El alienígena de Atacama: ni extraterrestre ni niño mutante, un feto normal
Feto normal. Extraterrestre. Feto normal. Niña de 6 a 8 años con graves mutaciones. Feto normal. Es el recorrido que ha hecho desde 2003 la clasificación de una pequeña momia, de unos 15 centímetros, desenterrada por Óscar Muñoz, un saqueador de yacimientos en un cementerio del pueblo abandonado de La Noria, en el desierto de Atacama (Chile). Conocida como Ata, se encontró envuelta en una tela blanca y, aunque desde el principio hubo quienes apuntaron que se trataba de un feto abortado, pronto se apropiaron de ella los buscadores de platillos volantes.
Un empresario chileno se la compró a Muñoz y cobró hasta 860 euros por una foto de la momia hasta que se la vendió a un ufólogo español, Ramón Navia-Osorio, por una cantidad que nunca ha trascendido. Desde ese momento, la momia fue objeto de las especulaciones más locas, incluida la de que es un extraterrestre, claro. Un análisis genético dirigido por la bioinformática Sanchita Bhattacharya, de la Universidad de California en San Francisco, concluía en marzo pasado que es de este mundo, pero que sufría un enanismo extremo y otras graves deformidades consecuencia de mutaciones genéticas y murió a entre 6 y 8 años. Ahora, otro estudio firmado por expertos en anatomía humana desmonta el genético, que vio la luz en la revista Genome Research.
El nuevo trabajo, publicado en el International Journal of Paleopathology, descarta todas las anormalidades de las que hablaban Bhattacharya y sus compañeros. Siân Halcrow, de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda), y sus colaboradores vienen a decir que sus colegas –ninguno experto en anatomía– no saben de lo que hablan. “Podemos calcular que este bebé murió a las 15 semanas de gestación”, dicen. Y desmontan una a una todas las supuestas anormalidades anatómicas, incluidas la falta de dos costillas –todavía no se habrían desarrollado– y el cráneo alargado, consecuencia del paso por el canal del parto. “El esqueleto es normal”, y las mutaciones detectadas nunca podrían haber afectado a un individuo tan joven, sentencian.
“Decir que nació, no creció más de 15 centímetros y vivió hasta los 6 años es un disparate. Fetos así los han visto todos los ginecólogos y forenses del mundo”, coincidía ayer Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal y Forense de la Universidad del País Vasco. Él examinó visualmente a Ata en febrero de 2007 en Tenerife, durante el VI Congreso Mundial sobre Momias. Allí se presentó Navia-Osorio con el cuerpecillo. Se lo mostró a varios participantes, le dijeron que era un feto humano y entonces le pidió a Etxeberria que lo examinara. “Estaba claro. Tenía hasta parte del cordón umbilical. Le dije que era un feto abortado de 15 semanas y se enfadó”, recordaba ayer. Luego, se rodó un documental según el cual la momia es extraterrestre. “Todo en Ata es normal. Humano”, dice el antropólogo forense vasco, quien destaca que entre los autores del nuevo trabajo está Bernardo Arriaza, “uno de los científicos que más saben de momias en Latinoamérica”.
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