- Expuso el Arq. Eduardo Cuesta, académico de la UAG, el caso de la Fábrica de Atemajac en el congreso de industrialización
Es importante conservar el patrimonio inmobiliario con valor cultural de las ciudades, en lugar de demolerlo, para lo cual hay que reciclarlo y adaptarlo a nuevos usos, afirmó el Arq. Eduardo Cuesta Sánchez, catedrático de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) durante una conferencia que expuso en el Congreso Internacional de los Procesos de Industrialización realizado en Guadalajara. “El reciclaje en la arquitectura es una acción que garantiza la conservación”, dijo el expositor, quien habló específicamente sobre el caso de la Fábrica de Atemajac, que en parte fue demolida para dar paso a la nueva urbanización de Guadalajara, en parte fue reconvertida para uso de nuevas empresas y otra está prácticamente abandonada. La charla sobre la historia de dicha fábrica y su entorno, que fue ilustrada con decenas de fotografías antiguas y actuales, es la siguiente: La fábrica inició funciones en el año de 1840 y en 1843 cuando se creó la Compañía Industrial de Atemajac, que incluía la Fábrica de Hilados y Tejidos de Atemajac y la fábrica de papel El Batán. La creación de estas empresas, sobre todo la fábrica de hilados, impactaron positivamente en esa zona al norte del centro de Guadalajara, de ahí el nombre con el que se le conoció algún tiempo: “La prosperidad jalisciense”. El pueblo de Atemajac ya existía, pero creció, se construyeron viviendas para los directivos y trabajadores y espacios recreativos como un teatro, un casino y el Club Deportivo Occidente. A mediados del siglo pasado, el conjunto industrial incluía la Fábrica de Atemajac, la fábrica El Batán y la Fábrica de Hilados y Tejidos de La Experiencia. La compañía cambió de dueño varias veces y en 1992 estalló una huelga que fue el principio del fin, ya que el paro se prolongó hasta 2003 y propició el final de la bonanza que había generado. Durante sus años dorados, la zona aledaña a la fábrica de hilados se benefició de agua en abundancia, puesto que era un sitio de manantiales; había un balneario para las familias de los trabajadores y tenía muy cerca al manantial denominado Colomitos (hoy por avenida Federalismo), El Chorrito (hoy es un vivero), el arroyo Atemajac (por avenida Patria) y la presa Zoquipan (dentro del parque Ávila Camacho). Una vez concluida la huelga, las instalaciones fabriles quedaron en propiedad de los dueños de la empresa, mientras que el Club Occidente y el teatro fueron adjudicados a la ya desaparecida Comisión Liquidadora, integrada por ex trabajadores. La fachada principal de la Fábrica de Atemajac y del Club Occidente se ubican actualmente por la calle Fidel Velázquez, a unos cuantos metros de la esquina poniente con la avenida Federalismo. Se conserva el pórtico hecho de cantera dorada que afortunadamente no sufrió daños por el incendio ocurrido en 1909, así como jardines, herrería e incluso galerías interiores, aunque estas fueron modernizadas y adaptadas para usos comerciales de las nuevas empresas instaladas en ese lugar. En cambio, otras instalaciones, como el espacioso Club Occidente, se deterioran día a día. La protección del patrimonio urbano mantiene viva la memoria colectiva de una comunidad, de un barrio o colonia; en su cuidado deben intervenir tanto las autoridades como los vecinos. Un ejemplo del reciclaje arquitectónico son las residencias de la avenida Vallarta, que hoy se han reconvertido en espacios comerciales sin demeritar su imagen original, concluyó el Arq. Cuesta Sánchez. El Congreso Internacional de los Procesos de Industrialización tiene el objetivo de fomentar el desarrollo de actuales y futuros profesionistas, a través de actividades que les permitan identificar las tendencias y nuevas herramientas de la ingeniería. El Congreso incluye la celebración de diversos temas que se exponen en mesas de trabajo integradas por profesionistas, investigadores, académicos y representantes de empresas, principalmente del ramo de construcción y la ingeniería. Es organizado por la Universidad Tecnológica de Salamanca (Guanajuato), el centro de especialidad IECA y la Secretaría de Cultura del gobierno federal.
|