La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· MORENA… las cosas se parecen a su dueño.
· El nuevo sistema de justicia laboral… justo y necesario.
El problema en el que el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador se encuentra inmerso, debido a la tensión generada entre Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo a raíz del triunfo de éste sobre aquél en dos encuestas realizadas para determinar quién de los dos asumirá la dirigencia nacional de MORENA, es en buena medida reflejo de la personalidad del presidente. Rígido, de carácter intransigente, y al parecer partidario de una filosofía de obediencia ciega -como lo ha revelado mediante su manera de ejercer el poder durante el tiempo que lleva al frente del gobierno de México-, López Obrador es un actor político con quien las negociaciones no resultan fáciles. Al parecer, el primer mandatario del país, no obstante ser un hombre que sí entiende razones, no las atiende, ya que a través de su estilo de gobernar ha demostrado que por lo general da prioridad a sus opiniones, subestimando aquéllas que difieren de su pensamiento
También es pertinente recordar que en fechas no muy lejanas Porfirio Muñoz Ledo ha alzado la voz valientemente para denunciar aquellas posturas que no le han parecido correctas por parte de algunos prominentes militantes de su partido. Es lógico suponer que tales señalamientos no solo hayan causado desagrado en AMLO, sino un rompimiento de éste con Muñoz Ledo. En su discurso, el presidente López Obrador recurre frecuentemente a los calificativos de detractores, adversarios o conservadores, para señalar a quienes no comulgan con sus decisiones o su forma de hacer política. Por ello, da la impresión de que en la lógica política del presidente solo caben los colores blanco y negro, o, dicho de otra manera, las categorías positiva y negativa, es decir, “los que disienten de mis ideas o posturas no están conmigo, y por lo tanto están contra mí y son mis enemigos”. Es factible que AMLO halla decidido distanciarse de Porfirio, catalogándolo como uno de sus “detractores” o “antagonistas”.
Así, con el estilo taxativo y beligerante que lo caracteriza, López Obrador, se percibe como el principal obstáculo que hoy enfrenta MORENA para lograr la pacificación postelectoral interna, pues Mario Delgado, personaje muy cercano a él, no ha aceptado el resultado de las encuestas que por escaso margen favorecieron a Muñoz Ledo, para ocupar la presidencia del morenismo. Delgado ha presionado para que el Instituto Nacional Electoral ordene la realización de una tercera consulta. Sin embargo, Mario Delgado “no se manda solo”, por lo tanto es evidente que la impugnación contra Porfirio Muñoz no se deriva de la postura personal de Delgado, sino de una decisión del actual presidente del país, quien además de ser fundador y líder moral, es prácticamente el dirigente real de la vida de MORENA. Hoy este partido se halla dividido… polarizado. Dicen que las cosas se parecen a su dueño.
El nuevo sistema de justicia laboral, cuya implementación en Chihuahua habrá de cobrar vigencia plena en el año 2022, promete el inicio de una nueva y eficiente etapa en la tramitación de los juicios laborales. Hoy en día el viejo y tradicional modelo de impartición de justicia en materia de trabajo se encuentra colapsado y rebasado en ciertos aspectos, lo que representa un perjuicio para demandantes, demandados y litigantes, e incluso puede afirmarse que también complica las tareas de los empleados y funcionarios encargados de operarlo.
Es totalmente cierto que en la actualidad no siempre resulta fácil acceder con prontitud a la consulta física de los expedientes, recibir una copia certificada, o lograr que la autoridad laboral atienda con rapidez una promoción. También suele ser frecuente la comisión de errores – a veces trascendentes- en la elaboración de actas y acuerdos, tales como la inscripción incorrecta de fechas, nombres y números de expediente, los cuales obligan a que una o ambas partes en litigio soliciten la regularización del procedimiento, lo que demora innecesariamente los juicios.
Además, el hecho de que los tribunales laborales sean órganos formalmente administrativos no sujetos a la vigilancia de un Consejo de la Judicatura que ejerza tareas de control y fiscalización sobre su desempeño, permite a éstos actuar con cierta discrecionalidad en la toma de decisiones, mismas que a veces pueden llegar a resultar violatorias de los derechos de las partes en litigio. La implementación del nuevo sistema de justicia laboral en Chihuahua, y en el país entero, es un verdadero reclamo que no solo es justo, sino también necesario.