La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· Gertz Manero: imitando al jefe.
Recientemente un juez federal ordenó al Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, abstenerse de realizar juicios de valor o de culpabilidad sobre Rosario Robles, quien enfrenta un proceso penal en prisión, luego de que fuera Secretaria de Desarrollo Social, además de ocupar otros cargos, durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
Tal circunstancia revela, por un lado, la eficacia de la Justicia Federal en materia de amparo, ya que al conceder el amparo solicitado por la quejosa, Rosario Robles, el juez corroboró la protección que los juzgados y tribunales federales brindan a los gobernados cuando éstos se ven vulnerados en sus derechos, como consecuencia de actos inconstitucionales de la autoridad. En el presente caso lo que estuvo en el centro del debate y el análisis es el principio de presunción de inocencia, mismo que se vio violentado por las declaraciones del Fiscal.
Lo hasta aquí narrado respecto a dichas expresiones del Fiscal, está relacionado con criterios estrictamente jurídicos, concernientes a los derechos humanos que la Constitución de nuestro país prevé en beneficio de todas las personas, sin embargo, el aspecto político de tal asunto no puede pasar desapercibido. Así, desde la óptica política, el atrevimiento en la conducta de Gertz Manero, aunque carece de justificación, tiene una explicación lógica, sobre todo, si se toma en consideración el comportamiento que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha asumido en casos similares, en los que el primer mandatario ha incurrido no sólo en la inobservancia de la prudencia, el decoro y el cuidado de las formas, políticamente recomendables, sino también en el incumplimiento de las restricciones que la Constitución le impone.
Es decir, el Fiscal lo que ha hecho es emular a su jefe, el Presidente, incurriendo en el desacato a la ley, el desaseo político y el descuido de las formas; actitudes que han sido frecuentes en la conducta del principal responsable del actual gobierno de México. No obstante la ilicitud de su actuación, Gertz Manero ha asumido el papel del discípulo que sigue los pasos de su maestro, que en este caso es su jefe, el Presidente. Tan mal uno como el otro, por lo que concierne a los aspectos que aquí se han comentado.