· Un arresto envuelto en contradicciones y hermetismo.
La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Detención de Rafael Caro Quintero: respuesta de AMLO a la exigencia de EU.
· Un arresto envuelto en contradicciones y hermetismo.
Mucho se ha comentado sobre la presunta participación del Gobierno de Estados Unidos en la reciente detención de Rafael Caro Quintero, ocurrida durante el viernes 15 de julio de 2022. Buscado desde tiempo atrás por las corporaciones de seguridad y la justicia norteamericanas, Caro Quintero por fin fue detenido por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien pese a su resistencia a actuar (política de “abrazos y no balazos”) en contra de personas ligadas a actividades relacionadas con delincuencia organizada, accedió a capturar al citado personaje, esto al parecer en virtud de la exigencia que le fue planteada por el presidente estadounidense, Joe Biden, durante el encuentro sostenido en Washington por ambos mandatarios unos días antes de la sonada captura.
A Estados Unidos, y particularmente a la DEA, le interesa de manera especial lograr la extradición de Rafael Caro Quintero para que se le juzgue en aquel país por la tortura y ejecución del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, ocurrida en el año 1985. Es esta la razón por la cual Biden habría exigido a su homólogo López Obrador la realización de tal aprehensión. Es obvio que la DEA no esperó pasivamente a que se realizara la anhelada detención de Caro Quintero, sino que proporcionó al gobierno de México la información veraz y precisa para detenerlo. Las declaraciones que realizaron ambos gobiernos después de dicha captura fueron aparentemente contradictorias, pero en realidad no dejan duda de que las labores de inteligencia e investigación efectuadas por los estadounidenses condujeron a la sonada captura de Caro Quintero ejecutada por elementos de la Marina de México.
El embajador norteamericano, Ken Salazar, dijo que la DEA no participó en el operativo de captura de Rafael Caro Quintero, y el presidente López Obrador también declaró en ese sentido, sin embargo, ninguno de ambos políticos negaron que la DEA haya entregado a México la información clave que permitió localizar y aprehender a Caro Quintero. Es evidente que el presidente mexicano no quiere reconocer que la colaboración de las autoridades norteamericanas fue determinante para arrestar a Caro. También se percibe en modo claro la opacidad con la cual el gobierno mexicano ha manejado el desplome del helicóptero de la marina y la muerte de 14 de sus 15 tripulantes, acontecidos a raíz del operativo de detención de Caro. En este caso el gobierno solo ha dicho que tales tripulantes participaron en el operativo de captura, y que investigará la causas del desplome de la nave, pese a que hay fuertes sospechas que apuntan a su derribo intencional en represalia por la aprehensión de Caro Quintero; incluso hay quienes afirman que ese helicóptero militar fue abatido con armamento de alto poder operado por civiles.
Sin duda, las contradicciones, opacidad y hermetismo en el manejo de la información gubernamental divulgada luego del arresto de Rafael Caro Quintero, alimentan fuertemente las suspicacias de la eventual presión que el gobierno estadounidense habría ejercido sobre el presidente López Obrador para que este ordenara la detención del referido personaje.