La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Estados Unidos frente a la migración: de la precaución al miedo.
El flujo migratorio que continúa registrándose a través de México hacia Estados Unidos es hoy uno de los principales problemas que enfrentan ambas naciones vecinas. Para Estados Unidos constituyen una amenaza a su seguridad nacional las crecientes oleadas de migrantes mexicanos, así como centro y sudamericanos, que han intentado internarse de modo ilegal a ese país, diariamente durante los recientes años.
Este fenómeno tiene un carácter inusual porque jamás se había presentado una migración tan intensa y masiva como la que se viene dando en los últimos años. Es una innegable realidad que las condiciones de pobreza prevalecientes en México y los países de centro y sudamérica son la razón principal que explica la decisión de miles de personas para migrar a Estados Unidos, sin embargo, resulta igualmente cierto que esta nación se ha visto imposibilitada, no solo para dar cabida a los millares de migrantes que a diario intentan ingresar al suelo estadounidense, sino también para contener a esa muchedumbre humana en que se ha convertido la desenfrenada migración que busca el sueño americano.
La reciente llamada telefónica del presidente Biden al presidente López Obrador, y la posterior reunión sostenida entre altos funcionarios del gobierno estadounidense con el presidente de México y su gabinete de seguridad, son la clara muestra del nivel crítico que ha alcanzado el problema migratorio, y del interés del gobierno norteamericano para evitar que continúen ingresando ilegalmente a su territorio cientos de personas. Todo esto se ha traducido en presiones de Estados Unidos hacia el gobierno de México, para que éste contenga a los migrantes tanto en su frontera sur como en su frontera norte.
El primer filtro lo constituye la frontera sur con longitud de 1,149 kilómetros en la colindancia de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, con Guatemala y Belice; el último cedazo de la ruta migrante es la frontera norte de México con Estados Unidos, cuya magnitud es de 3,152 kilómetros, en la que Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas colindan con el vecino país del norte. Ambos gobiernos han retomado el compromiso de reforzar la acción de las autoridades migratorias y policiales para lograr la contención de los migrantes, así como la implementación de políticas para el desarrollo económico de Centro y Sudamérica.
La idea de generar crecimiento de la economía y empleos en Centro y Sudamérica es fundamental, pues el origen del problema migratorio es mayormente de carácter económico. No obstante la importancia de las estrategias de logística policial y los planes económicos, un factor igualmente relevante en el tema migratorio es el aspecto legal, ya que los migrantes que llegan a Estados Unidos o México solicitan asilo por razones humanitarias, lo cual es una ventaja para ellos, pues obtener una acogida legal de esa naturaleza les abre un primer cerrojo de la puerta para
conseguir su sueño americano. Por esta última razón Estados Unidos está comenzando a implementar medidas severas de tipo legal que castiguen fuertemente el ingreso ilegal de personas al país. La migración es hoy más que un dolor de cabeza para Estados Unidos, pues lo ha hecho pasar de la precaución al miedo.