La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· ¿Graciela Ortiz con Maru Campos?… se rumora.
· Loera… el costo de su error.
· ¿Por qué ahora el gobernador de Tamaulipas está en la mira de AMLO?
En la zona centro y sur del Estado la situación es complicada para Juan Carlos Loera, candidato morenista al gobierno estatal. En esa aguerrida región los esforzados agricultores de los municipios de tan vasto territorio le tienen prácticamente prohibido realizar sus actividades de campaña al emisario del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es evidente que el rechazo se debe a la intervención desplegada por Loera durante el año 2020, al apoyar y operar a favor del presidente López Obrador en la entrega a Estados Unidos, de millones de metros cúbicos de agua para uso agrícola, con lo que prácticamente se vaciaron de las presas de esta importante zona de Chihuahua, en perjuicio de miles familias que viven del sector agropecuario.
Así las cosas, le resulta verdaderamente difícil al candidato lopezobradorista alcanzar la penetración electoral deseada, en un buen número de municipios cuyos pobladores dependen primordialmente de las actividades del campo. Una vez más se demuestra que en política los errores suelen resultar muy caros.
¿Verdad o mentira?, no se sabe, sin embargo, lo cierto es que han empezado circular con fuerza rumores que vaticinan la posible alianza de Graciela Ortiz, candidata del Partido Revolucionario Institucional al gobierno estatal, a favor de María Eugenia Campos Galván, postulada a dicho cargo por el Partido Acción Nacional. En algunos mentideros políticos se dice que posiblemente el dirigente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas, será quien formalice el anuncio de la adhesión del PRI en torno a la candidata del PAN, para acallar cualquier duda al respecto. De concretarse dicho respaldo tricolor, este podría ser, sin duda, el paso que colocaría a Campos en la antesala de la gubernatura.
Mientras el proceso electoral se acerca a su etapa final arrecian las pasiones. Muestra de ello es el férreo interés del presidente López Obrador, por continuar atacando a los partidos de oposición con el objeto de fortalecer al suyo. En pocas palabras, el presidente de México se ha metido de lleno a las campañas políticas, desafiando todo sentido de legalidad y sensatez. No obstante los impedimentos jurídicos (constitucionales) que le ordenen abstenerse de cualquier intromisión en el proceso electoral, y las reiteradas censuras periodísticas de las que el primer mandatario ha sido objeto, éste las ha desdeñado con soberbia, demostrando a la nación que en este momento su principal objetivo no es gobernar, sino ganar la elección, a ultranza, es decir, a cualquier costo.
En los recientes días, la ofensiva desatada en contra del gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ha sido prácticamente
feroz. Las acusaciones realizadas por la Fiscalía General de la República contra el mandatario tamaulipeco, por actividades relacionadas con supuesto lavado de dinero, así como el intento por desaforarlo y aprehenderlo, revelan con claridad que el origen de tal estratagema es una instrucción presidencial, y que el principal objetivo de este artilugio es de carácter meramente electoral. Hoy el gobernador tamaulipeco está en la mira de AMLO, como desde hace unos días lo están también los candidatos postulados a la gubernatura de Nuevo León por el PRI y Movimiento Ciudadano, Adrián De la Garza y Samuel García. ¿Cuál es el verdadero objetivo de estos ardides?: obtener dividendos electorales. Tenemos un presidente en campaña