· Emilio Lozoya: otro que paga cara su afrenta al presidente.
La columna
POR CARLOS JARAMILLO VELA
· El nuevo gobierno de Chihuahua… y de la UACH.
· Emilio Lozoya: otro que paga cara su afrenta al presidente.
Los cambios en la UACH han empezado a darse. Jesús Villalobos Jión –ex director de la Facultad de Derecho- tomó la responsabilidad de la Secretaría General; Sergio Facio –de las confianzas de Villalobos- se colocó al frente de la Dirección Jurídica; Luis Rubén Maldonado asumió la titularidad del área de Comunicación Social. Otros cambios o enroques podrán gestarse durante las siguientes semanas y meses, pues se aproxima la sucesión de la rectoría, que habrá de efectuarse durante el año 2022. En tales movimientos ha tenido una participación, sin duda, la gobernadora María Eugenia Campos, pues no solo por tradición, sino también por razones de gobernabilidad, la vida institucional de la UACH siempre ha caminado de la mano de las directrices de los gobiernos estatales en turno. Ahora no es la excepción. Además, el rector, Luis Alberto Fierro, mostró lealtad al gobernador Javier Corral mientras éste estuvo en el ejercicio del cargo, lo cual tal vez genere incomodidad en la actual mandataria.
Así, es posible que en los acomodos por venir, sea frecuente ver como destinatarios de éstos a personajes vinculados con el PAN, el PRI o quizá hasta el PRD; lo que sí resulta verdaderamente improbable es que los puestos directivos de la Universidad sean encomendados a actores ligados a MORENA. ¿Por qué los de MORENA no?, podría preguntarse cualquier persona; la respuesta no es difícil de encontrar si se toma en cuenta que la gobernadora Campos, y su partido, se hallan muy distantes de la ideología morenista.
El caso de Emilio Lozoya ha vuelto a cobrar notoriedad. Esto, debido al reciente encarcelamiento del que fue objeto el ex director de Pemex, a quien el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador acusó, extraditó (de España) y enjuició, por supuesta corrupción en el controversial asunto Odebrecht, -considerado uno de los casos de corrupción más grandes y escandalosos de América Latina-. Es pertinente recordar que el ex funcionario gozó de arraigo domiciliario durante todo el tiempo que transcurrió desde su llegada a México, hasta hace unos días, cuando un juez le dictó orden de prisión preventiva, ante la solicitud formulada por la Fiscalía General de la República.
Aunque el argumento para internar en prisión a Lozoya, ha sido la supuesta posibilidad de su evasión de la justicia mexicana, todos sabemos que esa es una postura de carácter político. La verdadera razón del encarcelamiento de Lozoya se deriva de la osadía cometida por éste al acudir recientemente a un lujoso restaurante de la Ciudad de México, donde fue fotografiado y filmado mientras cenaba acompañado por varias personas cercanas a él. Es obvio que esta afrenta no la soportó López Obrador, quien ordenó la tramitación de su reclusión carcelaria. Es pertinente mencionar que este acontecimiento revela el duro perfil que caracteriza a la personalidad del presidente, quien no duda en aplicar las
medidas más severas (como la cárcel) cuando considera que alguien contraviene sus designios. Ejemplos de esto hay varios: a nivel nacional tenemos a Rosario Robles y Emilio Lozoya, mientras que en al ámbito local podemos mencionar al activista agrícola de Delicias, ingeniero Andrés Valles, y a tres agricultores del municipio de La Cruz; todos ellos en prisión, por instrucción presidencial.