JIRONES DE NUESTRA HISTORIA
GENERAL DE DIVISIÓN ÁNGEL GARCÍA PEÑA, UN HÉROE Y LEAL SOLDADO OLVIDADO POR LA HISTORIA.
Por: José Luis Jaramillo Vela
Del meritito norte
Ángel García Peña, nació en la ciudad de Chihuahua, Chihuahua en el año de 1856, hijo del Coronel Rodrigo García y de Guadalupe Peña; de pequeño, el joven Ángel era muy inquieto y le gustaba mucho la ciencia y la ingeniería, pero también ardía en deseos por ser militar igual que como su papá; así que sin dudarlo tomó la decisión, sería militar, ingeniero y científico; sin embargo, era la milicia la que más lo entusiasmaba y lo que llenaba su espíritu.
El 2 de enero de 1872, con dieciséis años ingresó al Colegio Militar; el 4 de diciembre de 1875 se gradúa como Subteniente de Artillería, dos años más tarde, en 1877 es ascendido a Teniente de Artillería, al tiempo que se inicia como instructor de Artillería en el Colegio Militar (donde más tarde tendría como alumno al más grande artillero mexicano, el General Felipe Ángeles).
El Teniente García Peña era un tipo que imponía físicamente era muy alto, medía 1.90 m, y su físico era atlético, por lo que destacaba de entre todos los oficiales y tropa que tendían a ser más bien chaparrones y menuditos; pero también imponía respeto, su rostro era en apariencia bonachón y sabía serlo, pero también tomaba rictus de dureza cuando la situación lo ameritaba; su carácter era alegre, amigable y tranquilo, pero cuando se trataba de dar y de cumplir órdenes era implacable. El Teniente García Peña tenía un concepto muy alto de la lealtad y el honor que le había inculcado su padre, también era un tipo en extremo confiable y discreto, estas cualidades no pasaron desapercibidas para los altos mandos del Ejército.
Escalando y estudiando
García Peña deseaba estar en los frentes de batalla, ser enviado a las diferentes zonas militares y estar en medio de la acción, sin embargo, debido a sus cualidades personales fue requerido por los altos mandos para operar en las diferentes secciones del Estado Mayor del Ejército, donde se tomaban las decisiones y donde se le confiaban tareas muy específicas y delicadas que requerían de mucha confianza y discreción, “No se preocupe Capitán, ya habrá tiempo para que esté en el frente de batalla al mando de las tropas, pero eso será a su debido tiempo”, le dijo el Secretario de Guerra y Marina, General Mariano Escobedo en una ocasión y con ese comentario lo ascendió a Capitán.
Además de sus labores en el Estado Mayor del Ejército, García Peña impartía sus clases de Artillería en el Colegio Militar, eso le dejaba tiempo para estudiar Ingeniería, carrera que obtuvo en la Escuela Nacional de Ingenieros, con especialidad en Topografía y Caminos; en 1880, es enviado al Observatorio Nacional como ayudante y ahí obtiene una especialidad en Astronomía. Para ese tiempo, ya con el grado de Mayor de Artillería, García Peña ingresa al “Grupo de los Científicos”, un grupo que no existía como tal, pero que así les llamaban los oficiales y tropa a todos aquellos jefes y oficiales que además de su carrera militar habían obtenido otros títulos académicos o que tenían gusto por las ciencias; en este “grupo” estaban personajes como el General Porfirio Díaz, el General Sóstenes Rocha, el General Mariano Escobedo, el General Trinidad García de la Cadena, el General Ignacio Alatorre, el General Francisco Naranjo, el entonces Coronel Diódoro Corella Bustillos, el entonces Mayor Ángel García Peña y muchos otros militares.
Durante todo ese tiempo, además de sus tareas militares en el Estado Mayor del Ejército, el Mayor García Peña mediante sus observaciones astronómicas, trazó la órbita de Venus alrededor del sol; entonces fue nombrado por el Presidente Porfirio Díaz como presidente de la Comisión para el Reglamento de Estadística Nacional; en el Colegio Militar dio los primeros pasos para la creación de la Escuela Militar de Ingenieros; dentro del Estado Mayor del Ejército, sus tareas derivaron en lo que hoy se conoce como Inteligencia Militar.
Al campo de batalla
En 1884, el Secretario de Guerra y Marina, General Carlos Pacheco Villalobos, lo asciende a Teniente Coronel; por esa época ya se iniciaban los primeros levantamientos de las tribus Yaquis en Sonora; como primera medida, el Presidente Díaz ordena la creación de una Comisión Científica que se encargaría del levantamiento topográfico del Río Yaqui, así como determinar los límites de los pueblos Yaquis; al frente de esa comisión fue nombrado el General Sóstenes Rocha (catalogado por la SEDENA como el más grande militar mexicano); el General Rocha pidió al Mayor Ángel García Peña como su segundo en dicha comisión.
Las tribus Yaquis son muy bravas y siempre han tenido una relación turbulenta con todos los gobiernos, principalmente después del Imperio de Maximiliano, pues las tribus Yaqui se aliaron a los franceses y apoyaron a Maximiliano y éstos con tal de tenerlos contentos les dieron manga ancha y se acostumbraron a que prácticamente hacían lo que querían en Sonora; los gobiernos de Juárez, Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz les restringieron y no olvidaron que los Yaquis apoyaron a la invasión francesa, por lo que la situación cambió.
Ahora los Yaquis tenían incendiado el sur de Sonora, con el peligro de expandir la revuelta hacia los Estados vecinos de Chihuahua y Sinaloa, pero lo que más le preocupaba a Porfirio Díaz era que el levantamiento Yaqui llegara a la frontera con Estados Unidos; el Mayor Ángel García Peña es ascendido a Coronel por Porfirio Díaz y lo nombra Jefe de la Guardia Nacional y del 11° Batallón, con la encomienda de aplacar a las tribus Yaquis; la estrategia del Coronel García Peña fue la de contener a los Yaquis en su área de influencia, para ello, movilizó a la Primera y Segunda Zonas Militares de Chihuahua y Sinaloa con el fin de cerrarle la entrada a los Yaquis a esos Estados, para así evitar que levantaran a las tribus locales.
La Guerra del Yaqui se extendió de 1887 hasta 1901, el Coronel García Peña ganaba batalla tras batalla y pacificaba a las tribus logrando acuerdos con los jefes, pero éstos al morir o perder poder, surgían nuevos líderes y caudillos que volvían a levantar a las tribus y así era el cuento de nunca acabar, hasta que el gobierno tomó prisioneros de guerra yaquis y se los llevó a trabajos forzados a Yucatán y Oaxaca, hasta entonces se pacificaron por completo las tribus Yaquis.
Por su destacada labor en la Guerra del Yaqui, como militar y como negociador, el Coronel Ángel García Peña obtuvo la Condecoración al Mérito Militar, fue ascendido a General Brigadier y el Presidente Porfirio Díaz lo nombró al frente de la Comisión Geográfica Exploradora, que se encargaría de levantar con precisión los límites de los Estados de la República Mexicana, tarea por demás ardua y laboriosa que además exigía de habilidades políticas, ya que los Gobernadores presionaban y trataban de influir en la delimitación de sus Estados. Como Presidente de la Comisión para el Reglamento de Estadística y como Presidente de la Comisión Geográfica Exploradora, decidió unificarlas en una sola Comisión.
El General Ángel García Peña, la Revolución Mexicana y la rueda de la fortuna
En 1910, Porfirio Díaz envía al General Ángel García Peña a apaciguar el levantamiento de Toribio Ortega y Porfirio Ornelas en Cuchillo Parado, Chihuahua; “General, necesito que vaya y ponga orden en su tierra”, fue la orden del Presidente Díaz, pero fue imposible, al levantamiento de Toribio Ortega, le siguió el de Pancho Villa y después el de Pascual Orozco; había estallado la Revolución Mexicana y los brotes de insurrección brotaban por todo el país; el General García Peña combatió a los revolucionarios maderistas en Chihuahua en 1910 y 1911; a la caída de Porfirio Díaz, Madero busca a García Peña, quien ya había despertado su interés y se reúnen, después de los saludos, Madero le hace una sola pregunta: “General García Peña, ¿hacia dónde está su lealtad?”; el General Ángel García Peña le responde con serenidad y gallardía: “Señor Madero, mi lealtad absoluta se limita a cuatro cosas; el uniforme que porto, la bandera de mi país, el Ejército Mexicano y a mi Comandante Supremo, quien quiera que este sea”; Madero está impresionado con la respuesta y queda convencido de él. Tiempo después, el propio Madero comprobaría esas palabras.
Algunos militares que supieron de su encuentro con Madero, exigieron le fuera retirado el grado de General Brigadier al considerar que traicionaba al Ejército hablando con el ”enemigo”; el Presidente Interino, Francisco León de la Barra le ratificó su grado de General Brigadier y lo felicitó públicamente. Al asumir Francisco I. Madero como Presidente, lo envía a Jalapa, Veracruz, le encarga organizar el Batallón Auxiliar de la Federación, ante los rumores del interés de Estados Unidos por invadir a nuestro país.
El 5 de marzo de 1912, el Presidente Madero lo designa como Secretario de Guerra y Marina en su Gabinete Presidencial; ese mismo año, el Rey de España, Alfonso XIII le concede la Gran Cruz del Mérito Militar de la Orden de Carlos III, la más alta condecoración que otorga el Reino de España; se entrega a uno o dos elegidos cada año (solo cuatro mexicanos ostentan esta alta condecoración: los Generales Porfirio Díaz Mori quien fue galardonado en 1886 y 1910; Ángel García Peña en 1912; Salvador Cienfuegos Cepeda y el Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz en 2014; los dos primeros por méritos militares, los segundos por política). El 11 de septiembre de 1912, el Presidente Madero le otorga por los méritos obtenidos en servicios a la Patria el grado de General de División.
La inteligencia militar y su lealtad al Presidente
Como Secretario de Guerra y Marina, el General García Peña tenía mucha información que nadie más tenía y solo era compartida con el Presidente Madero o con quien él ordenara compartirla; a través de su incipiente estructura de inteligencia militar, tenía monitoreados a todo el aparato militar del país y sabía qué estaba sucediendo en cada región de México. Al tener el pulso del ejército y con toda su experiencia y conocimientos, tenía muy bien catalogados a todos los Generales, Jefes y Mandos, sabía muy bien como era cada uno de ellos, con todos tenía buena relación, pero algunos eran sus amigos, otros no; en algunos se podía confiar, en otros no.
Las alarmas de García Peña se encendieron cuando en enero de 1913 le llega un informe de que el Embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson se estaba reuniendo en secreto con los Generales Félix Díaz, Bernardo Reyes, Manuel Mondragón, Aureliano Blanquet, Gregorio Ruiz y Victoriano Huerta; de inmediato García Peña sospechó lo peor: se estaba tramando un golpe de Estado contra el Presidente Madero. El General García Peña se reúne con el Presidente Madero, su hermano Raúl y el Vicepresidente José María Pino y Suárez y les expone la situación; Madero le dice que no cree que haya ningún peligro, provocando la desesperación en García Peña.
A finales de enero de 1913, el Embajador de Cuba en México, Manuel Márquez Sterling le informa al General García Peña que el Embajador Henry Lane Wilson ha convocado a todo el Cuerpo Diplomático acreditado en México, con el fin de incitarlos a que en grupo le exigieran la renuncia a Madero; a García Peña ya no le quedó ninguna duda de lo que se tramaba y se fue a ver al Presidente Madero, quien continuaba escéptico ante la situación; entonces el General García Peña reúne a sus Generales de máxima confianza para defender a Madero.
El 9 de febrero de 1913, los Generales traidores toman el Palacio Nacional, defendido por los leales Generales Ángel García Peña, Lauro Villar, Ángel Ortiz Monasterio, Felipe Ángeles, Rafael Dávila, Manuel Villarreal y el Coronel Gustavo Garmendia; la refriega duró diez días hasta que Huerta ordena asesinar a Madero; en esos hechos, los Generales Ángel García Peña y Lauro Villar Ochoa resultaron heridos de bala; García Peña cayó herido, pero alcanzó a disparar contra General Bernardo Reyes Ogazón, quien murió en el acto. Al usurpar Huerta el poder, el General Ángel García Peña solicita su retiro del servicio en activo, de ninguna manera aceptaba la forma en la que Huerta llegó al poder.
A la vida civil, pero nunca se deja de ser militar
Al retirarse del servicio activo, el General Ángel García Peña se dedicó a la vida civil, haciendo trabajos de topografía e ingeniería a particulares, en eso estaba cuando en marzo de 1914 lo manda llamar el usurpador Victoriano Huerta (había tres personajes a los que Huerta les tenía exceso de respeto; pavor, le llaman los historiadores y estos eran Porfirio Díaz, Pancho Villa y Ángel García Peña); Estados Unidos acababa de invadir el Puerto de Veracruz, Huerta le pide a García Peña un servicio a la Patria; este acepta como buen militar.
De inmediato, el General García Peña parte al frente de una división de cinco mil hombres con rumbo a Perote, Veracruz, donde se le uniría el Batallón Auxiliar de la Federación que él mismo había creado por órdenes de Madero; el Presidente Woodrow Wilson quien no reconocía a Huerta como Presidente legítimo, ordenó la invasión para confiscar un enorme cargamento de armas que Inglaterra y Francia le habían enviado a Huerta; en Veracruz García Peña se da cuenta de que los Generales Gustavo Maass y Manuel Azueta apenas con 600 soldados entre los dos, no pueden contra los cuatro mil hombres del Almirante Frank Friday Fletcher; en la Batalla de Veracruz, el General Ángel García Peña le hundió dos buques a Fletcher, obligándolo a capitular y retirarse; esa fue la última vez que Estados Unidos puso pie en suelo mexicano.
El General García Peña regresa a la Ciudad de México, le rinde parte a Huerta, diciéndole que el invasor ha sido expulsado, entregando buenas cuentas; le solicita su baja del servicio activo, misma que le fue concedida.
Ahora con Carranza
El 9 de julio de 1914 el General García Peña vuelve a su retiro y a la vida civil, pero a los dos años, en 1916, el Presidente Venustiano Carranza le pide volver a prestar sus servicios y García Peña acepta; Carranza le tenía respeto y admiración al General García Peña, quien duró en servicio otros cuatro años más, hasta enero de 1920, después del asesinato de Carranza; en esa fecha se retiró definitivamente de las armas.
A pesar de la admiración y respeto que Carranza le tenía, este nunca le firmó su derecho de pensión, por lo que batalló para recibirla, hasta que en 1920, el Presidente Adolfo de la Huerta ordena liberar su pensión, recibiendo un retroactivo de $49,225 pesos desde 1915 a 1919, para a partir de esa fecha, recibir su pensión cada mes. El General de División Ángel García Peña fallece el 23 de noviembre de 1928 en la Ciudad de México
Sus aportaciones a México
+ Su dedicación e insistencia para que el Colegio Militar impartiera la carrera de Ingeniería, derivó en la formación de la Escuela Militar de Ingenieros y posteriormente en la creación de la Universidad del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana.
+ Sus observaciones astronómicas y el haber observado y descrito la órbita completa de Venus, motivó años después al Ingeniero José de la Herrán a diseñar el primer telescopio mexicano, al que llamó “Mextel”, además de promover entre los jóvenes de su época el estudio de la astronomía.
+ Sus años de servicio en las diversas Secciones del Estado Mayor del Ejército Mexicano, le permitieron desarrollar una técnica para recabar información sensible, que hoy se conoce como Sección de Inteligencia Militar.
+ Como Presidente de la Comisión para el Reglamento de Estadística Nacional y Presidente de la Comisión Geográfica Exploradora, unificó ambas Comisiones, desarrollando sus funciones a través de los años, hasta llegar a lo que actualmente es el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Referencias Bibliográficas:
+ repositorio.colmex.mx
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+ gw.geneanet.org
+ mediateca.inah.gob.mx
+ mexicodesconocido.com.mx
+ es.wikibrief.org
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