(EFE).- Subido a una góndola en un estanque de un popular centro comercial de Manila, el gimnasta filipino Carlos Yulo, doble oro en los Juegos Olímpicos de París en las modalidades de suelo y salto de potro, fue recibido este miércoles como un héroe por sus compatriotas.
El deportista de 24 años, quien antes de la recepción popular acudió al Parlamento, agradeció las innumerables muestras de apoyo recibidas de los filipinos antes y durante la competición.
«Muchas gracias por quedaros hasta altas horas para ver nuestra participación en las olimpiadas. Mi victoria es la victoria de todos los filipinos», expresó Yulo en un discurso tras ser condecorado por el Legislativo.
El gimnasta además recibió este miércoles un premio de 14 millones de pesos (unos 245.000 dólares o más de 220.000 euros), entre otros regalos previos que incluyen más dinero y un piso.
Yulo también fue el gran protagonista del desfile por Manila de los deportistas filipinos que participaron en París, donde además de los dos oros del gimnasta Filipinas sumó dos bronces con las boxeadoras Aira Villegas y Nesthy Petecio.
Pero el éxito del filipino no sólo ha sido objeto de merecidas loas y prestaciones por su desempeño profesional.
El favorito, que ya había sido campeón mundial en 2021, se ha visto inmerso en un melodrama amplificado por las redes sociales y los medios que ha acaparado la atención de su país en los últimos días.
Entre otros asuntos, unos comentarios de la madre del gimnasta, Angelica, tras el oro de su hijo sugirieron que su relación no estaba en un buen momento desde hace años, con la sombra de un posible distanciamiento por la novia del olímpico, la ‘YouTuber’ Chloe San Jose, y la gestión del dinero recibido por sus medallas.
Yulo, apodado «Caloy», es el segundo filipino en lograr un oro olímpico desde que su compatriota Hidilyn Díaz se alzó con la máxima condecoración en Tokio como levantadora de pesas.
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