Por: José Luis Jaramillo Vela.
Precedentes y antecedentes históricos.
Este 17 de octubre se conmemora una fecha trascendental en la historia reciente de México, se concede el derecho constitucional a la mujer mexicana por primera vez, para poder votar y ser votadas en unas elecciones constitucionales. Este logro no fué obra de la casualidad ni de la benevolencia de los políticos en turno, fué producto de una larga lucha de muchas mujeres mexicanas por obtener un derecho que de manera natural debía haberles correspondido.
Desde 1884, la activista y feminista mexicana Laura Wright ya venía liderando un movimiento en pro del voto femenino, fundó la primera revista de corte feminista en México, llamada “Violetas del Anáhuac”, desde donde se ejercía presión hacia toda la sociedad y gobierno para ser tomadas en cuenta, no solo para poder ejercer el voto, sino también para obtener trabajos mejor remunerados, el acceso a carreras universitarias (en aquella época la mujer mexicana no tenía derecho a estudios profesionales) y para dejar de ser consideradas como ciudadanas de segunda categoría que únicamente servían para el hogar y para criar a los hijos.
En 1910, surge el Club Femenil Las Hijas de Cuauhtémoc y se unen al Movimiento Antirreeleccionista de Francisco I. Madero; realizan el Primer Congreso Feminista en México, donde uno de sus más importantes acuerdos fué el de demandar el voto ciudadano de las mujeres; exigencia que perdió efectividad, porque Madero nunca la atendió.
El 13 de enero de 1916, impulsado por el General Salvador Alvarado, Gobernador de Yucatán, se lleva a cabo el Segundo Congreso Feminista en Mérida, Yucatán, en el que una vez más el reclamo al voto ciudadano de la mujer fue el principal acuerdo; de nuevo, no prosperó, pero gracias al impulso y apoyo del General Salvador Alvarado, se logró que en 1917 el Congreso Constituyente reconociera la igualdad
entre hombres y mujeres en el ámbito laboral, al dejar plasmada en la Constitución que “a trabajo igual, corresponde salario igual, sin distinción de sexos”.
En 1923, la Liga Panamericana de Mujeres celebra otro congreso, en el que sonó fuerte el reclamo femenino, dado que cada vez eran más las adeptas al movimiento; producto de ese congreso, el 13 de julio de ese mismo año, el Gobernador de San Luis Potosí, Aurelio Manrique expidió un decreto que concedía a las mujeres potosinas votar y ser votadas únicamente para elecciones municipales; el decreto fue suprimido al año siguiente.
El mismo año de 1923, el Gobernador de Yucatán, Felipe Carrillo Puerto permitió que cuatro mujeres muy queridas en la región fueran candidatas, las cuatro ganaron: Raquel Dzib, Beatriz Peniche de Ponce y la feminista Elvia Carrillo Puerto, fueron electas como diputadas locales y Rosa Torre ganó una regiduría en Mérida; como resultado de tal osadía yucateca, el Gobernador Felipe Carrillo Puerto fué derrocado por el Presidente Adolfo de la Huerta y las cuatro mujeres tuvieron que abandonar el Estado ante las amenazas de muerte por parte del Presidente de la Huerta, refugiándose las cuatro en San Luis Potosí. Así, de esta brutal manera, el Gobierno del Presidente Adolfo de la Huerta, asesta un duro golpe a la mujer mexicana al negarles la categoría de ciudadanas mexicanas con plenos derechos.
En 1937, durante la administración del Presidente General Lázaro Cárdenas del Río, el Congreso de la Unión aprobó una iniciativa para otorgar el derecho al voto a la mujer, pero no fué aprobada por todos los Estados de la República, por lo que fracasó. En 1947, en el gobierno del Presidente Miguel Alemán Valdés, con más presión ciudadana que voluntad política, se aprueba la adición al Artículo 115 Constitucional, para que pudieran votar las mujeres en elecciones municipales, pero estaba tan mal redactada la reforma y nunca fue publicada, que en realidad fue letra muerta.
Con voluntad política se ve una luz al final del túnel.
Corría el tiempo y pasaban los años, presidentes iban y presidentes venían y la mujer mexicana, solamente veía que los políticos “hacían como que hacían pero en realidad no hacían nada” en cuanto a sus derechos ciudadanos a votar y ser votadas para cargos de elección popular; sin embargo no solo era su derecho a votar, eso iba más allá de un simple voto, ésta situación repercutía de manera muy desfavorable en su condición de mujer en un país con un arraigado machismo, en donde seguía siendo considerada como mexicana de segunda y vista como un objeto al servicio del hombre; la mujer mexicana se sentía devaluada como persona, algo que resulta muy indigno en la condición de cualquier ser humano.
Para el año de 1952, surge un nuevo candidato a la Presidencia de la República, el Mayor de Caballería Adolfo Tomás Ruiz Cortines, quien traía una visión mucho más moderna de las cosas y de lo que representa el Estado Mexicano, el candidato Ruiz Cortines se propone de una vez y para siempre, otorgar a la mujer mexicana el derecho a votar y ser votadas para cargos de elección popular; por tal motivo, Ruiz Cortines incluye el derecho al voto femenino como parte fundamental de su plataforma política de campaña.
El 6 de Abril de 1952, el entonces candidato a la Presidencia de la República, Adolfo Ruiz Cortines, logró reunir en un acto de campaña a más de veinticinco mil mujeres en el Parque 18 de Marzo de la Ciudad
de México; ahí les ofrece, como una promesa de campaña a la mujer mexicana, una Reforma Constitucional que les permita votar y ser votadas a los cargos de elección popular, empeña su palabra y se compromete a ello; seguramente la gran mayoría de esas veinticinco mil mujeres, salieron de ahí pensando que habían sido engañadas una vez más y que nada iba a suceder.
Ruiz Cortines honra su palabra, cumple su promesa, hace justicia y pasa a la historia.
Y Ruiz Cortines les cumplió. El 17 de octubre de 1953, el ahora Presidente Adolfo Ruiz Cortines, ordena publicar en el Diario Oficial de la Federación, el decreto mediante el cual se anuncian las reformas constitucionales que le otorgarán a las mujeres mexicanas el derecho a votar y ser votadas para todos los cargos de elección popular a los que deseen aspirar y en los que quieran votar.
De esta manera el 3 de Julio de 1955 en las elecciones federales para renovar la Cámara de Diputados, las mujeres mexicanas ejercieron por primera vez en la historia su derecho al voto, un hecho histórico e importantísimo en la historia de México; con ello, se abrió un camino hacia la igualdad y la justicia de género; en ésta misma elección de 1955, además otro hecho histórico: Aurora Jiménez Palacios se convierte en la primera Diputada Federal electa en la historia de México por Baja California; en abril de 1964, María Lavalle Urbina por Campeche y Alicia Arellano Tapia por Sonora, son las primeras mujeres mexicanas en ser electas como Senadoras de la República; en 1979, la Maestra, Escritora y Feminista Griselda Álvarez Ponce de León, es electa como la primera Gobernadora en la historia de México, por el Estado de Colima (su bisabuelo el General Manuel Álvarez Zamora, fue el primer Gobernador de Colima, y su padre Miguel Álvarez García también fue Gobernador del Estado, su ancestro Juan Ponce de León fué en 1508, el primer Gobernador de Puerto Rico).
Se abre un nuevo horizonte pleno de oportunidades para la mujer mexicana.
El camino que desde 1884 comenzaron a pavimentar miles de mujeres mexicanas, reclamando su derecho al voto, llevó hasta la enorme y pesada puerta que en 1953 les abrió el Presidente Adolfo Ruiz Cortines, en un hecho histórico que sirvió no solo para que pudieran votar y ser votadas la mujer mexicana, sino para que a partir de ahí pudieran mostrarse en toda su plenitud como seres humanos que pueden realizar un sinfín de tareas, que contribuyen al desarrollo no solo de sus familias, sino del País.
A partir de ese histórico momento, la mujer mexicana ha demostrado no solo a México, sino al mundo entero sus alcances y su dimensión como mujer; se han desarrollado en todos los aspectos, que tenemos en ellas, extraordinarias profesionistas, médicos, ingenieros, abogados, policías funcionarios públicos, etc.; todo ello sin dejar de ser excelentes madres y esposas.
En la actualidad, las mujeres mexicanas gobiernan 525 alcaldías de México; están al frente de 9 gubernaturas estatales; ocupan 128 escaños en el Senado de la República (50.8 % de los Senadores); ocupan 211 curules en la Cámara de Diputados (48%); ocupan el 54% de las Diputaciones Locales del
País; el 51% de las Regidurías del País y el 66% de las Sindicaturas de México; así como el 30% de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Con las nuevas leyes de equidad de género, la mujer mexicana tiene garantizado su espacio para ser candidata y ser votada, ya depende de su habilidad política, que llegue al lugar deseado; pero de que a todos nos han mostrado sus ganas, capacidades y compromiso, no queda la menor duda de ello.
La puerta se abrió para nunca más cerrarse.
Hoy, las mujeres mexicanas gozan de plenos derechos en todos los aspectos de la vida nacional, son exitosas y eso nos hace felices a todos los mexicanos. Tanto, que bien vale la pena haber recordado el arduo y escabroso camino que tuvieron que recorrer desde 1884 hasta 1953, en que el Presidente Adolfo Ruiz Cortines tuvo la visión de estadista y la fuerza y la voluntad política para que las reformas necesarias se llevarán a cabo y las mujeres mexicanas pudieran votar y ser votadas en las elecciones de 1955. Celebremos esta fecha que abrió las puertas para que la mujer mexicana pudiera desarrollarse en todos los sentidos y mostrarnos sus capacidades y su valía dentro de la sociedad global; puertas que nunca deberán de cerrarse. De todo ello, hace 69 años.
e-mail: jaramillovela@hotmail.com
Fuentes Bibliográficas:
+ Fundación Centro Histórico.
+ El Financiero.
+ CNDH.
+ INEHRM + www.gob.mx/inafed
+ yucatán.gob.mx
+ milenio.com.mx + www.gob.mx/inmujeres/estadistica
+ www.unam.edu.mx/históricas
+ es.wikipedia.org