A estas alturas ya no se puede suponer que las próximas elecciones serán limpias. Los indicadores son muy visibles. Lo que ya cabe preguntarse es: hasta qué punto se van a cargar los dados y para beneficiar a quién.
En relación al beneficiario, la respuesta ya no es obvia. Según las encuestas, el personaje que postula el partido del gobierno no tiene visos de poder ganar, (Reforma, 18/04/18). Por tanto, Jorge G. Castañeda, coordinador de estrategia de la campaña del panista Ricardo Anaya, ha hecho una propuesta: si el objetivo del PRI, del PAN y de muchos otros intereses -los poderes fácticos-, es detener a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entonces lo que procede es que José Antonio Meade y el gobierno cesen sus ataques contra Anaya y arríen banderas en beneficio de la coalición del joven panista. Se trataría, en los hechos, aunque no necesariamente en la forma, de reactivar al PRIAN -esa alianza de facto entre PRI y PAN, que se forjó a partir de la necesidad de Carlos Salinas de contar con aliados ante su falta de legitimidad de la elección de 1988. Castañeda lo formula así: a partir de los debates, Anaya ha asegurado su segundo lugar en la carrera electoral y ahora buscará «seducir el voto no anayista pero no lopezobradorista para que se venga con nosotros», (Reforma, 20/04/18). En esta coyuntura, las dirigencias del PRI, sus recursos y las bases que logren arrastrar, pueden ser la parte crucial de los «seducidos» por un anayismo con posibilidades de triunfo. Anaya en el poder garantizaría, por su naturaleza, el mantenimiento, en lo esencial, de un status quo que tan buenos dividendos les ha dado y por tanto tiempo.
En esta estrategia de parar «a como dé lugar» a AMLO, los priistas pueden aportar mucho, pues son ellos quienes hoy por hoy tienen las posibilidades materiales, el know how, el control de las instituciones y los operadores a ras de suelo, para mejor cargar los dados electorales. Y ya están en ello. Un ejemplo es la creación de «El Bronco» como instrumento especializado en golpear a AMLO. En el primer debate entre candidatos, él fue quien más ataques lanzó contra AMLO y el que menos golpes recibió, (www.sinembargo.mx/22/04/18). El papel que le asignó el PRI lo está cumpliendo bien y a quien más puede beneficiar ya no es Meade sino a Anaya.
De que «El Bronco» es criatura del PRI y del gobierno, no puede haber duda. Según la investigación de Rafael Cabrera del equipo de Carmen Aristegui, al menos 2,432 militantes priistas se registraron para ayudarle a conseguir las firmas que necesitaba para ser candidato presidencial independiente. Cabrera cotejó el padrón del PRI con la lista de auxiliares efectivos de «El Bronco» en el INE y concluyó que el PRI le facilitó al ex gobernador de Nuevo León el 16.58 % de sus aparatos, (Aristegui Noticias, 23/04/18). Para completar esta operación, fue necesario que cuatro de los siete magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) -los enteramente incondicionales del PRI y de la presidencia- obligaran al INE a dar por buena la candidatura de «El Bronco» pese a no contar con el total de firmas válidas requeridas.
Desde luego que el indicador más acabado y complejo de la forma en que operarán los dados electorales cargados fue la declaración del propio Meade de que seguiría el camino trazado por el PRI en las elecciones del Estado de México de 2017, (www.animalpolitico.com/2018/02). La mecánica de esa elección está bien examinada por Bernardo Barranco y sus colaboradores en El infierno electoral. El fraude del Estado de México y las próximas elecciones de 2018, (Grijalbo, 2018). Desde su experiencia como consejeros y exconsejeros electorales o extitular de la Fepade, los ocho autores de la obra -ninguno con filiación partidista- muestran la trama del fraude con el que el PRI ganó esa gubernatura: dinero ilegal, compra del voto, captura de las instituciones encargadas de vigilar y certificar todo el proceso e intimidación de los opositores. Y esa enorme maquinaria sigue operando. El instituto electoral local acaba de aprobar a las planillas municipales de todos los partidos, menos las de Morena-PT y PES, a las que les negó registro en 15 municipios y las dejó pendientes en 71 más, (La Jornada, 23/04/18). En el norte del país, en Chihuahua, el gobernador Javier Corral, ya puso en claro el mecanismo en virtud del cual se crearon empresas fantasmas a las que se proveyó de recursos federales para que, finalmente, éstos fueran a dar a las arcas del PRI, (www.chihuahua.gob.mx 11/24/16). De los $7, 670, millones de recursos federales que desaparecieron en la «Estafa Maestra» (Manuel Ureste Cava et al, La estafa maestra, Temas de hoy, 2018), una parte bien pudieron haber seguido el mismo camino que en Chihuahua y terminar en el PRI, lo mismo que las operaciones fraudulentas de los supermercados del ISSSTE, (Ana Lilia Pérez, Aristegui Noticias, 15/04/18).
En suma: el presidente tiene en el PRI una poderosa «maquinaria infernal» (Barranco dixit) para ganar elecciones a la mala ¿La mantendrá al servicio de Meade o aceptará la invitación de Anaya-Castañeda? ¿Hasta dónde piensa que puede llegar con un juego electoral sucio? ¿Intentará repetir el 2006? ¿Irá más lejos? ¿Habrá ya reparado en el alto precio que el país tendría que pagar por ello?
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