JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
UNA NAVIDAD CON LOS RARÁMURI: LA FESTIVIDAD MÁS HERMOSA EN LA SIERRA TARAHUMARA, SEIS ESPECTACULARES FESTEJOS DEL 8 DE DICIEMBRE AL 2 DE FEBRERO.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Territorios de muy difícil acceso
Hoy en día, se puede llegar muy fácil y rápido a los lugares más apartados, recónditos e inaccesibles de la Sierra Tarahumara, ello, gracias al Programa “Gran Visión”, que en el lejano 1974 puso en marcha el entonces Gobernador del Estado, Manuel Bernardo Aguirre, quien siendo originario de Baborigame, Mpio. Guadalupe y Calvo, sabía muy bien lo que era tardarse no horas, sino días en llegar desde ese punto hasta la Ciudad de Chihuahua; dicho programa estaba diseñado para construir caminos, puentes, carreteras y aeropistas en todos los municipios de la zona serrana, programa que, a partir de ahí, todos los demás gobernadores han continuado hasta la actualidad, con carreteras bien pavimentadas y pistas y aeropuertos como el Aeropuerto de la Tarahumara, ubicado en Creel, Mpio. Bocoyna; o qué decir de tomar el tren Chepé, obra que realizó el Presidente Adolfo López Mateos; lo que antes eran días para acceder a esos municipios, hoy se realiza en unas cuantas horas.
Ahora, retrocedamos en el tiempo e imaginemos esas largas travesías, que, si antes de los setentas duraban días, pues en la época de la Conquista se convertían en semanas de largo y arduo viaje por lo más intrincado de la Sierra Tarahumara. En 1533 llega a estas tierras el primer español, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, los españoles quedaron maravillados por el espectáculo de la belleza natural de las profundas barrancas, cañones, acantilados y desfiladeros; pero además de lo intrincado de la orografía, también se encontraron con que estos enormes y vastos territorios de extensas serranías, estaban dominados por las tribus Apache Chiricahua y sus grupos como los Rarámuri, los Témoris, los Guazapares, los Chínipas, etc.
Todos estos grupos que habitaban en la sierras y barrancas, se habían desprendido de la rama Apache Chiricahua y se establecieron como grupos sedentarios, mientras que los Apache Chiricahua permanecieron como bandas nómadas
que asolaban todo el territorio, incluyendo el norte y oriente del actual Estado de Chihuahua, en cuyo caso los grupos que habitaban las zonas desérticas y los valles, como los Conchos, Tapacolmes, Chinarras, Cholomes, Julimes, Mansos, Sumas, Júmanos, etc. éstos grupos provenían de la rama Apache Mescalero y de los Apache Lipan, que eran tribus Apaches, pero sedentarios y más tranquilos; sin embargo, los Apache Chiricahua, agarraban parejo e incursionaban en todo el territorio de Chihuahua.
Con penurias llegan los primeros misioneros jesuitas
La lejanía con la Ciudad de México fue la razón por la que los territorios del norte fueron los últimos en ser visitados por los misioneros jesuitas; de todo el territorio de la Nueva España, fue la Sierra Tarahumara el último lugar a donde pudieron llegar los misioneros, debido a su intrincada y escarpada orografía, pero también por las incursiones y ataques de los Apache Chiricahua y por la renuencia y la bravura de las tribus, que se rehusaban no solo a ser evangelizados, sino que rechazaban la presencia de los españoles, a quienes llamaron “chabochis”, que en lengua rarámuri significa “los que tienen pelo en la cara, o los que tienen barbas”; por su parte, los españoles al no entender bien la palabra “rarámuri”, la pronunciaron como “tarahumara”, haciendo más difícil de pronunciar y escribir la transliteración, que la palabra original, pero en fin, así se las gastaban los españoles. En la actualidad la etnia tarahumara usa la palabra “Chabochi”, para referirse a los mestizos y a todos aquellos que no pertenecen a su etnia.
En ningún lugar encontraron los misioneros jesuitas tanto rechazo y brava resistencia a la evangelización como en el actual Valle del Yaqui en sur del Sonora y en el actual Estado de Chihuahua; en 1601, son enviados desde Sinaloa los misioneros jesuitas Gonzalo de Tapia, Martín Pérez, Pedro Méndez y Juan Fontes, quienes intentaron establecer misiones evangelizadoras en Chínipas, Santa Bárbara y San Francisco de Conchos, pero ante la feroz resistencia de los nativos, la brutalidad y la fuerza no se hicieron esperar por parte de los conquistadores españoles, quienes de manera bestial en algunos casos, sometieron a las tribus que habitaban estas vastas extensiones.
En 1601, el misionero Fray Juan Fontes logró establecer la Misión del Valle de San Pablo (actual Santa Bárbara, Chih.); en 1604 el misionero Fray Alonso de Oliva funda las Misiónes de San Francisco, justo en el asentamiento principal de las tribus Concho (actual San Francisco de Conchos) y la de San Pedro de Conchos; estas tres localidades, son las tres poblaciones más antiguas del Estado de Chihuahua; de ahí se extendieron las misiones hacia Tapacolmes (Rosales), San Pablo (Meoqui) y San Antonio (Julimes); las tribus que habitaban la región desértica descendían de los Apache Mescalero y Apache Lipán, que no eran tan belicosas como los Apache Chiricahua.
No fue sino hasta 1676, en que los misioneros pudieron penetrar a la intrincada Sierra Tarahumara por el misionero jesuita Fray Antonio Oreña, quien fundó la Misión de Sisoguichi, que al correr de los siglos se convirtió en el centro neurálgico de la religión, la cosmogonía y el sincretismo religioso de los Tarahumara.
Se abre la puerta de la sierra a las misiones y los misioneros
Después de que Fray Antonio Oreña fundara la Misión de Sisoguichi en 1676, se abrió la puerta de la Sierra Tarahumara a los misioneros; Fray Juan María de Salvatierra funda la Misión de Cerocahui; y así, las de Chinatú, Témoris, Guadalupe y Calvo y Norogachi; en total, desde 1601 hasta 1780, los misioneros fundaron en la Sierra Tarahumara un total de 79 pueblos, 24 cabeceras de sección y 103 misiones evangelizadoras; de ese tamaño era el territorio y la responsabilidad de estos hombres; en esta enorme labor evangelizadora, por las órdenes tanto de Jesuitas, como de Franciscanos, transitaron más de 300 misioneros europeos de diferentes nacionalidades, procedentes de Alemania, Austria, Bohemia, Croacia, España, Francia, Hungría, Italia, Suiza y Austria, así como gran cantidad de misioneros
novohispanos y criollos; muchos de ellos perecieron en la sierra desempeñando su labor evangelizadora, otros se quedaron a residir en el territorio y tuvieron descendencia, otros más terminaron su obra y regresaron a su tierra de origen, pero todos sin excepción dejaron plantada la semilla de la religión católica entre las comunidades nativas de lo que hoy es la Sierra Tarahumara
Choque de culturas
Durante el proceso de evangelización de las etnias de la Sierra Tarahumara, los misioneros se dieron cuenta de la gran resistencia que tenían estas tribus para recorrer grandes distancias, corriendo sobre un terreno muy escarpado y difícil; también vieron que tenían un gusto y una habilidad por la danza, así como diferentes danzas para expresar diferentes situaciones o estados de ánimo de la comunidad; otro aspecto que vieron los misioneros fue que podían estar danzando por horas y horas durante todo el día o toda la noche. Sus principales danzas eran el Tutúguri, que los acercaba con sus ancestros y sus Padres; el Yúmare, que era básicamente una danza petitoria, sobre todo para las lluvias.
Los misioneros también se dieron cuenta de que los Rarámuri solo tenían dos dioses, a diferencia de las tribus nahuas y del centro y sur del territorio de la Nueva España, que tenían un dios para cada cosa; los Rarámuri solo tenían dos: Támuje Onorá u Onorúame, que significa “Nuestro Padre” , asociado con el Sol y a Támuje Yerá o Iyerúame, que significa “Nuestra Madre”, a quien asociaban con la Luna.
Otro aspecto cultural muy arraigado entre los Rarámuri, era el Rarajípame, un juego de pelota que consiste en correr grandes distancias pateando una pelota hecha de ramas de mezquite; el ganador era quien llegara primero al lugar designado; la competencia podía durar días y ellos corriendo tras la pelota de ramas, sin duda un juego de enorme resistencia física, a ello se debe que en la actualidad los mejores corredores y maratonistas del mundo sean rarámuris. Los competidores de Rarajípame corren con un cinturón con varias sonajas, que lo hace muy característico.
Sin embargo, no todo fue miel sobre hojuelas, los rarámuri eran rejegos, desconfiados y no aceptaban la evangelización así nomás porque sí, los misioneros se dieron cuenta de que ésta era una raza muy brava, pero también muy noble, entonces lo que hicieron fue tratar de que los soldados y militares españoles no intervinieran y estuvieran lo más alejados posible de los rarámuri, solo así, los misioneros fueron ganándose la confianza de ellos.
Otro aspecto cultural y religioso para sus ritos, era el consumo del peyote, un hongo alucinógeno de la sierra y de tesgüino, una especie de cerveza rarámuri a partir de la fermentación del maíz y que los Rarámuri bebían en grandes cantidades durante sus ritos y ceremonias.
Por su parte, los misioneros introdujeron la religión católica, la adoración a Cristo y a la Virgen de Guadalupe, así como la celebración de la Santa Misa y los Santos Sacramentos. Otro elemento festivo que introdujeron los misioneros, fueron los matachines, cuyo origen se remonta a las antiguas Tracia y Samotracia, una región entre Grecia y Turquía, que luego los italianos llevaron de ahí al norte de Italia y los nombraron “matachín”; después los españoles los adoptaron como bailes para celebrar el término de la ocupación árabe de España y los llamaron “mata moros”; por último los mismos españoles los introducen a la Nueva España y de ser una festividad pagana, los adaptaron a festividades religiosas. Para los Rarámuri, los matachines son “soldados de la Virgen” y tienen su estructura y organización muy bien definida.
De toda esta maraña cultural y religiosa, los Rarámuri tomaron algunos aspectos y los adaptaron a su cultura; por otra parte, los misioneros aceptaron la fusión de la evangelización y todos quedaron contentos, principalmente porque los Rarámuri adoptaron a Jesucristo como su Onorúame y a la Virgen de Guadalupe como su Iyerúame, es decir como su padre y su madre.
La Alta y la Baja Tarahumara
Con el propósito de atender, comprender y estudiar mejor a la Sierra Tarahumara, se consensó la sectorización y zonificación de la Sierra Tarahumara para poder comprender mejor su situación social y su geografía; en este consenso intervinieron los gobiernos federal, estatal y de los municipios involucrados, así como Antropólogos Físicos, Antropólogos Sociales, Etnógrafos, Etnólogos, Lingüistas, Arqueólogos, Misioneros, Geólogos, Geógrafos Hidrólogos y Meteorólogos, resultando dicha sectorización como sigue:
+ La Alta Tarahumara (barrancas, cañones, acantilados y la alta montaña)
Zona 1.- Guachochi, Cieneguita, Rocheachi.
Zona 2.- Norogachi, Choguita, Pahuichique, Tatahuichi, Papajichi.
Zona 3.- Sisoguichi, Panalachi, Sojahuachi, Bocoyna, Cusárare, Creel, San Juanito.
Zona 4.- Balleza, Tecorichi, Cuzárare, Boquireachi, Huacháhuachi.
Zona 5.- Humariza
Zona 6.- Tehuerichi, Narárachi, Huahuachérare.
Zona 7.- Chineachi, Baqueachi, Bacabureachi, Carichí.
+ La Baja Tarahumara (comienza el descenso hacia Sonora y Sinaloa)
Zona 1.- Chínipas, Guazapares, Urique, Cerocahui, Huapalaina, centro y norte de Guadalupe y Calvo.
Zona 2.- Batopilas, Munérachi, Mesa de la Hierbabuena.
Zona 3.- Témoris, Moris, Morelos, Maguarichi, Santa Cruz, San Andrés.
Zona 4.- Chinatú, suroeste de Guadalupe y Calvo, Coloradas de la Virgen.
En esta demarcación comprende a cientos de pueblos, comunidades, aldeas y rancherías rarámuri en toda la sierra.
De manera natural, Guachochi, cabecera del Mpio. del mismo nombre, se ha erigido como la Capital de la Sierra Tarahumara, por su posición geográfica es el centro económico, político, social y cultural de la sierra, ahí se encuentra el Siríame, el Gran Jefe Rarámuri o Gobernadorcillo como despectivamente le llamamos nosotros los chabochis; ahí está asentada la Universidad Tecnológica de la Tarahumara; ahí está también la XETAR, La Voz de la Sierra Tarahumara, estación emisora de radio, que transmite las 24 horas en tarahumara, tepehuano y español.
Por su parte, en Sisoguichi, Mpio. Bocoyna, se asienta toda la estructura religiosa de la Sierra Tarahumara, es el centro religioso más importante de la Alta y la Baja Tarahumara; ahí se encuentra, por decreto del Vaticano la Concatedral Dulce Nombre de María, que es la Sede del Obispo y de la Diócesis de la Tarahumara; también es la Sede de la Orden de las Madres Adoratrices Siervas del Sagrado Corazón de Jesús, quienes asisten con alimentos, alojamiento y festejos a miles de niños tarahumaras; ahí se encuentra también el Seminario Menor de Sisoguichi, en donde realizan sus primeros estudios de teología todos aquellos aspirantes a sacerdotes, ya sean mestizos, chabochis o tarahumaras, de donde serán pasados al Seminario Mayor para concluir su sacerdocio.
Aquí en Sisoguichi, es donde se llevan a cabo las principales festividades religiosas de los rarámuri.
Navidad Rarámuri: alegría, fiesta, colorido y turismo
La Navidad Rarámuri no es un solo festejo, es una serie de seis festejos, que inician el día 8 de diciembre, en que conmemoran a la Inmaculada Concepción.
Luego el día 12 de diciembre festejan a la Virgen de Guadalupe, a quien la han equiparado con su Iyerúame o su madre para ellos. Estos dos festejos pueden llegar a juntarse, dependiendo de qué tan bien organizado esté la celebración.
El día 24 de diciembre celebran el nacimiento de Jesucristo, a quien han equiparado con su padre Onorúame; el festejo comienza desde la tarde del día 24 y no termina hasta el día siguiente 25 de diciembre; los bailes, danzas y festejos duran toda la noche, solo son interrumpidos a las 11:00 pm, para que el Obispo de la Tarahumara oficie la famosa Misa de Gallo, que se celebra a la hora en que nació Jesús.
El día 30 de diciembre al 1 de enero, otra noche de cantos, danzas y celebración para despedir el año que se va y pedir por la buena ventura del nuevo año.
El día 6 de enero, el Día de Reyes, festejan la llegada de los Tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar, venidos de oriente a visitar al niño Jesús y quienes al engañar a Herodes, salvaron la vida del niñito.
Finalmente, el día 2 de febrero celebran el Día de la Candelaria, que es una doble celebración; el día en que el niño Jesús fue presentado en el Templo de Jerusalén y conmemora también la Purificación de la Virgen María, para cerrar el festejo con una tamaliza.
Todo este conjunto de fechas y celebraciones es para los Rarámuri la Navidad; estos festejos están llenos de alegría, colorido y música, los rarámuri amenizan sus festejos con sus propios instrumentos, el rável, que es el violín rarámuri, el chapareque, que es una especie de guitarra y el rémpora, un tambor tarahumara y las sonajas que llevan en sus manos cada matachín; ellos nunca han aceptado instrumentación moderna en sus festejos. También parte de la celebración incluye beber tesgüino, un fermento del maíz.
Pero la parte colorida de todo este espectáculo navideño, sin duda son los matachines tarahumaras, quienes tienen una forma de estructura y organización casi militar, basada en el orden y la perfección, esta forma de organización y ejecución, no la tienen los matachines de otras partes del país. Los organizadores del grupo se llaman Chapeyokos, ellos convocan a los participantes, los dirigen, supervisan su vestimenta, sus evoluciones y su comportamiento y tienen la facultad de amonestar, suspender y hasta expulsar del grupo al matachín, en caso de no seguir las reglas; para ello el Chapeyoko porta un látigo que no usa contra nadie, es solo como símbolo de poder y autoridad dentro del grupo y para que la gente lo ubique como el líder; el Chapeyoko no se viste de matachín ni evoluciona con ellos, pero sí porta una máscara de madera tallada, con pelo y bigotes hechos solo de crin de caballo o pelo de cabra; cuando la danza de sus matachines inicia, el Chapeyoko, con diversos gritos y voces los va dirigiendo y corrigiendo los movimientos coreográficos del grupo, el resultado debe ser una buena ejecución y el lucimiento del grupo.
Otro líder dentro de los matachines son los Monarcos, estos si van vestidos de matachín y danzan junto con ellos, pero por fuera del grupo, como maestro que va dando las indicaciones para que no se pierdan el ritmo ni la coreografía de la danza; ambos, Chapeyokos y Monarcos son personas que gozan de un alto prestigio y respeto en su comunidad. Cada matachín debe comprar su vestimenta, adornos y parafernalia ritual. Los matachines rarámuri, solo aceptan a rarámuris nativos, por ningún motivo aceptan a mestizos, chabochis o a rarámuris renegados de su etnia; en el caso de algún rarámuri nativo, que haya estado mucho tiempo fuera de su comunidad, conviviendo y/o trabajando con el chabochi, deberá ser evaluado su caso por el Siríame (Gran Jefe), para poder ser aceptado como matachín.
Todas las festejos celebraciones religiosos se llevan a cabo en Sisoguichi, a donde se dan cita los matachines y tarahumaras de todas las comunidades de la Sierra Tarahumara; las celebraciónes de la Navidad Rarámuri dan comienzo con el Nawésari que es un discurso breve de las autoridades locales agradeciendo su presencia, estimular su participación, así como el exhorto para ser mejores rarámuris. El entorno es rodeado por gran cantidad de rarámuris, mestizos, chabochis y una gran cantidad de turistas, principalmente noruegos, suecos, daneses, finlandeses, holandeses, alemanes, belgas, franceses, austríacos, italianos, estadounidenses y canadienses, quienes son atraídos por estas espectaculares celebraciones.
Luego vienen las procesiones, encabezadas por las Tónachis, que son tres niñas que portan las imágenes sacras de quien se trata la celebración, seguidas por público en general, aquí sí, todos pueden entrar en la procesión; enseguida, hacen su aparición los matachines y sus espectaculares danzas, con unas impresionantes coreografías que más parece concurso de danza que celebración religiosa; las danzas pueden durar todo el día y toda la noche, se presentan nueve tandas de matachines por un ligero descanso, solo interrumpido por la misa del Obispo de la Tarahumara para oficiar la Misa de Gallo el 24 de diciembre y para otras misas de diferentes párrocos. Después de danzar toda la noche, al amanecer todos los matachines son servidos con abundantes platos de Tónari, un sustancioso caldo de res, para reponer energías y continuar con los festejos y celebraciones. Otra celebración rarámuri son las Pascolas, la forma en que ellos viven y celebran la Semana Santa, otro espectacular festejo que en su momento reseñaremos.
+ Envío un gran saludo al Ing. Agrónomo Miguel Cervantes, un buen amigo y gran persona, originario de Témoris, Chihuahua y quien es descendiente directo Apache Chiricahua; ha sido toda su vida un gran promotor e impulsor de las comunidades de la Sierra Tarahumara. Actualmente Miguel Cervantes está haciendo grandes esfuerzos para que el Gobierno Federal, el INAH y el INPI acepten y reconozcan a las tribus Apache Chiricahua, como parte étnica de
Chihuahua y que no sea vista solo como una etnia extranjera.
Referencias Bibliográficas:
+ memoricamexico.gob.mx
+ oem.com.mx
+ mugsnoticias.com.mx
+ elagora.com.mx
+ chepe.mx
+ es.scribd.com + www.gob.mx/inpi
+ unvisitantenuevo.blogspot.cm
+ youtube.com
+ tarahumarasblog.wordpress.com
+ filmaffinity.com
+ redalyc.org