es sorprenderse con una de las mejores películas mexicanas de los últimos años que no por nada ha sido tan destacada desde su presencia en Berlín.
Aquí abajo les dejamos nuestra plática con Alonso Ruizpalacios, Elena Fortes (productora) y Raúl Briones (actor) para #SopitasXAireLibre: