by GRETA PADILLA
Ya se estrenó en Star+ la película Prey, la última entrega de la franquicia de Depredador (Predator). Esta cinta generó bastantes dudas entre los fans. ¿La razón? Digamos que el camino que la saga ha tomado en estos 30 años ha sido un tanto doloroso entre decepciones y películas que no alcanzaron su máximo potencial o se salieron .
La primera cinta, titulada Depredador, se estrenó en 1987 con un Arnold Schwarzenegger armado hasta los dientes, fuerte y listo para cazar a la amenaza más grande que los humanos hayan visto en un entorno donde la naturaleza lo hacía más peligroso. Acompañado por Carl Weathers, nuestro héroe Dutch llega al final.
Lo grandioso de esa primera entrega es la esencia de la historia: cacería. Al inicio, el depredador acosa a este comando liderado por Dutch, pero pronto se vuelve el objetivo en donde se mezclan varios géneros como la ciencia ficción y algo de gore (también hay algo de ese macho alfa que se convierte en la final girl). Ninguna de las películas que le siguieron entendieron eso… hasta ahora con Prey.
Así que por acá les contamos más de Prey, el porqué es una gran película dentro y fuera de la franquicia de Depredador y las razones por las cuales vale la pena verla.
La trama de Prey
Prey tiene como protagonista a Naru, una joven comanche de las Grandes Llanuras en una historia que se desarrolla en el siglo XVIII. Antes de morir, su padre le regala un hacha, la cual la obsesiona con la idea de ser una cazadora al igual que su hermano Taabe.
Pero su comunidad tiene otros planes para que sea cocinera y curandera. Sin embargo, nada puede contra la determinación de Naru para convertirse en una cazadora, muy a pesar de que nadie cree en ella (quizá sólo su hermano, quien reconoce su talento pero le aconseja ser más paciente).
Naru y su perrita Sarii, en la medida de lo posible, escapan para ensayar la puntería y el rastreo. Hasta que un día ve una señal en el cielo que la lleva a descubrir a un depredador invisible que está en busca de un digno oponente, alguien o algo que represente una verdadera amenaza.
No es Taabe ni sus compañeros de caza, tampoco un enorme felino o un oso hambriento. El único oponente del depredador es Naru, y así es como la presa comienza su caza. No hay escena en Prey que no sea llevada por la actriz Amber Midthunter y Coco, la perrita que se roba parte del filme.
Respeta el tema central: la cacería
Depredador fue la entrada de una de las franquicias más populares de ciencia ficción del estilo de Alien o Terminator. Y lo más determinante, como mencionamos, es que al centro de toda esta historia, está el aterrador tema de una cacería en la que el más fuerte e inteligente sobrevive.
Pero no sólo se trata de una competencia de inteligencia y armas, sino de quién reconoce mejor un territorio que de por sí es abrumador como la selva en Guatemala o las Llanuras del norte. Y este punto fue clave para que la secuela de Depredador, que salió en 1990, fuera tan mala.
La película cometió el error de sacar al depredador de la selva para llevarlo a la gran cuidad de Los Angeles con un detective cansado y frustrado interpretado por Danny Glover. Luego, en 2004 y 2007, le quitaron el protagonismo a la humanidad para enfrentar al depredador con un alien en dos películas que pasan desapercibidas.
En 2010 con Predators, sorpresivamente, Adrien Brody tomó el mando en una cinta que recuperó el tono de la primera. Aquí, los Yautjans secuestran a un grupo de mercenarios y los meten en un bosque de un planeta desconocido para cazarlos dentro de un juego. Y para cerrar, en 2018, salió The Predator donde el depredador usual enfrenta a uno más avanzado mientras un grupo de humanos interviene (nada especial).
Este 2022, Prey regresa a los orígenes en varios aspectos, por ejemplo, el lugar. La película se desarrolla en las Grandes Llanuras donde hay bosque y espacios abiertos que sostienen al thriller de suspenso. Lo mejor es que la protagonista reconoce bien el espacio a pesar de que la naturaleza no se puede predecir. Pero esto marca la diferencia con el depredador.
Desde luego, también se debe mencionar a Naru, una joven mujer que en varias ocasiones, a pesar de sus esfuerzos, ha demostrado que no está lista para salir de cacería… hasta que su vida y la de su comunidad depende de sus habilidades. En pocas palabras, todo se reduce a cazar o morir (pero es justo decir que no sólo de parte de Naru, sino del mismo depredador).
Naru y su adorable perro
Ya les platicamos de Naru y su determinación para convertirse en una cazadora. Pero nada sería de ella, para ser honestos, sin la presencia de Sarii, una dingo americana que es la más fiel compañera de Naru y una cazadora a temer por cualquier animal del lugar y por el depredador.
Sarii ha sido entrenada por Naru para que la acompañe en su futuro como cazadora. Y no sólo rastrea animales o los acorrala mientras su ama aprende todas las virtudes de la cacería, sino que también la salva cuando la situación es peligrosa o cuando comete errores que la ponen en riesgo.
En pocas palabras, Sarii es uno de los mejores elementos en Prey. La perrita que interpreta a Sarii se llama Coco, y fue adoptada específicamente para Prey. Coco no tenía experiencia en el set, y tuvo que ser entrenada, lo que causó algunos problemas en la producción. Pero nada grave. La cosa es que Coco estaba llena de energía y a veces era demasiado (mueran de ternura).
Representación acertada de la comunidad indígena
La representación es un tema del que se habla mucho, pero poco se pone en práctica. Las cosas en Hollywood, aquella meca del cine y el origen de un montón de estereotipos, ha ido cambiando, pero aún falta mucho para que se abran espacios donde las minorías o los grupos que han sido mal presentados, tengan voz y voto frente y detrás de las cámaras.
Y un buen ejemplo, incluso un punto de partida para las comunidades indígenas en Estados Unidos, es Prey. Para empezar, la protagonista, Amber Midthunder, pertenece a los assiniboine, y en varias ocasiones ha dicho que tomar papeles donde interviene una persona originaria de los pueblos nativos, es difícil porque la representación es errónea (o apelan sólo al lado espiritual o los muestran en pasajes únicamente violentos).
Pero en Prey las cosas las hicieron bien. Naru forma parte de los comanche, y el director Dan Trachtenberg trabajó en un guion que sufrió varios cambios por parte de Jhane Myers, la productora comanche que formó parte de cada aspecto del filme para lograr una representación acertada desde los usos y costumbres, hasta el vestuario.
Prey es simple, pero muy efectiva
La película está ambientada en 1719, por lo que los elementos tecnológicos únicamente forman parte del armamento del depredador. En la primera cinta, Dutch tenía varias armas de alto calibre que lo ayudaron a combatir al monstruo. Esta vez, Naru tiene su arco, flechas, un hacha bastante afilada, y lo más importante, su conocimiento del terreno y las posibilidades que ofrece.
La película tiene una introducción bastante larga, y el depredador hace su primera aparición después de media hora. Pero esto, de ninguna manera, le juega en contra a la historia, sino todo lo contrario. Ayuda acrear una atmósfera pausada que conforme pasa el tiempo, incrementa en su intensidad, y esto lo hace de acuerdo con el desarrollo de la protagonista.
Otro aspecto interesante es que al depredador lo vemos pasada la media hora del filme. Sabemos que esta ahí, pero el temor de los personajes puede deberse a cualquier otro tipo de amenaza como un felino o un oso. De nueva cuenta, es una decisión bastante arriesgada, pero hacen que funcione. ¿Con qué? Lo interesante de Naru, la dinámica con los miembros de su comunidad, y precisamente el entorno.
Para que se den una idea, vemos al depredador, en toda su gloria, ya iniciada la cacería y en una escena espectacular en la que interviene un oso. No les queremos contar más detalles porque se ve increíble. Pero Prey toma decisiones arriesgadas porque sabe que tiene una buena historia.