La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· López Obrador dejó “la vívora chillando”.
· La realidad apremia; la labor para el rescate de México debe comenzar.
La coloquiail frase “dejar la víbora chillando”, se usa para referirse a aquella persona que luego de armar una gresca se retira del escenario, sin afrontar las consecuencias. Esta situación es precisamente la que está pasando en México, a raíz del desempeño del expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien se obstinó en imponer una reforma al PoderJudicial, a contrapelo del sentido común, la razón y los principios jurídicos, democráticos y liberales (división de poderes) que definían a nuestra Constitución, y establecían las bases de la organización y funcionamiento del Estado Mexicano -con el carácter de República Democrática-.
Sí, dicha reforma ha crispado al país, y hoy tiene confrontados a los poderes Ejecutivo y Legislativo contra el Judicial, pues mientras la mayoría de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, encabezados por su presidenta Norma Piña analizan la posibilidad de frenar dicha reforma, en un último intento por impedir la demolición totalitaria del andamiaje jurídico-político del país, la presidenta Claudia Sheinbaum y los legisladores Gerardo Fernández Noroña y Ricardo Monrreal se empeñan en ejecutar a ultranza la pretendida reforma que les endilgó su correligionario y líder moral, el ahora expresidente.
La profunda polarización social provocada de manera intencional, así como el desorden derivado de la rampante inseguridad pública, son otras de las consecuencias negativas que nos dejó la perversa negligencia de López Obrador, y de las cuales hoy se desentiende el exmandatario al amparo de la confortable reclusión en la que ahora vive en Chiapas. Ni los más radicales apologistas de Andrés Manuel López Obrador pueden negar que éste dejó a México inmerso en una grave crisis -preludio de otras peores-,… ellos, y millones más, sabemos que dejó “la víbora chillando”.
Las inadecuadas condiciones en las que hoy se encuentra la vida pública de México, a consecuencia de la crisis constitucional, la polarización socio-política y la inseguridad resultantes del malintencionado desempeño del expresidente Andrés Manuel López Obrador, hacen necesaria una activa participación de ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos, para emprender el camino hacia la recuperación del poder público y el orden, mediante una oposición responsable y con argumentos.
La actual presidenta, Claudia Sheinbaum, no está dispuesta a dar al país un rumbo distinto, pues categóricamente ha dicho que se encargará de edificar el segundo piso de la llamada cuarta transformación; de igual modo, ha afirmado que nada impedirá que se realice la reforma al Poder Judicial -iniciada por su padrino e inmediato antecesor-, cuyos lesivos efectos jurídicos, políticos, económicos y
sociales significan una grave regresión en perjuicio de las libertades, los derechos humanos y la democracia de los mexicanos.
Las cicunstancias apremian; urge poner planes en acción. Cada vez deben ser más frecuentes y mayores los señalamientos, críticas y posicionamientos públicos, por parte de actores políticos, analistas políticos, periodistas, ciudadanos y líderes sociales, respecto a los desaciertos del actual régimen y las situaciones con las que una gran parte de los mexicanos no condescendemos -nadie puede obligarnos a vivir bajo el abuso y la opresión-. En esta labor deben jugar un papel protagónico personajes con influencia y liderazgo en el ámbito nacional y en las repectivas entidades federativas, ya que la generación de una amplia e informada corriente de opinión pública a favor de la recuperación del respeto a la legalidad, los derechos humanos, la libertad y la democracia, constituye uno de los medios para recuperar en las urnas lo que mediante la usurpación (sobrerepresentación legislativa, violación al proceso legislativo, coacción a los Yunes, etc.) le han arrebatado al país Andrés Manuel López Obrador y algunos legisladores y funcionarios de MORENA.