JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
27 DE OCTUBRE DE 1914, ANTONIO DÍAZ SOTO Y GAMA Y EL INCIDENTE DE LA BANDERA: “ES UN VULGAR TRAPO”…LO QUE LA HISTORIA OFICIAL NO CUENTA.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Personaje de cuna liberal, anarquista y comunista
El personaje que protagonizó este bochornoso episodio, Antonio María Ildefonso Díaz Soto y Gama, nace en la Ciudad de San Luis Potosí el 23 de enero de 1880, dentro de una familia de ideas muy liberales; sus padres Conrado Díaz Soto y Concepción Gama Cruz, personas con extremas tendencias anarquistas, comunistas y revolucionarias; pero eso sí, como buenos comunistas les encantaba la buena vida, el entorno aristocrático y las apariencias, entonces volcaron en el nombre de Antonio sus pretensiones de una falsa alcurnia, creándole el ficticio y pretencioso apellido de “Soto y Gama”, con el fin de aparentar una falsa posición social.
Desde niño Antonio vió y vivió cientos de pláticas, discusiones y tertulias de carácter político en su casa, por lo que formó su ideología política bajo esos conceptos. Fué abogado, escritor, periodista, político e ideólogo; en 1899, a sus 19 años junto con otro liberal y anarquista, Camilo Arriaga organiza una manifestación pública contra Porfirio Díaz y funda el Club Liberal Ponciano Arriaga; comienza a relacionarse con los peligrosos anarquistas hermanos Flores Magón, este hecho hizo que Porfirio Díaz lo considerara como enemigo; empezó a colaborar con ellos en el periódico “Regeneración”, desde donde atacó duramente al régimen de Porfirio Díaz, lo que le valió ser enviado a la cárcel en cuatro ocasiones.
Durante un tiempo abrazó las ideas antirreeleccionistas de Madero y apoyó su causa, hasta que se dió cuenta de que Madero no tenía reales intenciones de hacer nada por el campesino mexicano. Entonces en 1911 se dedica a esparcir los ideales anarquistas llevando el Partido Liberal a varias partes del país; en 1912 funda la “Casa del Obrero Mundial”, una organización sindical anarquista.
Ya en 1913, se une al Ejército Libertador del Sur, comandado por Emiliano Zapata, con quien lo unió una gran amistad, convirtiéndose en el ideólogo del agrarismo y del zapatismo que enarbolaba Zapata, y ejerciendo una muy notoria influencia sobre éste, al grado de que muchos sospecharon que lo manipulaba y que era Soto y Gama quien tomaba muchas decisiones, lo cierto era que Zapata se apoyaba mucho en él en cuestiones sobre todo de carácter político, ya que para la cuestión militar y de guerra, Zapata al igual que Villa tenían un Estado Mayor.
Venustiano Carranza convoca a la Convención Revolucionaria
Una vez que Francisco Villa y la División del Norte derrocaron al régimen del usurpador Victoriano Huerta y el posterior exilio de éste, se hicieron muy claras y evidentes las serias y notorias diferencias entre los diversos grupos revolucionarios; entonces Venustiano Carranza, ex Gobernador de Coahuila y líder del Movimiento Constitucionalista convocó a una Convención en la Ciudad de México, con el objetivo de unificar los intereses y de que todos los grupos revolucionarios se movieran en una misma dirección por el bien del país.
Por un lado estaban el grupo de los Militares, encabezados por los Generales Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, Benjamín Hill y Ángel Flores quienes parcialmente apoyaban a Carranza, pero tenían también su juego y sus propios intereses; por otro lado estaba Pancho Villa y la División del Norte, cuya influencia y popularidad había escalado a las nubes a raíz del derrocamiento de Huerta, para nadie era un secreto que Villa pretendía que Felipe Ángeles fuera el Presidente; estaban también los Constitucionalistas con Venustiano Carranza al frente y fungiendo ya como Presidente de México; estaba también el bloque de los Gobernadores y finalmente el grupo de Emiliano Zapata y su Ejército Libertador del Sur, a quien muchos veían como una especie de guerrilla, con debilidades y con presencia muy delimitada a la zona de Morelos, Puebla y Tlaxcala, además de que políticamente no se había pronunciado, por lo que muchos suponían que apoyaría a su ideólogo, el anarquista Soto y Gama.
Para la dichosa Convención, que inicialmente se propuso fuera en la Ciudad de México, Villa dijo que él no iba a la Ciudad de México; Zapata alegó que estaba sosteniendo varios combates; aunque la realidad era que no aceptaba a Carranza; los demás dijeron que sin ningún problema iban a donde la Convención se efectuara, por lo que se estableció que fuera en Aguascalientes, todos aceptaron y se fijó la fecha: del 27 de octubre al 9 de noviembre de 1914.
Francisco Villa se da cuenta de que para la Convención de Aguascalientes ya no invitaron a Emiliano Zapata; para Villa era fundamental la asistencia de Zapata, ya que consideraba y con justa razón que él y Zapata eran los únicos que representaban la verdadera y original causa de la revolución, que era la mejoría del pueblo mexicano y de sus clases más humildes; él veía a los militares y a Carranza como verdaderos oportunistas del movimiento revolucionario, como si fueran un mal necesario.
Los generales Felipe Ángeles y Manuel Chao, asesores políticos de primera línea que tenía Pancho Villa le aconsejaron que, dada la enorme influencia adquirida tras derrocar a Victoriano Huerta, debía ejercer esa influencia y presionar para que se invitara a Emiliano Zapata a la Convención de Aguascalientes; y así fue, Villa le dijo a Carranza que sin Zapata, la División del Norte no acudiría.
Zapata fué invitado y respondió que no asistiría personalmente, pero que enviaría una delegación de 26 personas con Antonio Díaz Soto y Gama y Paulino Martínez al frente de dicha delegación.
La Convención Revolucionaria y el famoso y penoso “Incidente de la Bandera”
La fecha era el 27 de octubre de 1914, el recinto de la Convención sería el Teatro Morelos de Aguascalientes, en cuyo vestíbulo por supuesto había mucha gente y fue colocado un escritorio para el registro de los convencionistas, invitados y prensa; ahí junto al escritorio de registro estaba colocada una Bandera Nacional en su pedestal.
Era el 27 de octubre de 1914, al llegar Francisco Villa al lugar, de inmediato causó revuelo entre la gente y los periodistas, debido a su enorme popularidad, su buen trato y porque siempre tenía algo que decir a la prensa; se acerca al escritorio para registrarse y de entre los periodistas, alguien le pregunta que si la División del Norte acudía con buena voluntad a la Convención, de inmediato Villa respondió que sí, que empeñaba su palabra, entonces hábilmente toma la Bandera que estaba a un lado y les dijo que si no les bastaba su palabra, sobre la Bandera Nacional, máximo símbolo de nuestra Patria, firmaría en señal de buena voluntad, y así lo hizo; y con ese gesto espontáneo, ahí comenzó Villa a robarse la Convención.
Por supuesto, al llegar Obregón, después Carranza y los demás Convencionistas, al enterarse de la firma de Villa en la Bandera, ellos también lo hicieron, como gesto de buena voluntad, y porque no les quedó de otra. Al transcurrir el tiempo y no llegar la delegación zapatista, esa misma Bandera fue llevada y colocada a un lado del podio donde hablarían los oradores de la Convención.
Carranza había ordenado ya comenzar con los trabajos de la Convención, pero Villa, en otra hábil jugada política, se levanta, solicitando no iniciar hasta que no estuviera presente la delegación zapatista, misma petición que fue respaldada por la Asamblea; ya por la tarde hace su arribo la delegación zapatista con 26 personas, Antonio Díaz Soto y Gama al frente y Paulino Martínez como segundo; ellos, al registrarse, ya no estaba ahí la bandera, la habían colocado a un lado del podio de oradores, pero sí se enteró Soto y Gama de que los líderes la habían firmado en señal de buena voluntad.
Soto y Gama a punto de ocasionar una tragedia
Entonces, se da inicio a la Convención, y suben oradores al podio por turnos; al tocar turno a los zapatistas y hacer uso de la palabra Antonio Díaz Soto y Gama, ofrece las disculpas por el retraso, agradece la espera y envía los correspondientes saludos de parte de Emiliano Zapata; luego menciona que vienen a ésta Convención en nombre de los campesinos y de los desposeídos, porque de ellos es esa tribuna; menciona que también ellos, los zapatistas vienen en buena voluntad a proponer el Plan de Ayala como una solución.
Pero luego, acto seguido, en un ademán violento, Soto y Gama toma la Bandera Nacional con la mano izquierda y cierra su puño, estrujando a la Bandera de un lado a otro y señalando en tono furioso que él no necesita firmar “¡éste vulgar trapo!” para demostrar su buena voluntad; porque “¡éste vulgar trapo manchado de tinta!”, continuó diciendo, no representa a la nación, representa el triunfo de la reacción y de los conservadores representada por Iturbide y la Iglesia, continuaba su frenético discurso, agregando que “¡¡éste vulgar trapo al que llaman bandera, es una mentira histórica que no representa ni a México ni a su Independencia!!”; ya para ese entonces, tenía más de trescientos revólveres apuntándole a su pecho y a toda la asamblea gritándole: “¡antimexicano!, ¡miserable!, ¡traidor a la Patria!” y una serie de insultos de todos los grupos revolucionarios ahí presentes; el Secretario de la asamblea, Mariano González, desesperado llamaba al orden, y nadie parecía escucharlo; mientras que el otro Secretario de Asamblea, Samuel M. Santos subió al estrado y le arrebató la bandera a Soto y Gama, llevándola a resguardo hasta el lugar donde estaban Villa, Carranza, Obregón y Calles; mientras el griterío y el desorden era tal que no podía continuar con su discurso.
Arriba del estrado, y aunque estaba aterrado de miedo ante tanto revólver apuntándole, Antonio Díaz Soto y Gama hizo acopio de una serenidad y una calma que estaba muy lejos de sentir, pero que simuló muy bien y esperó a que bajara el griterío, para simplemente decir que: “a ver si ya terminaron su asunto, para que
ahora me dejen terminar el mío”, y continuó con su discurso pero ahora ya en otro tono, tratando de corregir el grave error anterior; retomó el tema de la bandera, ahora diciendo que “esa bandera que se había “santificado” a medida que la república avanzaba, con los triunfos sobre la Intervención Francesa, en la Guerra de Reforma y derrotando al Imperio de Maximiliano”, así fué calmando los ánimos de todos los presentes, para culminar exponiendo que, el Ejército Libertador del Sur y el General Emiliano Zapata se daban por bien servidos, si la Convención aceptaba el Plan de Ayala que ellos traían como propuesta.
Una vez terminado su discurso, se dirigió hacia donde estaba la bandera, le solicitó a Carranza se la entregara, intercambió unas breves palabras con Villa, Calles y Obregón, para luego subir al estrado con la Bandera, ondeándola y dirigiéndose al podio y ahí, delante de toda la Asamblea, estampó su firma en la Bandera Nacional, haciendo levantar a todos los presentes, que ahora en vez de apuntarle con sus armas, le prodigaban una cerrada ovación.
Así fue como ocurrió el famoso “Incidente de la Bandera”, aquel martes 27 de octubre de 1914 durante el primer día de trabajos de la Convención Revolucionaria de Aguascalientes, protagonizado por el Representante Zapatista, Antonio Díaz Soto y Gama y que a punto estuvo, no solo de reventar la Convención, sino de ocasionar una tragedia.
Fuentes Bibliográficas:
+ historiademexicobreve.com
+ artsandculture.google.com
+ inherm/es-la.facebook
+ mexicodesconocido.com.mx
+ wiki.es-es.nina.az
+ scielo.org.mx
+ cultura,gob.mx
+ Wikipedia