Por José Luis Jaramillo Vela
Antecedentes
El 21 de enero de 1858, al asumir Benito Juárez la Presidencia de México, se inicia también un período de división y confrontación entre los mexicanos; el Partido Conservador no estaba dispuesto a perder los privilegios de los que por muchos años venían gozando; por su parte, Juárez había fundado el Partido Liberal, buscando acabar a los conservadores e imponer sus ideas, sus políticas….y sus leyes.
Las Leyes de Reforma promulgadas por el Presidente Juárez, lastimaban los intereses de los conservadores y de la Iglesia, así como de muchos mexicanos que si bien no eran ricos, vivían en una cierta comodidad, en una especie de clase media. Todas estas reformas no eran muy bien aceptadas y la mayoría de los mexicanos se sintieron amenazados, al ver que el Gobierno estaba quitándole todas sus propiedades a la Iglesia, pensando que Juárez iba también a quitarles sus propiedades, por pequeñas que fueran, aún y cuando según Juárez, dichas leyes eran emanadas “acorde con la voluntad nacional”.
Porqué nos invadieron
La terquedad de Juárez por imponer sus leyes originó tanto descontento en varios sectores de la población, que terminó provocando la Guerra de Reforma, que duró tres años y desencadenó una enorme deuda externa para el país que Juárez originó para costear la guerra, derrotar a los conservadores y mantenerse en el poder. De tal manera, que en 1861 Benito Juárez tenía completamente quebrado financieramente al país y los acreedores Francia, Inglaterra y España, reclamando el pago del adeudo. Ese mismo año de 1861, el Presidente Benito Juárez declara al país en bancarrota y declara la suspensión de pagos de la deuda externa, provocando el enojo de los tres países mencionados como acreedores. El monto total del adeudo de México era de 80 millones de pesos, de los cuales 69 millones se le debían a Inglaterra, 9 millones a España y 2 millones a Francia.
Durante los tres años que duró la Guerra de Reforma, en la que conservadores y liberales se peleaban el poder, los conservadores también aprovecharon para tender lazos con Europa, principalmente con Francia e Inglaterra, es ahí, cuando una comisión de conservadores mexicanos, encabezados por Don José María Gutiérrez de Estrada, José Manuel Hidalgo y Esnaurrízar y el General Juan Nepomuceno Almonte (hijo biológico de José María Morelos), establecen los primeros contactos con Napoleón III y con la familia de Maximiliano de Habsburgo, para convencerlos de invadir a México con el fin de derrocar a Juárez e instaurar a la Casa de Habsburgo como monarquía en México; mientras que Juárez busca el apoyo y el reconocimiento del Gobierno de Estados Unidos, pero el Presidente Abraham Lincoln tiene ya en puerta la Guerra Civil Estadounidense y no puede ocuparse de lo que pasa en México.
Ante la declaratoria de suspensión y moratoria de pagos por parte de México, la Reina Victoria de Inglaterra instruye a su Primer Ministro John Russell para que organice en Londres una reunión con la Reina Isabel II de España y Napoleón Bonaparte III de Francia para analizar el problema con México y darle solución. España envía a su Primer Ministro Leopoldo O´Donnell y Napoleón III acude personalmente en su calidad de Emperador y Primer Ministro de Francia. Ahí en Londres, estos tres países forman La Alianza Tripartita, y acuerdan de manera conjunta invadir a México por mar y tierra, para exigir el pago total del adeudo.
Para invadir a México, cada uno de los tres países acreedores, pone al frente de sus tropas a sus más renombrados generales: La Reina Victoria designa a Henry John Temple, Tercer Vizconde de Palmerston, Gran Caballero de la Orden de la Jarretera, Gran Caballero de la orden del Baño y Consejero Privado de Su Majestad la Reina de Inglaterra, todos estos títulos, para ser conocido simplemente como Lord Palmerston; Napoleón III designa al General Charles Ferdinand Latrille, Segundo Conde de Lorencez al frente de sus tropas y la Reina Isabel II de España designa al General Juan Prim Pratts como Comandante General de las tropas españolas.
La Alianza Tripartita prepara la invasión a México
El 8 de diciembre de 1861 inicia el asedio, el General Prim envía a la Armada Española, al mando del Almirante Manuel Gassett y el General Joaquín Gutiérrez Ruvalcaba, al frente de una flota de 19 buques de guerra, armados con 308 cañones y 4314 marinos y 6320 soldados; además de 6 fragatas,9 barcos de vapor, 3 corbetas y 10 buques de suministros; toda esta impresionante fuerza se estacionó frente al puerto de Veracruz, en espera de la llegada de las fuerzas inglesas y francesas.
En todo este entramado político-financiero-militar, las verdaderas intenciones eran las siguientes: la Corona Británica solo quería recuperar sus 69 millones, no pretendía más; la Corona Española, además de sus 9 millones, lo que pretendía era reconquistar a México e instaurar otra vez como una colonia española y que sirviera de ejemplo a los demás países que aún no se independizaban; y para Francia, además de sus dos milloncitos, la verdadera intención de Napoleón III era posicionarse en México, para desde aquí invadir a Estados Unidos, aprovechando que estaba iniciando su Guerra Civil. En 1803, Napoleón Bonaparte había vendido la Luisiana a Estados Unidos y eso no había gustado mucho ni al pueblo francés y mucho menos a la familia Bonaparte, por lo que Napoleón III tenía la obsesión no solo de recuperar la Luisiana, sino invadir a Estados Unidos.
Para enero de 1862, las tres potencias ya estaban desembarcadas y posesionadas de Veracruz; el Presidente Benito Juárez comienza a sentir la verdadera presión de una invasión extranjera a su país, durante su gobierno y ocasionada por él mismo, por lo que de manera desesperada envía a su Ministro de Relaciones Exteriores Manuel Doblado, para negociar un acuerdo de pagos, en vista de que el General Prim a nombre de las tres potencias había lanzado un ultimátum al desembarcar. Doblado logra conciliar con España e Inglaterra un acuerdo de pagos y éstos dos países se retiran de Veracruz con toda su flota, artillería e infantería. Francia no acepta el trato y se va a la guerra.
Francia declara la guerra e invade a México
Oficialmente Francia le declara la guerra a México en abril de 1862, provocando la Segunda Intervención Francesa en México (recordemos que la primera fue en 1838, en la famosa Guerra de los Pasteles), el General Lorencez avanza hacia Puebla con una soberbia que no les cabía en el pecho; Lorencez únicamente había perdido una sola batalla en su larga carrera militar y fué en la famosa Batalla de Waterloo, por lo que llega a México como torero partiendo plaza con esa aureola de invencible sobre su cabeza, de inmediato le envía una carta al Ministro de Guerra de Francia Jacques Louis Randon, para ser entregada a Napoleón III, cuyo texto decía: “Somos tan superiores a los mexicanos en organización, disciplina, raza, moral, refinamiento y sensibilidad, que le ruego a usted anunciarle a Su Majestad Imperial Napoleón III, que a partir de este momento y al mando de nuestros seis mil valientes soldados, ya soy el dueño de México”, cuánta soberbia y todavía no se libraba ninguna batalla.
Mientras tanto, el Presidente Juárez envía al Ejército de Oriente, al mando del General Ignacio Zaragoza Seguín para impedir el avance de Lorencez a la Ciudad de México; Zaragoza forma un Estado Mayor con los Generales Porfirio Diaz Mori, Miguel Negrete Novoa, Felipe Berriozábal Basave, Francisco Lamadrid y Santiago Tapia, con un estado de fuerza de cuatro mil hombres, en Tehuacán, Puebla se les une el General Alejandro Constante Jiménez con dos mil hombres más. Por su parte los conservadores, que habían formado un gobierno conservador alterno al de Juárez (que se sostenía con hilos, pues había sido electo presidente por un solo voto de diferencia en el Senado), los conservadores envían a los Generales Juan Nepomuceno Almonte Ramírez, Leonardo Márquez Araujo y Tomás O´Horan Escudero a Orizaba, Veracruz con dos mil hombres, para unirse y apoyar a las tropas invasoras francesas de Latrille Lorencez.
El 24 de abril de 1862, Zaragoza y Lorencez tienen un primer zipizape en las Cumbres de Acultzingo, entre los límites de Puebla, Oaxaca y Veracruz; hábilmente, Zaragoza tenía la intención de probar a los franceses sin exponer mucho a sus tropas, retirándose cuando así lo creyó conveniente. Sin embargo, ese breve encuentro bélico le produjo a los franceses varias bajas.
La Batalla de Puebla
El 4 de mayo, los exploradores que mandó Zaragoza le informan que Lorencez ya está en Atlixco, Puebla y que se les han unido los conservadores, que son los que vienen barriendo con los pueblitos y rancherías; entonces el General Zaragoza prepara el despliegue para la defensa de Puebla: el flanco derecho en relación a su ataque, se le asigna para ser cubierto al General Porfirio Díaz con su Sector de Tropas de Oaxaca; el eje central de batalla van el General Felipe Berriozábal y el General Francisco Lamadrid al frente de las Tropas de apoyo del Estado de México y San Luis Potosí; el flanco izquierdo en el Cerro de Acueyametepec al mando del General Miguel Negrete, donde se ubican los fuertes de Loreto y Guadalupe y donde ya está pertrechada la Segunda División de Infantería; por último, el resto de la artillería es dispuesta para defender la entrada a la ciudad de Puebla, al mando del General Santiago Tapia.
El 5 de mayo de 1862 a las 9:15 de la mañana, aparecen los franceses en el horizonte, venían cruzando fuego con rancheros, indígenas y ciudadanos que les salían al paso y los enfrentaban; Zaragoza los dejó acercarse un poco más y a las 11:15 desde el Fuerte de Guadalupe se lanza un cañonazo de advertencia que hasta ahí les iban a permitir el avance. Al escuchar el cañonazo de advertencia, los generales conservadores Juan Nepomuceno Almonte y Antonio de Haro le sugieren a Lorencez atacar primero de frente a las columnas de los generales Berriozábal y Lamadrid, pero Lorencez los ignora, pensando que por su flanco izquierdo en relación a su ataque, viene el apoyo del General Leonardo Márquez y de manera sorpresiva la columna francesa, que avanzaba de oriente a poniente, se divide en dos y una sección de unos cuatro mil hombres se dirige a su derecha, rumbo a los fuertes de Loreto
y Guadalupe donde están las tropas del General Miguel Negrete, dejando atrás una sección de reserva de unos dos mil hombres.
Lo que ignoraba Lorencez era que por ese flanco ya el General Porfirio Díaz tenía totalmente sometidas a las tropas de Leonardo Márquez; una vez derrotado éste, las tropas de Berriozábal y Lamadrid se lanzan contra la columna de dos mil hombres de reserva que había dejado Lorencez al dividirse y entonces el General Zaragoza envía al General Santiago Tapia en apoyo del General Negrete a los fuertes, mientras que por el centro Berriozábal y Lamadrid pelean con la columna de reserva y por el flanco derecho aparece Porfirio Díaz para encajonar a esa columna francesa.
Para las dos y media de la tarde, ya se perfilaba una posible victoria del Ejército Mexicano, se estaba peleando ya bajo una intensa lluvia; Berriozábal, Lamadrid y Porfirio Díaz ya tenían neutralizada a la columna central de los franceses y el General Zaragoza les ordena cerrar la pinza en los Fuertes de Loreto y Guadalupe, donde los generales Negrete y Tapia todavía sostenían el punto; Lorencez advierte que Zaragoza los va a encajonar por todos lados y envía a sus dos secciones de tropas de élite: los Zuavos y los Cazadores de Vincennes, con la intención de tomar los dos Fuertes que les estaban causando serios estragos y muchas bajas a punta de cañonazos; no les dio tiempo, aparecieron las tropas de Berriozábal, Lamadrid y Díaz rodeando a los franceses y estableciéndose un feroz combate cuerpo a cuerpo, a punta de bayoneta.
De repente de entre las tropas del General Porfirio Díaz aparece un Teniente de apellido Palomino, con la bandera de Francia en su poder, de alguna forma este valiente soldado se metió hasta la médula de las tropas francesas y les arrebató su bandera; esta acción causó una enorme baja en la moral francesa, muchos soldados invasores pensaron que Lorencez se había rendido y comenzaron a rendirse en una batalla que ya de hecho la tenían perdida. El General Ignacio Zaragoza envía un telegrama a Juárez diciéndole que “las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria”, en otra parte se lee: “Señor Presidente, estoy muy contento con el comportamiento de mis generales y soldados, los franceses se han llevado una severa lección, pero se han batido como bravos. Deseo que hoy nuestra querida Patria tan desgraciada, sea feliz y respetada por todas las Naciones del mundo.-I. Zaragoza”.
Los franceses perdieron la Batalla de Puebla, pero finalmente invadieron a México en una Guerra de Intervención que duró cinco años, hasta 1867 en que fueron definitivamente expulsados de nuestro país, a la caída del Segundo Imperio Mexicano y el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo.
Significado histórico
Después del Grito de Dolores, la conmemoración de La Batalla de Puebla, es la fecha más significativa del calendario cívico mexicano; simboliza lo que los mexicanos podemos lograr cuando hay unión y cuando se trata de la defensa de nuestro país.
En Estados Unidos, el cinco de mayo se celebra “El Día de la Herencia Latina”, también se le llama “El Día de la Hispanidad”, que celebra la inmigración procedente de México y es una celebración instituida por el Gobierno de Estados Unidos como una forma de agradecimiento y reconocimiento a la defensa que hizo el Ejército Mexicano sobre nuestro territorio al expulsar a los franceses, cuyo objetivo final era la invasión a Estados Unidos y gracias a ello, no pudieron llegar a invadirlos en los momentos en que eran más vulnerables debido a la Guerra Civil que enfrentaban.
Epílogo
…y de pilón, los franceses se fueron sin sus dos milloncitos que les debíamos.
Fuentes Bibliográficas:
+ edomex.gob.mx + www.gob.mx/sedena/documentos
+ alcaldiacuauhtemoc.mx
+ memoriapoliticademexico.org
+ inehrm.gob.mx
+ es.wikipedia.org